Se busca al agresor que partió la nariz a una mujer tras intentar violarla en Leganés

El hombre la atacó a la entrada de su trabajo en Leganés; la Policía trata de identificarlo a través de las cámaras

Dos jóvenes miran uno de los carteles de alerta colocados en la calle FOTOS: MAYA BALANYÀ
Aitor Santos Moya

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La Policía Nacional investiga la agresión sufrida por una mujer a manos de un hombre que, tras intentar violarla, la golpeó con saña frente a la puerta de su trabajo en Leganés. Los hechos tuvieron lugar el pasado viernes, alrededor de las 22.30 horas, cuando la víctima acudía a la residencia Los Pinos (avenida de Los Pinos 26) para cubrir el turno de noche . El atacante huyó a la carrera después de que varios de los compañeros acudieran en su auxilio al escuchar sus gritos. La herida, por su parte, tuvo que ser trasladada al Hospital Severo Ochoa.

Según relatan en el centro, el individuo la persiguió a pie desde la estación de Metrosur Hospital Severo Ochoa, a diez minutos de allí. «No llegó a violarla, pero le partió un pómulo y la nariz cuando ella se revolvió», afirman con evidente preocupación: «Hemos tomado medidas para evitar que a ciertas horas nadie salga solo». El enclave, pegado a las vías del tren y ubicado junto a un descampado donde aparcan los coches, está relativamente aislado del núcleo vecinal.

Lejos de apaciguarse la situación, la alarma se prolongó el lunes por la noche después de que tres trabajadoras de la residencia asegurasen ver a un hombre cuya apariencia encajaba en la descripción dada por la mujer golpeada. Un individuo de entre 35 y 40 años, de piel y ojos claros, con algo de cojera y ataviado los dos días con una riñonera negra. Características, todas, que se pueden leer en varios carteles colgados en las calles aledañas. «Casi no quedan por la lluvia», comentaba ayer una pareja de adolescentes. Algunos testimonios apuntan a que el sujeto podría proceder de un país del este de Europa.

Entrada al lugar de trabajo de la agredida, en Leganés

Por si fuera poco, la aparición de un cadáver el miércoles a primera hora de la tarde, en un descampado a unos 250 metros del lugar del ataque, desató todo tipo de especulaciones . Fuentes policiales confirmaron a este periódico que el cuerpo pertenece a un hombre de origen asiático que, según todos los indicios, se habría suicidado. Pese a que este episodio no guarda relación con el caso, la vigilancia en la zona se ha reforzado.

Mientras tanto, los investigadores centran los esfuerzos en identificar al agresor a través del visionado de las cámaras de seguridad colocadas en el exterior de la residencia . Tanto la hora del ataque el viernes, como a la que fue visto el lunes, apenas difieren por unos minutos. El primer día, detallan los testigos, vestía una sudadera clara; mientras que el segundo, ropa oscura, gorra y un pantalón con una raya fosforita. En ambos casos, no llevaba abrigo y sí una riñonera negra.

El temor en el barrio es notorio. «Vengo de recoger a mi nieto y el resto de padres no habla de otra cosa», advertía una mujer en el parque de Los Frailes. Aunque algunas personas incidían ayer en la posibilidad de que todo fuera un bulo, lo cierto es que la agresión es real. «Aquí trabajamos un montón de mujeres, en un espacio donde acuden muchas personas con capacidades especiales», remarcaban en la residencia, para reflejar la especial vulnerabilidad de un entorno que, en palabras de sus empleados, presenta claros problemas de seguridad.

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