La dueña del único bar de Angrois plancha en una de las mesas
La dueña del único bar de Angrois plancha en una de las mesas - MUÑIZ

Cuatro años del Accidente de Angrois«Queremos seguir adelante»

Los vecinos, hartos de ser obligados a recordar la tragedia, solo buscan continuar con su vida diaria

Santiago Actualizado: Guardar
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El silencio que impera en Angrois, solo interrumpido por unos niños jugando, impacta para aquellos que visitan por primera vez la fatídica curva. Los vecinos, los primeros en responder a la tragedia, solo buscan pasar página, continuar con el día a día, aunque el recuerdo de los muertos y heridos del Alvia y el paso de los trenes no ayudan a olvidar la víspera del Día de Galicia de 2013.

Cae llovizna, lo que no es un aliciente para salir. Poca gente se encuentra a media tarde en las calles de Angrois, y la que sí está no pasa del par de frases: están cansados de contar la misma historia. De todos modos, es posible arrancarle algunas palabras entre la resignación, el hartazgo y las ganas de mirar adelante.

Dos vecinos, que no aportan su nombre, trabajan en los terrenos de su casa. «Ya vinieron más periodistas a la mañana», confirmando que hablar sobre este tema no será sencillo. Todo lo que tienen que decir lo han dicho muchas veces y están «hasta las narices».

El Bar Teré es el punto de encuentro de esta parroquia, que se encuentra a pocos metros de modernos edificios de viviendas, esos barrios de reciente construcción tan presentes en los accesos a las urbes. El establecimiento no tiene clientes, pero su dueña Pilar tiene faena, planchando mientras la televisión resuena en la estancia. «Ya no hay nada más que hablar ni nada más que hacer: nosotros a nuestra vida, como siempre», dice sin apartar la vista de la improvisada tabla de planchar que es una de las mesas.

Al otro lado de las vías corren unos chicos, de edades dispares, detrás de un balón. La mayoría no son de Angrois. Solo Samuel, sentado en una grada, afirma que es de allí. Remarca que el número de personas que se acercan bajó, de hecho, hace días que nadie deja flores. De todos modos, el panorama de la valla que salva las vías permite ver ramos e inscripciones por aquellos que la curva de Angrois se llevó. También están los que afirman que nunca se olvidarán «de los que pagaron con su vida los errores de otros». El ambiente se completa con unas banderitas que cuelgan a la entrada de la parroquia, recordando las fiestas en la zona. Una zona en la que el tiempo se detuvo a las 20.41 de ese 23 de julio. Ahora, en 2017, siguen luchando para intentar mirar hacia adelante, con el recuerdo de las víctimas siempre presente.

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