CASO DIANA QUER

La Guardia Civil vigilaba de cerca desde verano al detenido por el «caso Diana»

Su mujer, también arrestada, le prestó coartada en este caso y en la violación a su cuñada en 2005

Agentes de la Guardia Civil, custodiando este viernes la vivienda del sospechoso en Taragoña EFE

CRUZ MORCILLO/PATRICIA ABET

Un golpe de suerte avalado por miles de horas de minuciosas pesquisas. Una conexión entre casos que no ha pasado desapercibida. Y, sobre todo, un inesperado desliz. De esta serie de premisas podría depender la resolución de una de las desapariciones más enigmáticas de los últimos años, la de la joven Diana Quer , el 22 de agosto de 2016.

Año y medio después de que se le perdiera el rastro en A Pobra do Caramiñal (La Coruña), los agentes de la UCO en colaboración con la Policía Judicial coruñesa colocaron este viernes los grilletes a José Enrique Abuín, alias «el Chicle» , de 41 años, un camello de Rianxo con antecedentes policiales por violar a su cuñada entre otra media docena, y al que seguían los pasos con discreción desde el verano. Su mujer también ha sido detenida.

Pese a ese control, los investigadores necesitaban indicios más sólidos que los que ya habían acumulado , dado que la causa estaba sobreseída desde abril. «El Chicle», que había sido interrogado por la desaparición de Diana, se confió por el tiempo transcurrido sin aparentes avances en las pesquisas y el día de Navidad por la noche abordó a una joven en Boiro —muy próximo a A Pobra— . La mujer denunció cómo un hombre que describió sin vacilar le arrebató el teléfono y la obligó a punta de cuchillo a introducirse en el maletero de su coche. La intervención de dos jóvenes, que presenciaron la escena y los gritos de la chica frustraron el intento de secuestro pero la mecha, para los agentes, ya estaba corriendo.

La persona que la denunciante describió encajó con el perfil del sospechoso número uno del caso Diana , un vecino de Taragoña que estaba en el punto de mira desde el primer momento y, con especial interés, desde el verano. Según fuentes cercanas al caso, el arrestado estaba siendo controlado de cerca por un discreto grupo de guardias civiles desde el pasado mes de agosto. Sabían que el individuo había estado en A Pobra la noche de la desaparición de Diana ; conocían su apariencia física que podría haber inducido a la chica a pensar que era gitano (tal y como escribió en su último mensaje de móvil); había sido detenido en 2005 por violar a su cuñada aunque al parecer no fue condenado gracias a la coartada que le proporcionó su mujer, y otro dato fundamental: un testigo aseguró que vio un coche propiedad suya o utilizado por él aquella noche en la zona en la que se perdió el rastro de Diana. El perfil del ahora arrestado encaja a la perfección con el retrato que había fijado la Guardia Civil, pero «hay que probarlo», tal y como insisten fuentes de la investigación.

Los agentes habían establecido miles de cruces telefónicos de todos aquellos números que se conectaron a los tres repetidores a los que lo hizo el móvil de la chica antes de que su captor arrojara el teléfono desde el puente de Taragoña. En teoría, un móvil usado por «el Chicle» debió de posicionar en esas mismas antenas, si bien este dato se mantiene en secreto.

El detenido por el intento de secuestro de Boiro, asunto por el que será puesto a disposición judicial en un primer momento, es un «viejo conocido de la zona» que se dedica al negocio de la droga —en la actualidad estaba de baja en una empresa conservera— y que conoce la vida entre rejas.

Tiene una hija

Hace cuatro años se mudó a Taragoña, donde compró una casa, y la madrugada de la desaparición se encontraba, como se ha dicho, en las mismas fiestas a las que acudió Diana. Según algunas fuentes, su presencia allí se debía a que la familia de su mujer tiene un puesto de venta de comida en la feria. La Guardia Civil, cuando lo tuvo en su radar, le preguntó por esa noche, no solo a él, sino también a Rosa, su mujer. Ella, al parecer, contó a los agentes que aquella madrugada José Enrique y ella no se separaron . Pero no era la primera vez que mentía para protegerlo.

El análisis de los vehículos que recorrieron la zona aquella madrugada ha sido otro de los pilares de las pesquisas , dado que ni siquiera se contaba con una marca y modelo concretos, sino que se manejaron varios. El que los investigadores creen que se usó aquella noche para raptar a Diana (en base a las imágenes poco nítidas captadas por varias cámaras) se corresponde con uno de los relacionados con el detenido: un Alfa Romeo y un Fiat Bravo. Todos estos análisis siguen en marcha a la espera de los resultados del registro de la vivienda de los detenidos. La pareja tiene una hija de doce años. Según los vecinos, pasa la mayoría del tiempo con sus abuelos.

Perfil duro

Aunque el paso de los días —a punto de cumplirse los quinientos— puede haber arrasado cualquier tipo de muestra, la investigación tiene presente ahora que Diana pudo abandonar A Pobra en el maletero de un turismo, un escenario que hasta el momento no se había planteado y que abre la puerta a que el culpable de la desaparición sea una sola persona , la misma que se habría deshecho del móvil de la muchacha a su paso por el puente de Taragoña.

La pareja fue trasladada por la mañana primero al cuartel de Padrón y a primera hora de la tarde a la Comandancia de La Coruña en coches separados para ser interrogados. Dado el perfil del detenido –a quien se arrestó en 2007 con dos kilos de cocaína en su casa– no se espera que colabore en las pesquisas .

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