ENTREVISTA

«El Pórtico restará público a otras visitas de pago de la Catedral como las cubiertas»

Daniel Lorenzo, miembro de la Real Academia de Belas Artes y párroco en ejercicio, analiza para ABC el proceso de restauración de la obra y la polémica generada por su pago. «El criterio es mantener», recalca

Daniel Lorenzo, momentos antes de la charla con ABC MIGUEL MUÑIZ

Patricia Abet

De Daniel Lorenzo se ha llegado a decir que fue el hombre que devolvió el color al Pórtico de la Gloria, por su implicación con un proyecto que se prolongó durante una década. Desde la cautela que lo define, este pobrense experto en museología y arqueología aborda la situación actual de la Catedral de Santiago y sus retos de futuro.

—La reinauguración del Pórtico representa un hito en la historia de la Catedral. Y el público ha estado a la altura, con colas de hasta cuatro horas para su visita durante todo el verano. ¿Esperaban esta respuesta?

—Sí, totalmente. Ya en los últimos tiempos, entre los nueve y los seis meses previos a la inauguración, teníamos conciencia de la expectación que el Pórtico estaba generando en España, y fuera de España. El monumento lo merece, porque es una obra cumbre del arte universal, así que no nos sorprendió demasiado.

—La tecnología que se empleó en la restauración fue puntera y tocó casi todas las áreas del conocimiento...

—Allí llegó a haber de todo. Era un lugar de trabajo con mesa de reunión, ordenadores, equipos de investigación y hasta láseres. Un auténtico laboratorio con microscopios donde estaban todos los asesores, desde químicos hasta petrólogos, rodeados de cables e instrumental. Lo que hoy sabemos del Pórtico es posible porque se ha invertido una cantidad ingente de dinero y esfuerzo en descubrirlo.

—Finalizado el plazo de acceso gratuito, con la visita de 80.000 personas, el Pórtico se cierra para reabrirse el próximo diciembre con una entrada ordinaria de 10 euros por persona. La decisión fue muy criticada desde algunas instituciones. ¿Cuáles son los argumentos que valoraron a la hora de poner precio a la visita?

—Nunca nos plantemos como criterio cobrar, sino mantener. La decisión de abrir este espacio implica que debe tener un acceso controlado, y eso exige personal. Una de las cosas de las que muy pronto tuvimos conciencia fue de que el Pórtico restaurado en las mejores condiciones quedaba, aún así, en un estado de terrible fragilidad. Y eso es lo que hemos tratado de explicar. Se ha realizado un proceso muy delicado, que nos ha permitido descubrir la fragilidad del Pórtico, especialmente en lo referido a su policromía. El color estaba afectado por una serie de daños sobre los que se podía incidir, pero hay un elemento sobre el que no podemos hacer nada que es la contaminación química del Pórtico provocada por el cloro. Eso no es solucionable, ni evitable. Porque el cloro reacciona con el plomo a determinados niveles de humedad y afecta a la policromía directamente, destruyéndola de dentro hacia fuera. Por eso tenemos conciencia de que la restauración no acaba nunca, porque demanda un mantenimiento constante y un mimo especial.

—Habla de un mimo obligado. Eso se traduce en un gasto muy importante para la Catedral. ¿Lo que van a ingresar por las visitas cubre el mantenimiento?

—En esto hubo algún equívoco, al considerar que toda la oferta que se haga de entradas se va a cubrir al cien por cien. Eso es mucho decir, porque nuestra experiencia nos dice que en Santiago no hay siempre una demanda de toda la oferta cultural y las visitas se concentran en cinco o seis meses al año. Pero es que, además, las entradas van de las gratuitas, a dos euros y a diez. En nuestro cálculo lo primero que tenemos que garantizar es hacer viable la visita y que sostengan al personal necesario, tanto del museo como de seguridad. Porque da la impresión de que eso no cuesta nada, y no es así.

—¿Sin el Pórtico se cubrían gastos?

—Actualmente, con las visitas que tenemos al tesoro, las excavaciones y las cubiertas, la diferencia entre los gastos y los ingresos el año pasado arrojó un saldo positivo de 8.000 euros. Y se logró gracias a donativos de gente que, habiendo visitado el museo, aportó una cantidad. Con las visitas al Pórtico se incrementan los gastos porque hay que generar ese equipo de visitas, entre otras cosas. Además, cualquier gestor de museo sabe que cuando introduce una oferta nueva se hace autocompetencia frente a las otras ofertas que tiene. Con el Pórtico abierto, si una persona, una familia o un grupo deciden hacer una visita, van a seleccionar y no van a verlo todo. El público se suele quedar solo con una parte de la visita. Así que es una por otra. Y el Pórtico restará público a quien fuese a ver, por ejemplo, cubiertas. Es muy difícil que un museo sea rentable, lo que queremos es conseguir que, al menos, se financien aquellos básicos y su entorno, porque el elemento ambiental del Pórtico exige un cuidado primoroso y a detalle.

—Con el Pórtico restaurado, en la Catedral aún quedan muchas obras por acometer. El Plan director calculaba un coste de 30 millones de euros. ¿Serán suficientes?

—Queda por hacer muchísimo, algunas de ellas obras que tienen que estar acabadas antes del próximo Año Xacobeo. Y todo lo queremos hacer con la Catedral abierta, que es el gran reto. No se ha valorado todo el esfuerzo realizado para procurar que no cierre nunca. Eso no quiere decir que no afecte al culto o que haya que hacer ajustes de horario. Ese coste de 30 millones es cómo se evaluó el total de las obras que contempla el Plan Director. Pero hoy ya sabemos que no serían suficientes.

—A la vuelta de la esquina está el Xacobeo 2021. ¿Qué papel juega la Catedral en él?

—Somos conscientes como Catedral de que nos corresponde una función de espacio de acogida y de lugar de recepción. Para nosotros lo importante es el año Jubilar. Y lo que estamos viendo es que cada año, es un año Jubilar. Cada año aumenta el número de peregrinos a pie y el número de visitantes que participa en las liturgias. Cada año tenemos que dotar a la Catedral de más confesores y de más religiosos voluntarios para la atención pastoral.

—El Camino de Santiago bate récords. Las peregrinaciones a la tumba del Apóstol son un fenómeno que tiene como protagonistas a caminantes de todas partes del mundo. ¿Se está perdiendo la espiritualidad?

—Hay que distinguir entre una peregrinación espiritual, confesional y propia de alguien que desde su convicción católica realizada el Camino, de otra peregrinación espiritual en un sentido más amplio. Si perdemos estas dos perspectivas sí estaremos realmente pervirtiendo el Camino y, en definitiva, corrompiéndolo y destruyéndolo. Esta ruta debe ser para los peregrinos una especie de encuentro, personal y desde su propia dinámica de experiencia, como un lugar de apertura espiritual hacia lo trascendente. Con tanta gente que se acerca y que contacta con nosotros percibimos que esa sensibilidad existe y es muy grande. Se trata de algo fundamental para el Camino porque es su esencia y es lo que lo hace distinto. Esto no es una ruta de caminantes por caminar. Es una ruta de caminantes que tienen una meta. Por eso está alcanzando un gran interés en muchas personas que lo entienden desde esta perspectiva.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación