Leche materna... y medicinal

En el área hospitalaria de Santiago nacen cada año alrededor de 200 bebés prematuros. Se trata de pequeños con menos de 37 semanas de vida o por debajo del kilo y medio de peso para los que el contacto humano y la alimentación son asideros a la vida. La primera de estas necesidades la cubren los propios padres a través del conocido como «método canguro», que implica el contacto piel con piel del recién nacido con sus progenitores, aún cuando el bebé precisa de incubadora. Esa cercanía, explica la jefa de Neonatología del CHUS, María Luz Couce, es igual de beneficiosa para los padres que para sus hijos. Para los bebés supone una mejoría física evidente y ayuda a potenciar su desarrollo.

Para los padres es una experiencia tan emocionante que incluso permiten que se los fotografíe, pese a la intimidad del momento, para que los docentes puedan hablar de esta técnica a los futuros doctores. «Enséñenles las fotos y háganlo con una sonrisa en la cara», les dicen.

Pero el crecimiento de los prematuros también depende de una alimentación que —en muchas ocasiones y debido a la precocidad del parto— las madres no pueden facilitar. Hasta el momento la única opción pasaba por dar a los niños leches de fórmula que tratan de imitar los beneficios de la leche materna. Sin embargo, el escalón entre una y otra, explica la doctora Couce, es notable y especialmente importante en el caso de los nacidos con menos de 37 semanas. «La leche materna es el alimento ideal para los neonatos y para los lactantes durante el primer año de vida, y durante los seis primeros meses de una manera exclusiva. En el caso de los prematuros, además, supone que pueden tolerar la digestión mejor y tengan menos infecciones intestinales, que crezcan mejor y se desarrollen mejor a nivel neurológico», incide.

Y aquí es donde entran en juego bancos de leche materna como el que el Complejo Hospitalaria de Santiago acaba de estrenar. Se trata del primero de Galicia y también de todo el noroeste de la Península, y dará cobertura al área hospitalaria de La Coruña, Lugo, Ferrol, Monforte y Burela. Está previsto que el sur de la Comunidad se abastezca de otro banco que abrirá sus puertas en breve en Vigo. Por el momento, en Santiago ya se ha puesto en marcha toda la maquinaria para llenar las neveras en las que la leche de las madres donantes se podrá almacenar durante tres meses.

Requisitos y procedimiento

Una campaña transversal que llegará a centros de salud e incluso a tiendas especializadas en bebés tratará de animar a las madres a que compartan su leche con otros pequeños. Solo se requiere que la donante tenga hábitos de vida saludable y pase un análisis médico. Después, el propio hospital le facilitará métodos de extracción, envases y neveras para que puedan almacenarla tres o cuatro semanas, hasta que la lleven al hospital. Para facilitar esta acto altruista, se está estudiando la opción de dar a la donantes entrada gratuita al parquin del centro hospitalario. Cuando se reciba la leche en el banco se la someterá a un análisis microbiológico, después se pasteurizará calentándola a 62 grados y medio, y después se le volverá a hacer otro análisis. Estas pruebas buscan conocer a composición exacta de la muestra en cuanto a grasa e hidratos. Así, explica la doctora Couce, «podremos ofrecer una alimentación individualizada a nuestros bebés, en función de qué tipo de nutrientes necesiten más».

En un espacio muy alejado de la imagen hospitalaria y entre incubadoras y salas especiales de color pastel para que los padres acompañen a sus pequeños, la jefa del servicio de Neonatología incide en la necesidad de humanizar el cuidado de los neonatos. «En todo momento tratamos de fomentar son los cuidados centrados en la familia, por eso los padres pueden estar con sus bebés todo el tiempo que deseen. Es bueno para las dos partes», sostiene la doctora.