LA SUCESIÓN DE MARIANO RAJOY

El PP aguarda a que se pronuncie un Feijóo que aún no tiene nada decidido

Nadie en su entorno da por seguro que el presidente de la Xunta aspire a dar el salto, pero tampoco lo descartan. Dirigentes del partido verían inviable compaginar el gobierno gallego con el liderazgo nacional del PP

Feijóo atendiendo a los medios en la reunión del comité ejecutivo nacional del PP EFE
José Luis Jiménez

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El PP gallego asiste con una doble expectación al desarrollo de los acontecimientos derivados de la moción de censura a los que se añaden la anunciada marcha de Mariano Rajoy de la presidencia nacional del partido. Por un lado, la lógica incertidumbre de quién será el nuevo inquilino de la planta séptima de Génova 13; por otro, si resolver esta duda va a generar otra catarata de acontecimientos en Galicia porque el elegido pueda ser finalmente Alberto Núñez Feijóo.

Esta segunda incógnita requiere de un pronunciamiento del presidente de la Xunta, que por el momento no ha hecho albergar la más mínima sospecha de que pretenda participar en la carrera sucesoria. Tampoco de lo contrario. Y distintas voces de su entorno político avanzan la misma idea: «No lo tiene decidido». Por el momento.

El político al que, desde que ganó la Xunta por primera vez en 2009, vienen situando en Madrid como consecuencia lógica de una supuesta ambición política parece que, por ahora, no ve claro si dar finalmente el paso. Y eso que se han alineado todas las circunstancias que parecían los requisitos para un hipotético salto: una vacante en la silla de mando en Génova, un escenario para tener la capacidad absoluta de decisión y un partido que pregunta insistentemente por él. Sin embargo, sus próximos recalcan que se trata de «una decisión muy delicada» que no está tomada.

Durante los últimos meses, sin que la sucesión de Rajoy fuera un elemento siquiera insinuado, Feijóo ha ido recibiendo mensajes de distintos sectores del partido. En congresos y convenciones —como la última en Sevilla—, de militancia de base y cargos medios del partido, que le expresaban su respaldo en caso de optar a algo. Pero de manera mucho más discreta, reuniéndose con barones territoriales, nunca con la sucesión como elemento de diálogo, «porque si lo hubiera hecho, se habría filtrado a los cinco minutos», apunta su gente. Feijóo casi nunca enseña sus cartas, sino que escucha a sus interlocutores. «Cuando no quiere que algo se filtre, no lo cuenta», añaden . La prensa jamás ha acertado la composición de sus gobiernos ni ha adelantado los cambios en los mismos. Su capacidad para el mutismo roza lo patológico.

Su entorno insiste una y otra vez en qu e Feijóo «no ha dedicado un solo minuto a trabajar la sucesión», a pesar de que una y otra vez figuraba casi por defecto en todas las quinielas . Por eso molestó tanto que la semana pasada un digital madrileño lo situara al frente de una conspiración palaciega contra Rajoy de la mano de otros barones. «Es una infamia», la desacreditó el mismo Feijóo el jueves pasado.

Sus más próximos aportan una clave que, hasta hace unos años, no tenía peso en Feijóo a la hora de tomar decisiones: su vida familiar, inmersa como casi toda su faceta privada en una discreción absoluta, y la alteración de prioridades que supuso el nacimiento de su primer hijo el pasado año . El de 2018 es un Feijóo que apenas acude a cenas —tan solo las que obliga la agenda de mandatario autonómico— y que ha liberado la agenda de los fines de semana para dedicarse, en la medida de lo posible, a la paternidad. Se añade, subrayan otras fuentes, el «compromiso» de Feijóo de agotar la legislatura gallega y llevarla hasta 2020, como él también recordó el viernes.

Incompatibilidades

«Es el momento de Feijóo», admiten notables del PP gallego, que no dudan de que, si finalmente acepta el desafío, «será capaz de afrontarlo con garantías», aunque luego discrepan en cómo gestionar las situaciones que se deriven de su decisión: la sucesión en la Xunta y en el partido de cara a las siguientes autonómicas.

La mayoría de los dirigentes consultados coinciden en señalar que «sobre el papel, sería compatible» presidir la Xunta con el liderazgo nacional del PP —el altavoz institucional reforzaría sus mensajes sobre financiación autonómica o el modelo territorial—, pero a efectos prácticos, «no podría mantener los dos cargos». Eso le llevaría a abandonar la Xunta, que podría recaer en la figura de un presidente interino hasta las siguientes autonómicas, para las que preparar un nuevo candidato salido de un partido renovado y en manos de una nueva generación, especulan varias de las fuentes consultadas. La figura más probable para esa estadía temporal sería la del vicepresidente Alfonso Rueda .

Desde el PP gallego se resta dramatismo a una hipotética marcha de Feijóo , que muchos ven descontada tras esta tercera legislatura «que fue un sacrificio que hizo por el partido» al arriesgar un capital político inmaculado de victorias electorales para no dejar a su organización sin un referente claro a meses vista de la cita con las urnas. Incluso hay quien tampoco vería imposible compatibilizar por un tiempo reducido Xunta y Génova, al menos hasta las municipales. «Todo es especular», admiten.

Precisamente, la dirección del partido en Galicia quiere evitar, a toda costa, «hacer especulaciones» respecto a la decisión que pueda adoptar Feijóo. «Al presidente no se le puede atosigar», señala a este periódico un cargo relevante, «hoy es un día para hablar solo de la lección de Mariano Rajoy en su adiós». Personas presentes en el comité ejecutivo en Génova relataron cómo un emocionado Feijóo tomó la palabra y le reconoció a Rajoy su papel decisivo para que él ganara por primera vez la Xunta en 2009 . «Es un triunfo que es tan tuyo como mío», aseveran que dijo el presidente gallego.

El partido, no obstante, espera otra confesión de Feijóo. Y pronto.

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