Calzados Lobo se
Calzados Lobo se - BELÉN RODRIGO

Las alpargatas que han llegado al Scala de Milán

Entre los clientes más conocidos de la centenaria zapatería Lobo se encuentran Carolina Herrera y su hija

Madrid Actualizado: Guardar
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Haga frío o calor, el escaparate de la zapatería Lobo, en la calle Toledo número 30, es siempre el mismo. Alpargatas de variados colores, calzado de baile, regional, camperas y botas de agua, entre otros modelos. Durante todo el año ofrecen a los clientes una gran variedad de zapatos, algunos de los cuales son difíciles de encontrar en otras tiendas fuera de temporada. Y esa variedad se extiende a los colores y a las tallas con más de 30 tonalidades y números que van desde el 15 hasta el 52 en algunos modelos. Esta tienda de calzados ha resistido a muchos avatares pero a pesar de su antigüedad, desde 1897, ha sabido mantenerse en pie y goza de buena salud.

Muy conocidas son sus alpargatas pero sus ventas hoy representan un tercio del negocio por lo que Calzados Lobo ha diversificado su oferta. Eso sí, en verano casi duplican el personal porque se forman largas filas para comprar alpargatas. Hay temporadas que han llegado a vender 70.000 pares.

El negocio lo inició Timoteo Lobo y hoy la propietaria es su nieta, Ángeles Valero Lobo, y el gerente su bisnieto, Alejandro Blázquez Valero, con quien también trabaja su padre, Luis Blázquez. Los tres han estudiado sus carreras y han tenido otras ocupaciones profesionales pero nunca han descuidado el negocio familiar. Fue en su día una zapatería tradicional, en donde se empezó a vender calzado de la época. Durante la Guerra Civil, «requisaron todas las botas que tenían para el ejército», cuenta Luís Blázquez a ABC. «La tienda siguió abierta pero es de suponer por todo lo que pasaron, con problemas en encontrar los materiales y con clientes sin dinero», añade. Pero el negocio sobrevivió y con los años ha sabido hacerse un hueco en el comercio de barrio de la capital española. Algo nada fácil porque muchos han desaparecido, «las grandes superficies nos han hecho mucho daño», afirma Blázquez.

En los años 70 comenzaron a vender calzado de baile e histórico, complementando así al calzado regional y dando un importante servicio a los profesionales del vestuario escénico. «Hoy la venta de este calzado es muy importante para nosotros. Tenemos zapatos para flamenco, ballet, salón, jazz y claqué», puntualiza el responsable del negocio. Entre las razones que encuentra para explicar que sigan hoy abiertos, está sobre todo la de la buena relación calidad-precio. «Ajustamos mucho lo precios», garantiza Luis Blázquez.

Alpargatas en 30 colores

Este tipo de calzado triunfa cada verano. «Con el calor la alpargata absorbe el sudor y te aísla del suelo. Únicamente no se recomienda para la lluvia», explican en el comercio. Se fabrican en La Rioja, Levante y Murcia. Se realiza con tela y con yute cuyo mayor productor es la India aunque el país que más exporta es Bangladesh. Y se cosen a mano, en los pueblos de la zona de Arnedo y Calahorra. El precio de una alpargata normal es de 6 euros y diseños más sofisticados pueden llegar a los 20 o 30 euros. Representan el 30% de sus ventas y los extranjeros son grandes consumidores de este artículo, sobre todo mexicanos y norteamericanos. Se venden mucho los colores más tradicionales como el negro, azul marino, crudo y rojo.

Pero además de alpargatas Lobo se ha hecho famoso por la venta de otro tipo de calzado como es el caso de las botas safari también conocido como «pisacacas». «Nos hemos especializado mucho en calzado de baile con una enorme variedad», resalta Luis Blázquez. Ballet o flamenco son los zapatos más solicitados de esta sección pero también se encuentran los de baile de salón, jazz y claqué. Y para los más pequeños, modelos tradicionales como las merceditas, cangrejeras, chanclas y manoletinas. Las botas de agua y las babuchas también se encuentran en este local donde ya suman más de 12.000 referencias. Su especialización es tal que les llegan pedidos del extranjero. Uno de los más importantes fue el que llegó del teatro alla Scala de Milán, «nos pidieron alpargatas negras con cinta gris plomo para una sesión de Carmen», recuerdan.

Hace ya unos años que adquirieron un almacén muy próximo a la tienda en donde una vez renovado guardan ordenadamente un gran stock de material. De esta forma logran dar respuesta inmediata a prácticamente todos los pedidos.

Clientes

Por esta tienda pasan clientes de todo tipo, «no hay diferencia de clases sociales», recuerdan sus propietarios. Carolina Herrera y su hija, por ejemplo, dos de sus clientas que además se dejaron fotografiar en el interior de la tienda para una publicación. Por allí pasan actores, deportistas e incluso políticos aunque en Calzados Lobo prefieren no desvelar nombres porque «nuestros clientes tienen derecho a su intimidad».

Cada vez son más los extranjeros que pasan por la tienda, en especial mexicanos, norteamericanos, italianos y franceses. Su proximidad con la Plaza Mayor les beneficia y ya representan más de una cuarta parte de las ventas. La tienda on-line está ganando igualmente fuerza y supone el 30% del negocio.

Calzados Lobo ha logrado conservar su fachada aunque la imagen ha ido cambiando, «ya nadie sabe leer las letra antiguas», se lamenta Blázquez. Es una fachada de madera con pequeños escaparates adosados y tejado de zinc, propia de las tiendas madrileñas del siglo XIX. Se conservan igualmente en el interior las estanterías, bancos y mostrador de madera. En los últimos 20 años han abierto tres filiales, en Tenerife, Valladolid y A Coruña. E incluso en Taiwán se pueden encontrar las alpargatas Lobo.

Esta singular zapatería sigue defendiendo los valores del comercio tradicional, buen trato y buen género, y se ha ganado el respeto de sus compañeros del gremio.

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