Juan Soto - EL GARABATO DEL TORREÓN

Subvención pública, negocio privado

Lo de la Diputación lucense succionada por una sociedad privada es achaque antiguo

Juan Soto
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Una sociedad privada lleva varios años chuleando a la Diputación de Lugo, de la que recibe considerables subvenciones públicas (siempre a fondo perdido, por supuesto) con las que cubrir el presupuesto de su actividad recreativa, restringida al ámbito de sus socios o de quien pase por taquilla. La entidad acaba de ser favorecida con 600.000 euros, cantidad que parece excesiva en una provincia carente de muchos servicios elementales y con enormes lagunas en la protección social, pero que no lo es tanto si se tiene en cuenta que en ejercicios pasados (mayorías del PP en la institución provincial) el monto de la contribución llegó a significar sumas escandalosas. Siendo eso cierto, también lo es que en los presupuestos de la Diputacón lucense para el presente ejercicio se consigna, por ejemplo, un total de 363.00 euros para la puesta en funcionamiento de seis «Centros de Atención a Maiores».

Darán empleo, se dice con toda inverecundia institucional, «a máis de 60 personas».

Conviene insistir en que lo de la Diputación lucense succionada por una sociedad privada es achaque antiguo. Sería injusto cargar sobre las espaldas de la actual corporación vicios que vienen de atrás y que, por cierto, también cultivó con desvergonzada prodigalidad el BNG, cuando en el reparto de (in)competencias se autoadjudicó la de Deportes. ¡Era cosa de ver al señor representante de las esencias nacionalistas retrepado en el palco de autoridades, presto siempre a dejarse inmortalizar por la cámara! Repetimos: la indecencia no es nueva. Lo que son nuevos son los tiempos, que a diario nos ponen ante realidades que han pasado de crudas a dramáticas y que afectan a miles de lugueses. Y también nuevo pensábamos que sería el estilo del presidente Campos, para quien esta vez no vale la disculpa de que es muy difícil explicar las cuatro reglas a un hato de palurdos.

Los 600.000 euros (cien millones de pesetas, todavía hay que recordar estas cosas) desembolsados para disfrute de los integrantes de una peña privada hablan bien a las claras de la escala de prioridades a la que se entregan según qué políticos. Mientras tanto, se cacarea por tierra, mar y aire un programa de ayudas a deportistas bajo el reclamo de «A Deputación de Lugo co deporte», con subsidios que oscilan entre 300 y 2.000 euros. Y a nadie se le cae la cara de vergüenza.

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