El exlehendakari Patxi López estuvo ayer en Vilagarcía acompañado por el alcalde Alberto Varela
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El perdón de Patxi López en Arousa

El aspirante a la secretaría general del PSOE visita Vilagarcía para defender un proyecto que empieza por las disculpas

Vilagarcía de Arousa Actualizado: Guardar
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Llegó Patxi López, Domingo de Resurrección, al centro de Vilagarcía a buscar redención entre la militancia socialista. Allí, en la Casa del Pueblo jalonada de cuadros de Pablo Iglesias (el primero) y Julián Besteiro, el aspirante vasco se entregó al perdón. A las disculpas por «el drama desgarrador» que se vivió en la calle Ferraz, la noche del 1 de octubre, última de Pedro Sánchez como secretario general. «Todos los dirigentes fuimos responsables de los que sucedió aquel día y por eso lo primero que tenemos que hacer es pedir perdón. Perdón por romper vuestra vida».

Espolea el exlehendakari un discurso naíf que le contrapone con las campañas de masas de Susana Díaz y Pedro Sánchez. La suya reivindica la caravana —treinta mil kilómetros marca la suya— y la puerta fría.

«No se trata de hacer mítines donde concentras a la gente, sino a establecer conversaciones con ellos». Los afiliados del PSOE, relató, «tienen derecho a escuchar y a ser escuchados».

Pocos hicieron uso de la prerrogativa. Medio centenar escaso, reunido en la sede de la agrupación local arousana. En primera fila, algunos de los alfiles que la tercera vía «patxista» tiene desplegados en Galicia, como el diputado en el Congreso por Pontevedra, Guillermo Meijón, el senador Modesto Pose o el parlamentario autonómico Julio Torrado.

«No se trata de hacer mítines donde concentras a la gente. Los afiliados tiene derecho a escuchar y ser escuchados»

López tiene un plan para el PSOE «del día después» de las primarias. Si gana, «lo primero será llamar a los candidatos y ver cuánto sumamos entre todos». Si pierde, se pondrá «a disposición» del secretario general electo. Sea como sea, pasadas las votaciones, se compromete a no seguir alimentando el cainismo de los últimos meses. Se acabó «ver quién fue el más malo» en las oficinas de Ferraz para, a continuación, «cortarle la cabeza».

En una de las interpelaciones, el senador Pose le recordó los apelativos de «traidor» que le brindan algunos «sanchistas» por abandonar el redil del «no es no». «Mi padre decía que la fidelidad es para los perros y la lealtad es para las personas. He sido siempre leal, no a Felipe González, a Zapatero o a Pedro, sino al secretario general, porque siempre he dicho lo que pensaba».

«El nosotros progresista»

Su candidatura se presenta ante el público del puño y la rosa como el remedio entre el pactismo de Sánchez con Podemos y los dejes centristas de Susana Díaz. «Tenemos que recuperar primero un nosotros progresista» que no despache con Iglesias ni sirva de «bálsamo» de Rajoy, apeló.

Pero esto no son unas elecciones. Son unas primarias, donde las batallas se libran en el salón del partido. Valiéndose del escenario, la principal munición que López enseña como aval es la cercanía y el camino andado: «Llevo cuarenta años en el PSOE, os conozco, conozco a miles de militantes y me he recorrido España varias veces».

En el tránsito, la calle se ha puesto a mirar para otras ofertas: «Ya no se asocia al PSOE con la esperanza, lo asocia si acaso a nuestra bronca interna y a que votamos con el PP. Eso es demoledor». Si para revertirlo se necesita empezar por algún punto, López ya ha pedido perdón.

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