El alcalde de Orense, Jesús Vázquez, en la sesión de toma de posesión
El alcalde de Orense, Jesús Vázquez, en la sesión de toma de posesión - EFE

La ciudad en minoría absoluta

Vuelve a emerger una posible moción de censura en la única gran alcaldía del PP, gestionada por Jesús Vázquez

Sin acuerdo por el plan de urbanismo o los presupuestos,Orense espera al AVE y a la estabilidad en el gobierno

Santiago Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Orense es una ciudad formulada durante los últimos años en la política del «no». «No hay bloqueo», dice el alcalde, Jesús Vázquez. No hay presupuestos, no hay plan de urbanismo; replican en la oposición. Por lo demás, es una ciudad que da a veces la sensación de gobernarse por inercia, a la espera de que el resto de las administraciones apunten con el dedo presupuestario a la única sin mar de Galicia. Vázquez es su alcalde, del PP. Gobierna la tercera urbe de la Comunidad por tamaño de población con diez concejales. Ocho tiene Democracia Ourensana, seis el Partido Socialista y tres Ourense en Común. Este último trípode acaba de afilar una espada de Damocles con la que el gobierno local ya está acostumbrado a dirimir.

Han cerrado un pacto de «conclusiones programáticas»: el prefacio de una moción de censura cocinada en el fuego lento de la minoría absoluta del PP.

Orense es también una ciudad que se levanta contra sus propios complejos. Algo de eso se le ha impregnado a Jesús Vázquez, en su obstinado afán por descubrir que la oposición se está haciendo trampas al solitario. «Es el juego que ellos intentan hacer ver, la de una ciudad bloqueada. No lo está en absoluto». Es cierto que la política local destrozaría cualquier guión de Woody Allen. Al pie de As Burgas antes no siempre fue sinónimo de mejor. Hubo un tiempo en el que el equipo socialista de gobierno coleccionaba imputaciones. Algunas de ellas se quedaron en nada, como la que afectó al exalcalde Francisco Rodríguez. En otro, la Policía Local entraba en los plenos municipales a desalojar al concejal que hoy lidera la oposición, Gonzalo Pérez Jácome. Hoy ya se va solo: hace unos meses se retiró mediado el pleno. «Las circunstancias no son fáciles», continúa Vázquez su descripción ambiental:«Había una judicialización de la actividad política». La crispación no se la llevaron los socialistas. Al año de iniciar el mandato, Jesús Vázquez ya tenía su primera reprobación: «Estaba prevista en el calendario, lo único que querían era ponerle un apellido a este alcalde». Lo consiguieron. Después de aquello, cada vez que interviene en público Jácome se refiere a él como «el alcalde reprobado».

El salón de plenos del concello exportó a otras ciudades y lugares de España un fenómeno que ya comenzó a manifestarse en 2011. Democracia Ourensana y un partido metonímico: el todo por la parte. Solo es Jácome y su populismo acotado.

Porque, en perspectiva, en Orense se debate, a veces a degüello, sobre cuestiones que poco o nada tienen que ver con las competencias de Orense. El AVE y la inversión de la Xunta son dos. Fomento terminará el grueso de las obras de la Alta Velocidad en 2018, pero aún quedará la construcción de la variante exterior, valorada en 600 millones de euros. Cuando eso se produzca, adquirirá por fin la categoría de «puerta de entrada» de la red AVE en Galicia. El Gobierno autonómico gastará per cápita en la provincia como en ninguna otra parte: 3.355 euros por habitante. No pasa desapercibido que el de Orense es el único gobierno local de las siete ciudades gallegas en manos del PP.

Gestión diaria

Sobre otros proyectos, el concello sí tiene margen. El plan de urbanismo espera el alcalde «sacarlo adelante en los próximos meses». No hay fecha, en cambio, para los presupuestos. «Es una persona que no hace nada, todo por desidia e indolencia, ¿cómo vamos a rechazar unos presupuestos si no nos los ha presentado?», comenta Jácome airado: «Cree que tiene la mayoría absoluta; es el mayor mentiroso de los últimos años». El portavoz del PSdeG, José Ángel Vázquez Barquero, ve «los grandes temas absolutamente parados», por culpa de una «claudicación sistemática ante las otras administraciones del PP». Con Ourense en Común, la marea local, han incluido todos estos aspectos en un documento de nueve puntos y siete folios. También hay algunos más: creación de un Instituto Municipal de Vivienda, bajada de impuestos, universalización del pago del IBI o un «tranvía urbano». Todo se queda en el papel si no prospera la moción de censura. Barquero no se cierra «a nada» porque ello supondría descartarse a sí mismo a un lado como futurible alcalde, con el favor de Jácome.

Todavía hay quien no le perdona al PP afirmaciones como las del anterior portavoz local y actual vicepresidente de la Diputación, Rosendo Fernández, cuando engrosaban las filas de la oposición. «Decía que se iban a arreglar los problemas en quince días. Han pasado 18 meses y muchas cosas están sin resolver», recuerdan desde el PSdeG. La oposición se abalanza contra Vázquez cada vez que hay un atisbo de enfriamiento en la relación ciclotímica que mantiene con Baltar: «Ése es otro de los rumores que se intentan crear, pero es como el refrán, divide y vencerás. Al final es la ciudad la que va a ganar», replica el alcalde. Ganar, dice, mientras «la ciudad respira».

Ver los comentarios