DESPEDIDA DE PACHI VÁZQUEZ

El «pachismo» escribe su epílogo en el PSdeG

El exsecretario xeral dice adiós al partido entre severas críticas a la cúpula: «Están traicionando a compañeros»

El exsecretario xeral del PSdeG, Pachi Vázquez, en una imagen de 2013 EFE

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Compañeros y amigos, acabo de tomar una decisión muy madurada y quiero que seáis los primeros en conocerla». La noche del pasado jueves un grupo de dirigentes y miembros de PSdeG recibió un mensaje de whatsapp encabezado con estas palabras. Pachi Vázquez decía adiós . El exsecretario xeral comunicaba a sus fieles la decisión de poner punto y final a más de dos décadas de militancia en el partido. Su adiós enseguida adoptó el sabor a fin de ciclo. Con él se va una forma de entender el socialismo gallego y una corriente de poder que acumuló —empezando por el propio Vázquez— todo tipo de responsabilidades dentro de la organización y las instituciones. Sin Pachi, como se le conoce de puertas adentro, el «pachismo» es ya un epílogo.

En su despedida no faltaron cargas de profundidad contra el actual rumbo del partido. En primer lugar, Vázquez denunció que las personas que pilotan la organización ya no se sentían«cómodas» con su presencia ni con el trabajo realizado por sus afines «durante muchos años» . Las fricciones por lo visto eran mutuas. A renglón seguido, el antiguo líder confesó que tampoco él se encontraba a gusto con las decisiones adoptadas por la dirección, «vetando, traicionando y engañando a compañeros que dieron literalmente su vida por unos ideales». Tampoco ahorró críticas contra Ferraz: con el proyecto de Pedro Sánchez dijo no compartir «casi nada». «Espero que ahora os dejen tranquilos por ser pachistas y que el partido tenga muchos éxitos» , finaliza un texto que ayer se expandió como una cadena entre los miembros del PSdeG.

El momento cogió por sorpresa a buena parte de la organización pero no podría decirse que los motivos difieran de la línea perfilada por Vázquez desde hace tiempo. En público eran frecuentes las críticas , por ejemplo, contra Gonzalo Caballero por nombrar a una gestora «extemporánea e inútil» en Orense; o contra el propio Pedro Sánchez, a quien esta misma semana afeó en Twitter su gestión tras las elecciones andaluzas. «Viendo la nueva encuesta del CIS Pedro Sánchez obligatoriamente tiene que elegir: convoca elecciones o cesa a Tezanos, todo lo demás es imposible de entender».

Las reacciones

Quizá por ello, las reacciones públicas de sus ya excompañeros no fueron muchas ni muy prolijas. Fuentes de la dirección autonómica declinaron hacer declaraciones acerca de la salida de quien, hasta ayer, era uno de sus principales contrapesos internos.

Quien sí aceptó hacer valoraciones fue el actual responsable del PSdeG en la provincia de Orense. «Es un hecho que obviamente no es positivo, y en una persona que ocupó cargos de responsabilidad en el partido es menos agradable que ocurra», explicó Rafael Villarino, en conversación con ABC, no sin arrojar ciertas dudas sobre el «estilo» y la «elegancia» con la que Vázquez comunicó su baja, tramitada unos días después de que Xabier Oviedo, exalcalde del BNG en Maceda, sellara su fichaje por el partido . «En un partido como el PSOE, con 140 años, hay altas y bajas y las formas son importantes, pero cada uno tiene las suyas».

La noticia le cogió por sorpresa. Villarino reconoció no «tener contacto personal» con él en los últimos tiempos, pese a que los apoyos «pachistas» fueron determinantes para que se alzara con la victoria en primarias frente la diputada Noela Blanco. En aquel envite Vázquez resultó derrotado en la primera vuelta. Sus colaboradores también se quedaron fuera de los puestos de dirección.

Las urnas supusieron poco menos que la puntilla a una carrera política que se adentraba en sus estertores, pero jalonada de cargos. Ingresó en los noventa en el PSdeG procedente del Centro Democrático y Social (CDS), y desde entonces, su trayectoria fue una historia casi continuada de ascensos . Alcalde de O Carballiño, su localidad, durante una década; diputado en el Parlamento de Galicia en varias ocasiones, azote del «baltarismo» como portavoz socialista en la Diputación de Orense, conselleiro de Medio Ambiente durante el Gobierno de Touriño y secretario xeral del PSdeG son los cargos que engrosan su curriculum. En 2012 se batió con Feijóo en las urnas y perdió. En 2015 abandonaría su escaño en O Hórreo al conocer que el TSXG lo investigaba por un supuesto enchufe de 37 personas en su etapa como alcalde.

Durante el esplendor del «pachismo», bajo su patrocinio medraron todo tipo de rostros conocidos del socialismo gallego. Desde la exsecretaria de Estado de Igualdad con Zapatero, Laura Seara;la exconselleira de Pesca Carmen Gallego; el antiguo barón provincial y actual diputado, Raúl Fernández;o María Quintas, en tiempos parlamentaria autonómica y secretaria de Organización en Orense. Todos formaron parte de una corriente que ayer también optó por guardar silencio . En Orense, los enfrentamientos entre «paquistas» afines al exalcalde Francisco Rodríguez y «pachistas» son historia.

Mientras, el portavoz municipal del PSdeG en la ciudad, José Ángel Vázquez Barquero, atendió a la llamada de este diario para mostrar «respeto» con las «decisiones personales de cada quien». « Yo no la esperaba, pero si él la ha tomado, quien tiene que dar explicaciones es él », expuso el aspirante a la alcaldía en las municipales de mayo.

El rumor de Ciudadanos

De hecho, nada más conocer la despedida de Pachi Vázquez, algunas miradas se posaron sobre un hipotético fichaje del carballinés por Ciudadanos para figurar como cabeza de cartel en la ciudad. Fuentes del formación naranja descartan que «a fecha de hoy» esa sea la opción, pese que seguiría el mismo guión que el acercamiento hacia el exconselleiro de Feijóo, Javier Guerra, tras su derrota en las primarias del PP de Vigo. « No hay nada de eso. Nosotros no tenemos nada que ver con las decisiones personales de un político hasta ahora en las filas de otro partido », insisten.

Recale o no en las filas de Ciudadanos, la política gallega despide a un político fuera de lo común, si atendemos a la extensión de su trayectoria y currículum, y a la capacidad de no dejar indiferente a nadie. Ni a Feijóo, que reconoció recientemente su «larga experiencia» y su habilidad para maniobrar internamente; ni a sus rivales, que llegaron a calificarlo de un «Atila de la política», ni a sus compañeros de socialismo, filiación que cultivó durante un cuarto de siglo y que ahora abandona.

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