Entrevista

«Una octava ley de educación nos está diciendo que algo no funciona»

La conselleira de Educación, Carmen Pomar, afea las prisas del Gobierno estatal e insta a ir a las bases: «Que la Religión compute o no compute no es un problema educativo», reflexiona

Carmen Pomar, conselleira de Educación MIGUEL MUÑIZ

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La remodelación del Gobierno acometida por Núñez Feijóo en septiembre situó al frente de la Consellería de Educación, Universidad y Formación Profesional a Carmen Pomar Tojo (Santiago, 1970). Licenciada en Psicología por la Universidad de Santiago, acumula una dilatada trayectoria en el campo de la inteligencia emocional, las necesidades educativas especiales y la atención a la diversidad que, confía, empapará el manejo de sus nuevas responsabilidades. Su llegada al departamento coincide en el tiempo con el inicio de la tramitación por parte del Gobierno de Pedro Sánchez de una nueva reforma de la legislación educativa.

—Una ley paralizada parcialmente, un intento de pacto educativo frustrado y una nueva reforma en ciernes. ¿Cómo valora el anteproyecto de la ministra Celaá?

—Una octava ley educativa nos está diciendo que algo no funciona. Esto de que cada gobierno vaya modificando las leyes educativas no beneficia a nadie. No creo que sea tan difícil llegar a un consenso si dejamos de lado lo superficial y nos centramos en lo profundo. Por fin parecía que había un intento bien encaminado para llegar a un pacto que con la llegada de Pedro Sánchez se rompe. Y en un periodo exprés nos encontramos con un anteproyecto de ley sobre la mesa, un texto que no ha sido fruto de un debate serio y profundo, entre otras cosas porque a las comunidades gobernadas por el PP los documentos nos fueron llegando siempre con retraso. Es cierto que nos sentamos en una conferencia sectorial a debatirlo, pero allí ya estaba todo muy atado. Da la impresión de un exceso de celeridad, yo diría que es algo así como una ley low cost, que además se basa fundamentalmente en cimientos que están trasnochados: algunas de las cosas que se plantean no son más que un corta y pega de la Logse. Como casi todo con este Gobierno, da la impresión de que no tienen tiempo y quieren hacer las cosas muy rápido. Algo como la educación debería ser fruto de un debate mucho más sólido, más reflexivo.

—¿Le preocupa el trato a la concertada en el texto propuesto?

—Nos preocupa que no se respete un derecho constitucional como es la libertad de las familias de elegir centro para sus hijos. Apostamos con mucha claridad por la enseñanza pública, pero esto no quiere decir que no pueda convivir con una enseñanza concertada.

—Otros planteamientos afectan a las lenguas, habilitando a las autonomías a reajustar de forma flexible los pesos de sus lenguas cooficiales en las aulas, ¿habría que repensar su distribución en Galicia?

—No. Tenemos un sistema en el que las dos lenguas cooficiales están integradas de forma armónica y se garantiza la enseñanza al 100% del castellano y del gallego, y el reparto es absolutamente equitativo. Probablemente en otras comunidades el conflicto está sobre la mesa porque no son capaces de mantener ese equilibrio. Quizá deberían tenernos como referencia.

—VOX cuestionó recientemente ese equilibrio, y consideró necesario proteger el español en Galicia...

—Todo el mundo es libre de opinar, incluso de hacer juicios de valor infundados, pero la gente debería conocer la realidad gallega antes de hablar.

—El PSOE defiende retirar del cómputo de nota media la asignatura de Religión, ¿lo ve acertado?

—No consideramos que el que la Religión compute o deje de computar sea un problema educativo, no es uno de esos problemas profundos.

—¿La reforma del acceso a la profesión docente sí sería una de esas cuestiones capitales?

—Es uno de los temas que ha sufrido un retroceso tras la ruptura del pacto. Y ese sí que es uno de los temas fundamentales. Muchas veces se enfoca la importancia del sistema educativo en si se aprueba con esto o si no se aprueba, si se pasa de curso, si no, pero hay que pensar que una de las claves para que un sistema educativo funcione y sea de calidad es el cuerpo docente. Siempre nos comparan con otros sistemas educativos y en algunos de ellos una de las claves es justamente el tema de la selección del profesorado. Nos resulta muy paradójico que en este anteproyecto de ley no se hable demasiado del docente. No sé si es un lapsus pero no debería serlo.

—Asumió la Consellería con la legislatura ya rodando, ¿cuál será su sello personal en el departamento?

—Creo que mi formación y mis ocupaciones anteriores me llevan a ser muy sensible con todos los temas que tienen que ver con la atención a la diversidad. Me encuentro con un sistema educativo que en algunas cosas está muy consolidado, que es muy estable y que además está dando muy buenos resultados tanto cuantitativos como cualitativos y me marco como objetivo mantener esta senda de excelencia e incorporar alguna medida nueva que tiene que ver con esa sensibilidad de la que hablo. Entre ellas, un plan de orientación vocacional y profesional, no enfocado únicamente al futuro laboral, sino personal de los alumnos, porque vivimos en un mundo complejo, acelerado, en el que es importante aprender a tomar decisiones, a enfrentar obstáculos, a ser resilientes, y a reinventarse. También nos planteamos hacer más accesible la administración educativa a los agentes implicados, fundamentalmente a los docentes y a las familias. Vamos a crear un portal para las familias y otro para los directores y directoras de centros, un portal que beneficiará la agilidad de la información y también la creación de red; muchas veces los centros educativos trabajan en desconexión y a veces es muy importante esa empatía y esa identificación con compañeros en situaciones muy similares a las tuyas.

