Orense, la versión local del «no es no»

El veto a la aprobación urgente de las cuentas ahonda en la minoría del PP de Jesús Vázquez

Imagen de archivo de un pleno del Concello de Orense EFE
Mario Nespereira

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El reloj financiero en el Concello de Orense se paró en 2014, fecha en que el gobierno socialista de Agustín Fernández aprobó los últimos presupuestos municipales. Desde entonces, la ciudad visibiliza una maqueta a escala local del escenario político que España vivió entre los años 2015 y 2016: también vive su momento «no es no». La oposición no se concede ni una sola tregua en el papel que se le presume —hacer de muro frente al gobierno— y responde con el rechazo a cada intento del PP de aprobar iniciativas estratégicas. De aliviar, al fin y al cabo, la debilidad que atenaza el mandato de Jesús Vázquez.

La fragilidad política, pues, tiene su vertiente financiera. El alcalde, el único con carnet popular en una gran ciudad de Galicia, quiso anticiparse a la negativa coral de Democracia Orensana, PSdeG y Orense en Común y activó para sus cuentas una vía de urgencia. Conforme a este recurso, Vázquez se sometía a una moción de confianza en un pleno extraordinario, a cambio de conseguir luz verde para los que califica como «presupuestos más sociales de la historia».

Pero no fue posible. Los tres grupos de oposición hicieron piña en torno al «no». Esta vez, escudaron su decisión en un informe de la intervención municipal que delata múltiples errores en el proyecto. E s un documento «ilegal», llegaron a decir algunos portavoces. A partir de ahí, Orense comenzó a recuperar el que viene siendo su estado político natural desde el inicio de la legislatura: un PP en minoría absoluta, sin aliados potenciales, y una oposición renuente a formar un gobierno alternativo.

«Lo que siento es desilusión por ver una oposición que prima las siglas por encima de los intereses de la ciudad. Yo creo que quedó de manifiesto la poca voluntad de negociación y el intentar obstruir todo», lamenta Vázquez en conversación con ABC: «Es el no por el no, da igual lo que pongas».

Para el alcalde, la actitud de los demás partidos va más allá de «desgastar al gobierno». «Es de daño total a la ciudad, de irresponsabilidad, eso es lo que me genera mayor desilusión», comenta. El PP, sin embargo, promete seguir dando la batalla, aunque en esta ocasión no le quede otra opción que hacerlo por los cauces ordinarios: la moción de confianza solo tiene encaje un año antes de la celebración de elecciones, y el plazo ya expiró. Seguirán sometiendo los presupuestos a la aprobación del pleno y abrirán la puerta a hacer las «modificaciones oportunas» para intentar tejer una mayoría que descongele la situación.

La tarea es complejísima. Enfrente está Democracia Orensana, el líder de la oposición con ocho ediles, y una formación tan incalificable como inédita en el resto de ciudades. Si en 1979 Alberto Ronchey explicaba con su teoría del factor K por qué los comunistas, opacando a los socialistas, impedían la gobernabilidad en Italia, en Orense está el factor DO: tiene el empuje de ser el grupo opositor más numeroso, pero socialistas y rupturistas no lo quieren de compañero de viaje.

La ojeriza de su referente, Gonzalo Pérez Jácome, hacia el alcalde es total. Le acusa no negociar «prácticamente nada» con la oposición, «por eso le venía como anillo al dedo la moción de confianza», dice. «Fue tan inoperante que durante tres años no fue capaz de llevar los presupuestos en tiempo y forma. Es como quien llega tarde a su propia boda, ¿cómo te vamos a aprobar algo que va en contra de lo que no creemos?» , defiende Jácome.

El portavoz municipal del PSdeG, por su parte, censura que las cuentas se presenten «tarde, mal y a rastras», con un reguero de «anomalías e ilegalidades manifiestas». «No se votó en contra de los presupuestos, se votó en contra de la urgencia», matiza José Ángel Vázquez Barquero, quien despacha con un «ya veremos» la posibilidad de que Vázquez corrija el proyecto, y los socialistas lo respalden.

Martiño Vázquez, de Ourense en Común, invita igualmente al PP a que repare sus cuentas y rechaza la lógica del alcalde de «o me aprobáis algo que es ilegal, o gobernáis vosotros».

Moción imposible

En efecto, Jesús Vázquez reta a la oposición a que dé un paso al frente y formule un gobierno alternativo, pero sabe que no «dan ese paso». Así lo resume: «Ni te voy a dejar que tú gobiernes ni te voy a dejar gobernar porque acabaríamos mal y lo haríamos peor», subraya. DO impulsará una moción de censura, pero lo cierto es que ni el PSdeG ni OUeC tienen en mente secundarla. Los primeros sencillamente señalan que «no está en la agenda» y los segundos aclaran que lo importante es «cambiar políticas, no políticos», pues consideran a Jácome un recambio por la derecha.

Con un panorama así, hasta el alcalde echa de menos una muleta, un apoyo puntual para superar momentos como este. n esa hipótesis cabe Ciudadanos: «Si Ciudadanos tuviese un concejal», reflexiona, «habría existido otra opción, para A o para B, estoy seguro».

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