Almeida, el alcalde que nunca dejó de creer

El abogado del Estado del que se «enamoró» Aguirre logra devolver el poder de la capital al PP

José Luis Martínez-Almeida, posa para ABC, en la sede del PP, Génova JAIME GARCÍA | Vídeo: AT

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José Luis Martínez-Almeida bombea Atleti y Partido Popular casi en la misma proporción por sus venas. Se aplica cada día la filosofía cholista de «partido a partido». También en política. En su estado de Whatsapp figura la frase «Tenés todo, tenés nada» desde el 26 de mayo de 2014. Es la consigna que el «Cholo» Simeone pronunció en rueda de prensa tras perder la final de la Champions League en Lisboa. Los rojiblancos iban ganando 1 a 0 hasta su fatídico minuto 93, en el que el Real Madrid igualó el marcador con un gol de Sergio Ramos y forzó una prórroga donde se acabó el sueño colchonero. Puedes tenerlo todo y de pronto no tener nada. La carrera política de Almeida hasta llegar a lo más alto del Palacio de Cibeles ha sido un espejo perfecto donde aplicar esta teoría. Le costó ser candidato. Ha sufrido para lograr un pacto que respalde su investidura, cuyas negociaciones se han alargado casi hasta tiempos de descuento, pero al final, a diferencia de su equipo de fútbol, ha logrado el trofeo , el bastón de mando de Madrid para, como ha prometido, «mejorar durante los próximos cuatro años la vida de los madrileños».

De desconocido «número tres» de Esperanza Aguirre se ha convertido en el nuevo alcalde de la capital, el que ha conseguido devolver al PP el poder que Manuela Carmena le arrebató en 2015. Y lo ha hecho sorteando las horas más bajas de un partido noqueado con tres hitos funestos para las siglas como lo fue la dimisión de Aguirre el 25 de abril de 2017, tras el encierro provisional en prisión de Ignacio González, el que fuera su dos en la Comunidad de Madrid. Un año más tarde, el 24 de mayo de 2018, llegó la condena de la Audiencia Nacional al PP por la trama Gürtel; un día después, Cristina Cifuentes dejaba la presidencia de la Comunidad de Madrid acorralada por el caso máster y la polémica del robo de las cremas en un súper, a principios de junio, Mariano Rajoy abandonaba La Moncloa tras la moción de censura que logró fraguar Pedro Sánchez.

Almeida personifica el latido del nuevo Partido Popular . Es la apuesta más arriesgada, junto a Isabel Díaz Ayuso, que asumió Pablo Casado en enero cuando lo designó candidato para medirse con el monstruo político que representaba la exjuez y evitar el «sorpasso» de Ciudadanos. Logró 394.708 apoyos en las urnas. Pese a ser el resultado más modesto de los populares en Madrid se alzó con el título de líder del bloque de centro-derecha como segunda fuerza. El perfecto desconocido iba a hacer historia en la capital. Y lo ha hecho.

Un nuevo latido

El nuevo regidor pertenece al Cuerpo de Abogados del Estado desde 2001 . Su irrupción en política se produce en 2007. Aguirre buscaba un buen jurista para poner al frente de la Dirección General de Patrimonio en el momento de máxima rivalidad entre la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz-Gallardón . Almudena Maillo , amiga desde que aprobó la oposición, le presentó para el cargo a Aguirre. El «flechazo» fue inminente tras conocerle. Representaba todos los valores que la exdirigente admiraba: buen orador, inteligente, resolutivo, con sentido del humor y, como extra, con un buen hándicap en el golf .

Aguirre nunca más volvió a desprenderse de él. En 2011 se lo llevó al Gobierno de la Comunidad de Madrid ostentando el cargo de secretario del Consejo, puesto que desempeñó hasta 2013. T ras la marcha de su presidenta por motivos de salud y el relevo de González al frente de la Real Casa de Correos, abandonó por unos años la política. Ya no estaba cómodo. Se pasó al ámbito privado como secretario general y del Consejo de Sepides hasta 2014.

Al lado de Aguirre

Su regreso como activo del PP fue en 2015, de la mano de nuevo de Aguirre. La candidata a la alcaldía quería a los mejores para su equipo y a él lo situó el tercero de su lista. Almeida renunció a un buen puesto de trabajo y a un suculento salario para dedicarse a lo que más le gustaba: la política.

Los que más le conocen aseguran que esta campaña la ha preparado como una oposición, trabajando 14 horas al día, con 470 actos celebrados con los que ha mantenido contacto con más de 40.000 madrileños. Sin desconcentrarse, sin perder su sarcasmo y su sonrisa. Su esfuerzo ha ido al compás del de su núcleo duro de compañeros y amigos, entre los que se encuentra Borja Carabante, Almudena Maíllo, Borja Fanjul, Álvaro González, Paloma García Romero , y las dos personas que convencieron a Casado de que era el candidato perfecto, María Pelayo , dircom de Génova, y David Erguido , el hombre en la sombra del presidente del PP.

Almeida hoy es feliz, pero mira al cielo para dedicarle la victoria a sus padres. Su madre falleció a principios de febrero pasado, con la alegría de que su hijo pequeño, al que había inculcado todos los valores y pasiones que hoy encarna, había sido designado para ser alcalde. Ni ella ni él nunca dejaron de creer.

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