El botellón en Centro se desmadra pero las multas caen más del 40%

Los vecinos del barrio de Malasaña pasan uno de los peores fines de semana de los últimos meses

Estampa tomada por los vecinos de la plaza del Dos de Mayo este mismo fin de semana ABC

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La plaza del Dos de Mayo, uno de los epicentros de la noche madrileña, hizo honor a su nombre este pasado fin de semana. Parecía un auténtico campo de batalla . Tanto el viernes como el sábado. ABC fue testigo de cómo todo ese entorno se llenó de cientos de personas bebiendo alcohol hasta altísimas horas de la madrugada, sin que ninguna autoridad actuara, excepto bien entrada la segunda noche. Cuando el infierno vecinal era ya un clamor.

Pese a que la situación es cada vez peor, los datos del Portal de Datos Abiertos del propio Consistorio de la capital reflejan que el trabajo que se hace en el distrito de Centro, comandado por el concejal Jorge García Castaño , no van en consonancia con lo que está ocurriendo. Si entre enero y julio (meses de los que hay cifras) de 2017 se interpusieron 8.836 actas o denuncias por consumo de alcohol en sus calles; en ese mismo periodo la actividad cayó estrepitosamente: 5.271 sanciones. Es decir, 3.365 menos, lo que viene a suponer un 40,35% de caída libre.

Curiosamente, el mes de julio pasado, siempre atendiéndonos a las cifras oficiales, fue en el que menos se castigó el llamado botellón, con apenas 140 multas . Y solo dos a menores de edad. Algo que se sale del más puro sentido común con solo dar un paseo por barrios como Malasaña, Chueca o el entorno de la Puerta del Sol cualquier noche de fin de semana. El mes de mayor actividad sancionadora en Centro fue marzo (1.186 expedientes), seguido de abril (1.004); febrero (894); mayo (820); enero (715), y junio (512).

La madrugada del viernes al sábado, una vecina alertó al 092 : «Tengo que levantarme muy temprano para ir a trabajar», se quejó. La respuesta fue: «Lo siento, pero el distrito solo ha enviado un coche policial y no puede hacer nada más...». Y esa única patrulla, para colmo, fue retirada poco después.

Otro residente se queja, amargamente: «Se nos está desbordando la paciencia, todo lleno de meadas y excrementos ; y, encima, el estado penoso de las aceras, que no hace más que provocar accidentes y caídas».

A la noche siguiente, sobre la una y media de la madrugada de ayer, hicieron acto de presencia tres coches patrulla de la Policía Municipal, dos furgonetas de las Unidades de Apoyo a la Seguridad (UAS) y un camión del Selur, para quitar toda la cochambre que había desperdigada. Los propios policías estaban indignados por «la falta de previsión»: «Los mandos sabían que esto iba a ocurrir».

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