Complementariedad y cooperación

En los últimos veinte años Galicia ha construido un sistema de I+D cada vez más solvente e imprescindible para su crecimiento económico y social como país. Las universidades gallegas realizan más del 70% de la actividad investigadora regional y son una pieza fundamental asumiendo la responsabilidad de generar conocimiento, capacidades y resultados transferibles.

Las tres universidades gallegas desarrollan su actividad investigadora concentrando sus capacidades en torno a focos de especialización que singularizan y especializan sus campus haciéndolas más competitivas, más capacitadas para transferir conocimiento y tecnología. Prueba de los buenos resultados que reporta esta estrategia es que al año se firman más de 300 colaboraciones en I+D con las principales empresas y sectores de la economía regional. Otra prueba se refleja en indicadores sobre investigación universitaria como los incluidos en el reciente informe CYD 2015*, que sitúan a las universidades gallegas en una meritoria posición, siendo Galicia la quinta comunidad autónoma en número de publicaciones científicas y en solicitud de patentes.

El número de publicaciones científicas o el porcentaje de publicaciones en Q1 (primer cuartil del ranking de su especialidad) han experimentado un notable incremento respecto al informe CYD del 2014 en cada una de las universidades gallegas. Todo ello en un clima de sana competencia y de fructíferas colaboraciones que no han dejado de establecerse entre las tres universidades gallegas desde su segregación en el año 1990 y que se canalizan, entre otras, a través del establecimiento de redes, del desarrollo de ambiciosos proyectos colaborativos o de la formación conjunta de personal investigador.

Pero la caída del gasto en I+D por la crisis económica ha puesto en riesgo la capacidad de competir de nuestras universidades. Es imprescindible aumentar este gasto, que en Galicia está por debajo de la media nacional. Es especialmente necesario aumentar la inversión en recursos humanos para evitar la despoblación de nuestros centros de investigación ya que, a las consecuencias naturales del envejecimiento del personal investigador senior, se unen las consecuencias (no naturales) de la insuficiencia de recursos para atraer y retener al personal investigador emergente que necesitan las universidades, no sólo las gallegas.

*«Las universidades españolas. Una perspectiva autonómica. 2015».

Isabel Rodríguez-Moldes Rey

Vicerrectora de Investigación e Innovación de la USC