Leiceaga, Pedro Sánchez y Abel Caballero, en un mitin durante las pasadas autonómicas
Leiceaga, Pedro Sánchez y Abel Caballero, en un mitin durante las pasadas autonómicas - MIGUEL MUÑIZ
PRIMARIAS SOCIALISTAS

Pedro Sánchez barre a Susana Díaz y deja tocado al sector de Abel Caballero en Galicia

El candidato de la gestora autonómica logra el 65%, casi dos de cada tres votos de los militantes gallegos

Supera el 50% en las siete ciudades, incluido Vigo, el principal feudo de los afines a la presidenta andaluza

Santiago Actualizado: Guardar
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En todas las quinielas se daba por hecho que Pedro Sánchez ganaría en Galicia en el proceso de primarias para la secretaría general del PSOE, pero no con esta exhibición de fuerza. Con el 100% del voto gallego escrutado, Sánchez barrió a Susana Díaz con un 65,74% frente al 27% de la presidenta andaluza, y el anecdótico 7,26% de Patxi López. En resumen, dos de cada tres militantes socialistas de Galicia dieron su confianza al exlíder del PSOE para que lo vuelva a ser.

La victoria de Sánchez es total, pues se ha alzado con apabullantes resultados en las cuatro provincias y en las siete grandes ciudades, incluida Vigo. En el feudo de los «susanistas», con Abel Caballero como principal valedor de la presidenta andaluza, Sánchez no solo ha ganado, sino que ha superado el umbral del 50% de los sufragios de los afiliados: 313 frente a los 254 de Díaz y los 24 de López.

Lejos de ser una excepción, ha sido la tónica en los entornos urbanos: más de la mitad de las papeletas para el exsecretario general, el candidato que explicitamente ha apoyado la presidenta de la gestora gallega, Pilar Cancela.

El relato por provincias sostiene idéntico tono. En La Coruña, donde su secretario provincial, Julio Sacristán, estaba claramente alineado con Sánchez, el resultado fue de cerca de un 70% para el exlíder socialista, por un pobre 21% de Díaz. Lugo, feudo de José Ramón Gómez Besteiro —uno de los principales apoyos de Sánchez mientras dirigió los designios del PSdeG— , arrojó guarismos similares. Los «besteiristas» no han fallado.

Pero es que en Pontevedra, una circunscripción controlada por el PSOE vigués a nivel orgánico —un concejal de Caballero ostenta la secretaría provincial— e institucional —Carmela Silva preside la Diputación—, Sánchez se ha impuesto con una notable contundencia: 63-31. Los datos de Orense otorgaban el mejor resultado para la aspirante andaluza, un 30,5% frente al 62% de Sánchez, su peor dato en Galicia. Amarga derrota para los «pachistas».

La sentencia de las urnas materializa las señales que la militancia gallega ha estado lanzando durante estas semanas de precampaña y campaña ante las sucesivas visitas de los candidatos. Pedro Sánchez, con una capacidad de convocatoria inaudita jugando el papel de víctima, de líder traicionado que buscaba ajustar cuentas con quienes provocaron su defenestración; Susana Díaz, con una muy menor afluencia de la que cabía esperar incluso en sus feudos más afines, y Patxi López, casi como una anécdota. Las señales estaban ahí, solo era necesario saber interpretarlas.

La lectura gallega

La inminencia celebración del congreso gallego —previsto para pocos meses después del federal que devuelva el poder a Pedro Sánchez— otorgaba a los resultados de la Comunidad una nueva toma de contacto con la sensibilidad de la militancia. La primera fue hace un año, cuando en otro proceso de primarias Xaquín Fernández Leiceaga se impuso a José Luis Méndez Romeu para la candidatura a la Presidencia de la Xunta por un ajustado 5545. Leiceaga sintonizaba con el oficialismo mientras Romeu era apoyado por el sector crítico de Caballero, algunos notables y la dirección provincial de Ourense. Pero esa correlación de fuerzas ha saltado por los aires con estas primarias federales.

La primera lectura directa es que el modelo de PSOE que representa Abel Caballero —exitoso para Vigo—no gusta a una amplia mayoría de las bases socialistas en Galicia. Esto borra de un plumazo las posibilidades de que cualquier afín al alcalde vigués pueda aspirar a la secretaría general del PSdeG, que además tampoco contará con la bendición de Ferraz, ahora en manos de Pedro Sánchez. Las dos facciones del socialismo gallego quedan ahora obligadas a entenderse y pactar para coser el partido, a riesgo de que la fractura se convierta en un balón de oxígeno para la convulsa Marea.

De igual manera, la victoria de Sánchez certifica la continuidad de la actual gestora interina, presidida por Pilar Cancela, cuyo futuro se tornaba negro si Susana Díaz vencía en esta consulta a las bases. Caballero y Carmela Silva la habían señalado directamente como responsable de las últimas derrotas electorales y pedían su cabeza sin disimulo. Ese cese no solo no llegará, sino que se aleja la posibilidad barajada en los últimos meses de modificar la gestora para incorporar al sector de Caballero.

Del mismo modo, Fernández Leiceaga mantendrá su condición de portavoz parlamentario, por lo menos hasta que se celebre el congreso gallego, cuya fecha puede moverse entre dos o tres meses después del cónclave federal, previsto para junio. Y de ahí vendrán de seguido los cónclaves provinciales. Este corrimiento de fuerzas en las provincias de Orense y Pontevedra —donde ganó Méndez Romeu hace un año— abre la puerta a que se traslade el cambio a las direcciones provinciales. Una incógnita para la que todavía no hay respuesta, porque dependerá en buena medida de qué consensos internos se construyen —si es que eso se produce— en el congreso regional.

Las consecuencias del terremoto político que provoca el resultado de la primarias va a alcanzar también a la actitud de los socialistas en las ciudades respecto a su relación con los populismos. Una victoria de Díaz, muy crítica con la que ella denominaba «izquierda inútil», habría puesto en jaque la estabilidad a medio plazo de las Mareas. Con Sánchez, se prevé harto difícil que los concejales socialistas en La Coruña, Santiago o Ferrol puedan propiciar la caída de los alcaldes de la izquierda rupturista en beneficio del PP. Noriega, Suárez y Ferreiro llegarán con toda seguridad al final de sus mandatos. Pero también llena de dudas la situación de Orense, donde el PP gobierna en minoría y el PSOE podría entregar la alcaldía a los populistas.

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