Nicolás Sartorius (izq.), y Rafael Arias-Salgado (dcha.) en la redacción de ABC
Nicolás Sartorius (izq.), y Rafael Arias-Salgado (dcha.) en la redacción de ABC - MAYA BALANYA
DEBATE

«Hay que reformar con consenso el modelo territorial de la Constitución»

La derecha e izquierda de la Transición apuestan por modificar el Título VIII para culminar el modelo territorial

Madrid Actualizado: Guardar
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El 6 de diciembre de 1978 los españoles decidieron romper definitivamente con el régimen franquista. La ciudadanía apoyó por una amplísima mayoría la Constitución Española. Se infiltró como por ósmosis en la sociedad la necesidad de dejar atrás el pasado y mirar hacia delante, tanto en la izquierda como en la derecha.

Dos de los protagonistas de la Transición, antagónicos ideológicamente, como Rafael Arias-Salgado (UCD) y Nicolás Sartorius (PCE) rompen ahora una lanza a favor del espíritu de pacto que vio la luz en aquella época y que aspiran a perpetuar en la actualidad. La Constitución resultó ser un punto de encuentro entre ambos, así como lo es en este momento la necesidad de reformar la Carta Magna.

En una mesa de debate organizada por ABC, ambas personalidades abogaron por «reformar el Título VIII», relativo a la organización territorial del Estado, con planteamientos similares en cuanto al fondo del problema pero con diagnósticos distintos.

Arias-Salgado apuesta por «redefinir las competencias exclusivas del Estado» para que «sean exclusivas de verdad» y «garantizar el funcionamiento» de las instituciones. Pese a reconocer que España es un «país descentralizado en el que los servicios públicos funcionan bastante bien», su análisis deja claro que la reforma es consecuencia necesaria para mejorar la democracia española: «El Título VIII ha cumplido un papel, con dificultades», en referencia a que el modelo actual de autonomías debe adaptarse también al «proceso de cambio estructural» que se está acometiendo en el mundo.

Nicolás Sartorius durante el debate en ABC
Nicolás Sartorius durante el debate en ABC - MAYA BALANYA

Federalismo

Sartorius, por su parte, secunda la idea de Arias-Salgado en relación a las competencias de cada administración: «Tienen que culminar el sistema porque el tema competencial es un galimatías sobre quién trata qué». Sin embargo, Sartorius no coincide en mantener el modelo autonómico que reina en la actualidad, sino que apuesta por un Estado federal. «Las autonomías en el fondo son cuasi federales, y no puedes ser cuasi algo toda la vida», aseguró. «Una reforma de la Constitución creo que nos facilitaría una solución no solo con el tema catalán, sino en toda España. Todos tienen cosas que plantear», prosigió. Todo ello, encaminado a «concluir» el proceso autonómico que Sartorius considera más próximo al federalismo.

Más allá de coincidir en la exigencia de reformar la Constitución, sus posiciones difieren en varios puntos. Sus procedencias evidencian el enfrentamiento ideológico, pacífico, que ha reinado entre derecha e izquierda desde la Transición.

Sus orígenes

Arias-Salgado, actual presidente de la Fundación Transición Española, ocupó diversas carteras ministeriales durante los gobiernos de Adolfo Suárez. Su trayectoria política le llevó a ingresar más adelante en el Partido Popular, donde ocupó el Ministerio de Fomento bajo la presidencia de José María Aznar.

Sartorius, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas, en cambio, enarboló la bandera del republicanismo durante el régimen franquista. Sindicalista de Comisiones Obreras, este político permaneció preso durante «siete años», pero la llegada de la democracia le aupó hasta las Cortes. Fue diputado en tres legislaturas por el Partido Comunista primero e Izquierda Unida después.

El primer tema de la discordia entre ambos atañe a más de lo que puede abarcar la mente de muchos españoles: la memoria histórica, un tema tan en boga a día de hoy que evidencia que las heridas de la Guerra Civil todavía están por cicatrizar.

Los protagonistas reivindican el espíritu de pactos para aparcar finalmente los enfrentamientos

Arias-Salgado puso en valor durante el debate la ley de amnistía de 1977 como «la verdadera ley de memoria histórica» ya que, estima, que «la reconciliación está recogida en las intervenciones de los grupos sobre la proposición de ley de amnistía. Un país que hace reflexión en estos términos, es lo que hace que la Transición se haya llevado a buen puerto». Aun así, no deja de lado la inquina con la que se tratan hoy día los partidos políticos en este tema. Su propuesta, dejar de lado a los políticos: «Estoy de acuerdo en que se recupere la memoria histórica, pero no en el debate político sino por parte de los historiadores. Llevarlo al debate cotidiano abre una grieta en el proceso de transición».

Frente a esta postura, Sartorius defendió también la ley de amnistía, pero sin llegar a la «amnesia». «Una dictadura de 40 años no puede decirse que no se hable de ella. La gente joven tiene que saber lo que pasó. Meterlo en el debate cotidiano, no soy partidario, pero sí que en algún momento el Parlamento diga que la dictadura fue lamentable». Pese a ello, sus palabras no deben interpretarse como sinónimo de venganza: «No pido revanchas ni juicios, sino que se conozca la verdad».

Proceso democrático

Al igual que con la memoria histórica, cada protagonista lleva el asunto de las elecciones del 15-J a su terreno. Las raíces nunca se pierden. Sartorius, con valentía reivindicativa, manifestó su vena más sindicalista al llegar en el debate al punto de cómo vivió aquellos primeros comicios. «Da la impresión de que el 15-J cayó del cielo, que nos dejaron votar, y no fue así. Conquistamos el poder votar. Hubo unas movilizaciones enormes. La confluencia de dichos movimientos, la inteligencia de los líderes políticos y el consenso permitieron una Transición pacífica».

Rafael Arias-Salgado durante el debate en ABC
Rafael Arias-Salgado durante el debate en ABC - MAYA BALANYA

Arias-Salgado, mucho más comedido, calificó los comicios de «rudimentarios» en lo organizativo, destacando que «había un cierto resquemor con respecto a las elecciones en los pueblos». Destacó como capital la «falta de organización de los partidos» en una España «plural» que contemplaba las elecciones dividida entre la «desconfianza» y la «sorpresa».

Sin embargo, las diferencias ideológicas nunca son insalvables. La Transición unió lo que parecía irreconciliable. Una etapa que ambos consideran de «acuerdos» y «pactos». Y precisamente una frase de Sartorius durante el debate define a la perfección cómo se abrió España a la diversidad. «Hubo la idea de cierto patriotismo constitucional en el sentido de que éramos una generación con la idea de no volver a un enfrentamiento civil. Nos pusimos de acuerdo para traer la democracia».

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