Incentivos a las buenas prácticas educativas: «Tenemos un cuerpo docente muy comprometido y habría que estudiar medidas concretas para incentivar el trabajo que están haciendo en las aulas»

—¿Para el intercambio de buenas prácticas?

—Hay centros en los que se están haciendo cosas muy interesantes y muy innovadoras; el problema a veces es la visualización, y el que unos centros sirvan de espejo a otros. Queremos hacer también este portal de buenas prácticas, e incluso incentivar de alguna manera las mejores prácticas educativas que se estén haciendo.

—Su predecesor en el cargo abogó por explorar el sistema retributivo con complementos más allá de la antigüedad, ¿hay algún avance?

—No hay nada avanzado en medidas concretas, lo que está claro es que tenemos un cuerpo docente muy bueno, muy implicado y muy comprometido y que habría que estudiar medidas concretas para incentivar el trabajo que están haciendo en las aulas.

—Valencia ha aprobado el derecho de los padres a recibir una copia de los exámenes de sus hijos. ¿Apoyaría una propuesta así en Galicia?

—Aquí no se ha creado esa necesidad, no está dando problemas ese tipo de falta de comunicación o desconfianza. Creo que lo importante es reforzar el papel de las tutorías y marcar una relación fluida y transparente entre el centro y la familia, y si esto ocurre no hay necesidad de llegar a ninguna medida que tenga que ver con regular.

La conselleira de Educación, durante la entrevista con ABC MIGUEL MUÑIZ

—Algo similar ocurre con los deberes. La misma comunidad ha regulado el derecho de los escolares al tiempo de ocio reclamando colaboración a los colegios. ¿Qué está fallando?

—Creo que cuando se tiene un criterio racional, y hablo de un criterio pedagógicamente racional, todos estos temas no aparecerían. No es una cuestión de sí o no. Los deberes tienen que cumplir su misión. Lo que no podemos es exigirle a un niño de 3º o 4º de Primaria que se pase tres horas haciendo deberes, pero es que eso no hace falta que lo regulemos desde fuera, eso debe estar ya en la visión que un profesor tiene de lo que es el aprendizaje y de lo que es la enseñanza. No tiene sentido que un niño de ocho años tenga que estar tres horas haciendo deberes, como tampoco tiene sentido que llegue a casa a las nueve y media de la noche después de haber hecho cinco actividades extraescolares. Igual que el sentido común funciona para el profesorado también funciona para la familia. Eso en Primaria. En Secundaria y en Bachillerato, al entrar en juego más profesorado, lo que debe haber es una buena coordinación entre los profesores. Las tareas complementarias o de refuerzo en casa no son negativas, siempre que sean ajustadas.

—Es el primer curso del Bachillerato STEM (Science, Technology, Engineering and Maths), ¿cuál es el balance inicial? ¿Son equilibrados los datos de matrícula por sexos?

—En este momento hay 15 centros en los que se imparte el Bachillerato STEM, con unos 200 alumnos, y esperamos que el año que viene se impliquen muchos más. Es importante subrayar que aunque se llama STEM no se relacione única y exclusivamente con proyectos en ciencias; el pensamiento crítico, la creatividad, el pensamiento divergente, la reflexión, la indagación, la búsqueda y la toma de decisiones son competencias transversales que se pueden relacionar con cualquier área del conocimiento. Al ser un bachillerato muy bien promocionado por los centros, los datos de matrícula por sexos están muy equilibrados. Pero es que a determinadas edades los desequilibrios no son tantos. Creo que el problema es más el asentamiento, que esa carrera continúe en la universidad y se asiente en la edad adulta. Por eso también es muy importante que sean investigadoras las que desde la universidad tutoricen los proyectos de los alumnos del Bachillerato STEM: no hay mejor modelo que ver lo que tú quieres hacer en otra persona que lo ha conseguido.

—Abanca ha presentado su proyecto de universidad privada para Galicia. ¿Tiene encaje en la oferta?

—Lo que podemos decir es que hay una propuesta que ha sido informada por la Secretaría Xeral de Universidades, que hay una consulta pública que acabó el 30 de enero, que la propuesta también ha sido consultada por las tres universidades públicas y que esto no es más que el primer paso en un proceso regulado que al final dependerá de muchas variables y de lo que pase en el Parlamento.

Actualización del sistema de acceso a la profesión docente: «Es una pena que este punto que estaba encima de la mesa en ese pacto de estado en materia educativa se haya aparcado por el Gobierno de Sánchez»

—Las escuelas rurales detectan un nuevo público, familias en busca de una enseñanza más personalizada. ¿Cuál es el futuro de estas aulas?

—El futuro de la escuela rural es el futuro de la demografía rural. La Xunta nunca va a cerrar escuelas cuando haya niños. También es cierto que tenemos que garantizar un número mínimo de alumnos, no solo por razones de gestión o económicas, sino pedagógicas: una de las partes fundamentales del proceso de enseñanza-aprendizaje es la interacción educativa. Sí que vemos que ha cambiado un poco el perfil de la demanda, a veces son padres que no viven en el rural y escogen esta escuela porque les gusta más ese modelo más cercano. Volvemos otra vez a esa elección. No debemos abrir una especie de competición entre unas escuelas y otras; son diferentes, con sus ventajas y con sus inconvenientes.

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