Coronavirus Galicia

El «show» debe esperar: la historia de un circo confinado por la pandemia

Los integrantes del Olimpia, atrapados en Lalín (Pontevedra), sobrellevan la cuarentena con la ayuda del Ayuntamiento y los vecinos

Lara Zeferino, una de las integrantes del circo MIGUEL MUÑIZ
Pablo Pazos

Pablo Pazos

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«¿A dónde nos marchamos? Si es nuestra casa, nuestra casa es esto. Vivimos así. ¿A dónde nos vamos? Y agradecidos de que nos hayan dejado estar aquí y que se hayan volcado con nosotros... Imagínate que nos pilla por ahí, en carretera, cada uno en un lado, viajando ». Juan Comín, representante del Circo Olimpia, habla con ABC por teléfono desde Lalín. Pero Juan Comín no debería estar hoy en este municipio pontevedrés, en el kilómetro 0 de Galicia. Ni él ni la veintena de personas (españoles, italianos, portugueses; hay tres niños, uno de 9 años y dos de 3) que componen la «troupe» de este circo, atrapado por la pandemia de coronavirus. La declaración del estado de alarma, hace ya más de un mes , se llevó por delante sus planes y, en buena medida, su modo de vida, nómada. Habían montado ya la carpa cuando les avisaron, al día siguiente, de que no podrían actuar . Y no han podido desde entonces. Ni actuar en Lalín ni salir de Lalín. «De aquí íbamos a ir a Orense. Ya teníamos toda la publicidad hecha y habíamos invertido el poco dinero que teníamos, porque vamos viviendo día a día. Es un circo familiar. Invertimos todo lo poco que teníamos en hacer la publicidad de Orense. Tenemos la publicidad muerta de risa... y la de aquí, claro».

«Más que un negocio, es una forma de vida», explica Marco Zeferino, director del Olimpia. «La mayoría de los circos no son un negocio, son una forma de vida. Muchos no nos queremos creer que lo hacemos por negocio. Hemos nacido en esto, lo llevamos en la sangre y lo hacemos por amor al arte». Zeferino, portugués con sangre española y francesa, bien puede presumir de pedigrí: representa a la quinta generación de una familia vinculada al circo desde sus tatarabuelos. Igual que sucede con su mujer, María José Micaelo, yugoslava con sangre española y portuguesa. «Para los circos medianos o pequeños, el fruto que da el negocio no es suficiente como para llevar una buena vida», abunda el director.

MIGUEL MUÑIZ

Acostumbrados a una existencia sin grandes lujos, sí, pero nunca enfrentados a una situación similar. «Tener un d escanso así, tan largo, no me acuerdo», confiesa Comín . «Y aunque estés dos o tres meses en una ciudad como Madrid, no paras. No es el parón este, que no sabes qué pasará mañana... Sabes que no tienes nada que hacer», lamenta. Indefinición. Y estrecheces. «Las caravanas de hoy en día no son como las de antes, tienen todas las comodidades. Pero son recintos muy pequeños», detalla Zeferino. «Por nuestra forma de vida nos es suficiente en circunstancias normales, pero en un caso así, imagínate tener esta caravana y no salir... Es agobiante». Añade Comín: «Estamos acostumbrados cada semana a montar, desmontar, viajar, trabajar en la pista, vuelve a montar, a desmontar. Estar así parados se nos está haciendo difícil». «Yo lo llevo lo mejor que puedo, intentando no pensar mucho» , cuenta Micaelo. «Hacer las cosas de la casa, limpiar, estar más en casa, una cosa que no suele ser normal». El mundo al revés. «Es totalmente diferente. Te intentas adaptar a lo que hay... No le vemos todavía mucho el final».

Gente muy activa por naturaleza, para sobrellevar mejor el confinamiento y no perder la forma, entrenan cada tarde, aprovechando que, dentro de la mala suerte, la carpa había quedado montada. Se ejercitan como pueden, intentando guardar las distancias, hasta con mascarillas. «Vamos ensayando uno por uno», relata Zeferino. «Cuando termina uno empieza otro . Hay dos que suelen ejecutar solos y viven en la misma caravana. Ensayan juntos». Su mujer y él, con su hija (tienen otros tres), repasan su número de acrobacias sobre bicicleta. «Así es como nos mantenemos un poquito». «Tampoco los ejercicios más complicados», admite Comín. Hacen pesas. Corren. Cada tarde, dentro de la carpa.

Miedo

Al exterior salen lo justo. Como explica el representante del Olimpia, «tenemos un poquito de miedo, porque está claro que, como lo coja uno, vamos a caer todos detrás» . De ahí que siempre sea un elegido el que se aventure al exterior, con las máximas precauciones. Pero no es suficiente. Y aquí comienza la parte más bonita de toda esta historia. La que revela cómo Lalín se ha entregado al circo al que no llegaron a ver actuar. «Los vecinos se están volcando con nosotros de una manera impresionante», confiesan. Les traen alimentos, productos de limpieza. «Por todas partes nos están llegando ayudas a diario» , agradece Zeferino. «El mismo alcalde [el popular José Crespo], cada día o cada dos días, me manda un mensaje, un whatsapp», refiere Comín. «Que cómo va todo, qué hace falta. Nos sentimos súper arropados». Cruz Roja, Policía, Guardia Civil. No quieren dejar a nadie fuera en su lista de agradecimientos.

Y los vecinos. Aprovechando la ronda de aplausos a los sanitarios de las 20.00, Comín se anticipa lanzando una canción por los altavoces, y cuando pasa la salva, retoma con un par de temas infantiles. Todos a bailar: los vecinos en los balcones, ellos desde su casa provisional. Una forma de decirles «gracias». «Tenemos una deuda de por vida con el pueblo de Lalín», proclama Zeferino. Tienen previsto ofrecer funciones gratis cuando les permitan retomar su espectáculo. «No solo va a quedar ahí», amplía el director del Olimpia. «Si Dios quiere, y todo va bien, cada año que vengamos a Lalín, Lalín tendrá el gusto de ver nuestra función completamente gratis» , anuncia. «Nunca hemos sentido ese cariño hacia nosotros. En la pista sí que lo sientes. El aplauso y tal», reconoce Comín. «Pero ese cariño personal -no en plan artista, sino en plan persona-, nunca lo hemos sentido ninguno del circo».

Puede que estén atrapados. Pero no se sienten solos.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación