Otra alumna del máster también aprobó sin examinarse de la tesina

Todos los estudiantes del posgrado niegan que la expresidenta acudiera a las clases

La Universidad Rey Juan Carlos GUILLERMO NAVARRO

CARLOS HIDALGO

La expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes (PP) pudo no ser la única alumna que no defendió su tesina en el máster de Derecho Autonómico en el que, supuestamente, se matriculó en el curso 2011-2012 y cuyas sombras la obligaron a dimitir de todos sus cargos el pasado 25 de abril. Ayer, una de las estudiantes del posgrado testificó ante la juez que instruye el caso (por el que está imputada la exmandataria por cohecho y falsedad documental) y reconoció que ella sí que había presentado su Trabajo de Fin de Máster (TFM) en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), pero que nunca llegó a defenderlo ante el tribunal. Sin embargo, aprobó.

Aunque había citados nueve testigos (existe un décimo alumno imputado por falsedad y que deberá presentarse ante el juzgado número 51 de Madrid este mes a declarar), finalmente ayer comparecieron cuatro, además de la profesora denunciante. Ángela Figueruelo mantiene que su firma fue falseada en las actas de convalidación de asignaturas, otro de los flancos que se dirimen de este litigio.

A los alumnos comparecientes ayer les preguntaron, uno a uno, si recordaban los nombres de sus compañeros de curso. En el caso de Cifuentes, todos coincidieron en que no la vieron en clase. Y añadieron que ellos sí iban regularmente, de manera presencial, y se examinaban; eso sí, dependía del profesor la obligatoriedad de estas pruebas.

Por otra parte, Ángela Figueruelo, que es catedrática de Derecho Constitucional en la Universidad de Salamanca, ratificó ante la juez que la firma que aparecía como suya en el acta de convalidación de tres asignaturas del máster no era auténtica.

Otro alumno explicó al salir de los juzgados que él encontró este curso de especialización en Derecho Autonómico anunciado en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (Bocam) y fue aceptado previo pago de 300 euros, pues el resto era subvencionado por la Comunidad de Madrid para funcionarios .

El mismo testigo añadió que él acudió a todas las c lases, a excepción de una o dos, al igual que el resto de sus compañeros, una veintena, y que cuando alguno no lo hacía se prestaban los apuntes, por lo que todos se conocían entre ellos. Las clases eran los jueves y viernes, de cinco a nueve de la tarde y los sábados por las mañanas, por lo que eran perfectamente compatibles con la vida laboral.

«Íbamos los que íbamos» , apostilló, para continuar explicando que, aunque él no podía conocer la lista completa de alumnos, nunca vio ni oyó hablar de Cristina Cifuentes. Hasta que, claro está, dio el salto a la vida pública y tampoco la vinculó con su máster, hasta que saltó el escándalo, el pasado 21 de marzo.

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