Argentina y España le dan «Gracias a la vida» en el Teatro Real

La primera edición en Madrid del Festival Únicos reúne a grandes voces de ambos países

Luciano Pereyra y Pastora Soler, ayer en el Teatro Real Maya Balanya
Israel Viana

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Cuando Lucho Jara apareció ayer sobre el escenario del Real para darle « Gracias a la vida », no hacía ni cinco minutos que la primera dama argentina, Juliana Awada, hacía su entrada en el teatro madrileño rodeada de una nube de fotógrafos. «Son de mi familia», bromeaba después el popular cantante chileno al oír los gritos desde el público, antes de arrancarse con el «tema universal» de la gran Violeta Parra.

Se inauguraba así la primera edición en la capital del Festival Únicos -en Buenos Aires van por la cuarta-, en la que se reúnen los mejores cantantes españoles, argentinos y chilenos para interpretar canciones propias y ajenas junto a una orquesta sinfónica de más de sesenta músicos. Por el emblemático Teatro Colón, al otro lado del charco, pasaron el año pasado Joan Manuel Serrat o Luis Fonsi, entre otros. Ayer en el Teatro Real , en un formato demasiado rígido y poco dado a la improvisación, fueron desfilando artistas de aquí como Vanesa Martín, Pastora Soler, India Martínez, Niña Pastori o Bebe, junto a colegas latinoamericanas como Lali Espósito, Marcela Morelo, Lucía Galán o Patricia Sosa.

La noche se pareció por momentos a la gala de fin de año de TVE, con dos presentadoras en traje de fiesta dando la entrada a los invitados uno a uno. Fue difícil romper el protocolo de una noche que intentaba ser familiar, pero solo lo consiguió por momentos. Uno de ellos lo protagonizó Pastora Soler, con la primera ovación de la cita cuando apareció sobre las tablas para cantar «Seré» con el cantautor argentino Luciano Pereyra. La orquesta sonaba perfecta en cada versión, como la que hizo Marta Sánchez de su «Desesperada», aquel hit de las discotecas españolas que sonó mucho más lento y acompañado de violines y piano. La antigua cantante de Olé Olé dejaba su lado más sexy para mostrarnos el romántico. Y ni tan mal.

A la esposa del presidente Mauricio Macri le echaron las esperadas flores desde el escenario. Tampoco faltaron los agradecimientos a las embajadas pertinentes por su «apoyo y presencia». Diplomacia no faltó, que le vamos a hacer. Pero suerte que, entre discurso y discurso, Axel nos recordó que aquello era un concierto y puso a todos a dar palmas con su «Celebra la vida», para después compartir canción con India Martínez, «Aguaribay», en uno de los momentos mágicos de la cordobesa.

Virginia Tola casi que se excusaba por venir del mundo de la ópera y lanzarse a cantar «Contigo en la distancia», el histórico bolero que César Portillo de la Luz compuso en 1948 e hicieron suyo gigantes como Pablo Milanés, Caetano Veloso y Plácido Domingo . Y sin quererlo, la soprano regaló el minuto más brillante de la noche. Un minuto de aplausos y gritos de admiración… y ya. Alto. La noche tenía que seguir su curso, cual ceremonia de los Oscar echando a los actores.

No hubo mucho espacio para la interacción con el público. Algún espontáneo se escabulló hasta el escenario para entregar flores a las artistas. Pastora Soler lució embarazo y rompió el protocolo con un emotivo agradecimiento a Marcela Morelo antes de cantar juntas «La mala costumbre». Y Bebe le siguió el juego con Lali Espósito para interpretar «Malo». «Ella y yo no nos conocíamos el año pasado cuando nos propusieron esto, pero la química surgió rápido. Hay que forzar los encuentros», comentó, en lo que parecía la filosofía del festival.

Los dúos se sucedían con prisa y sin pausa antes del apoteosis final. El público, más argentino que español, estaba entregado con los ecos de flamenco, boleros y pop para todos los públicos. Muchos «¡guapa!», «¡artista!» y «¡bravo!». Volvió Marta Sánchez con Patricia Sosa para cantar «Vivo por ella», el tema de Andrea Bocelli. India Martínez y Tini Stoessel, con «Si Tu Te Vas». La Niña Pastori y Lucía Galán se llevaban su primera ovación al homenajear a Pimpinela con «Primero yo», mientras Vanesa Martín bromeaba con el director de la orquesta, tras cantar «Te has perdido quién soy», sobre las «dos horas que les había llevado preparar todas las versiones». Las mismas que tardó en llegar la borrachera final con todo el Teatro Real cantando aquello de «Dime, si tú te vas, dime cariño míiiio... Quién me va a curar el corazón partió».

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