Coronavirus Galicia

La gallega Biofabri, de investigar la tuberculosis a fabricar millones de vacunas contra el Covid-19

La empresa encargada de producir la inyección de Novavax en la UE estima que podría empezar en dos o tres meses

El acuerdo se fraguó en primavera y, aunque no habían trabajado juntas, la americana ya conocía a la firma gallega

Un trabajador de Biofabri revisa un tanque en una de las varias plantas de producción de Zendal en el complejo de O Porriño (Pontevedra) MIGUEL MUÑIZ
Miguel Ruiz de Arcaute

Miguel Ruiz de Arcaute

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La apremiante carrera en la que se ha convertido la búsqueda global de un remedio contra el coronavirus ha puesto esta semana los focos sobre una empresa española , la única en territorio nacional con autorización para fabricar vacunas humanas. La biotecnológica gallega Biofabri, perteneciente al Grupo Zendal , con sede en O Porriño (Pontevedra), producirá la inyección de la firma estadounidense Novavax en la Unión Europea. Siempre, claro, que el accidentado camino hasta la meta lo permita. Será la única compañía en Europa (sin contar la producción que haga la propia Novavax en su planta de República Checa) que fabrique la inyección de la norteamericana. Todo un reto, según explica el CEO del grupo, Andrés Fenández, que exigirá a esta pequeña empresa ampliar al máximo su capacidad productiva para conseguir generar «cientos de millones de dosis» llegado el momento.

Inmersa en estos momentos en el proceso de transferencia tecnológica que se lo permita, el acuerdo entre ambas partes fue fraguándose a lo largo de la primavera, cuando Novavax comenzaba a moldear el proyecto. «Nunca habíamos trabajado con ellos, pero ya nos conocían de haberles ofrecido nuestras instalaciones» , cuenta Fernández. Con una dilatada experiencia en el campo de la veterinaria, CZ Vaccines, la empresa «germen» del grupo, dio el salto al ámbito de la salud humana en 2008 a través de Biofabri, una nueva filial dedicada a esa rama. Su ópera prima, que aún se encuentra en fase 2 con ensayos en recién nacidos y adultos, fue la MTBVAC, un antivírico contra una de las enfermedades más antiguas: la tuberculosis. Para ello crearon sus propias infraestructuras, pero al no resultar rentables si solo se empleaban para dicho proyecto empezaron a ofrecérselas también a otras firmas, entre ellas Novavax.

La inyección de la norteamericana, actualmente en fase 2 y con vistas a empezar la tercera y última a finales de este año, podría estar lista para el segundo semestre de 2021 en el siempre incierto supuesto de que no haya contratiempos. Lo que sí ha avanzado Biofabri que hará será comenzar la producción en paralelo al desarrollo de la fase 3, algo que según el CEO «ya están haciendo muchas otras farmacéuticas». El objetivo no es otro que contar con el máximo posible de dosis para proceder a su distribución una vez superadas todas las pruebas y controles de las agencias sanitarias . Una estrategia no exenta de riesgo que podría derivar tanto en un éxito rotundo como en un esfuerzo en balde en caso de que el antídoto se revele ineficaz durante los ensayos finales. Pero también un acto de valor habida cuenta de la necesidad de poner fin a la pandemia cuanto antes. «Ahora mismo parece lo más sensato, ya que de la otra forma tardaríamos mucho en llegar al mercado, y no estamos en situación», explica el máximo responsable de Zendal.

Fases solapadas

Preguntados por las crecientes dudas de algunos sectores sobre los tiempos récord en la culminación de fases , la compañía responde que «lo que se está haciendo es solaparlas: cada vez son más cortas, pero al mismo tiempo cuentan con más participantes. Así, antes de tener el certificado de finalización de una fase ya se está empezando la siguiente si todo indica que el compuesto es efectivo, algo que no se había hecho con otras vacunas».

Con un total de 15 plantas de producción (entre las de salud animal y humana) de las que un número aún no determinado estarán funcionando a pleno rendimiento en cuestión de «dos o tres meses» , Zendal (a través de Biofabri) se encuentra ahora a la espera de conocer la composición del antígeno. Por el momento, varios responsables de Novavax se han desplazado al complejo de O Porriño para asegurarse de que la vacuna (de nombre NVX-CoV2373) sea «exactamente igual» a la que desarrollan en Estados Unidos. A partir de ahí, solo quedará esperar a concluir el proceso de transferencia tecnológica y dotación de equipamientos para iniciar la fabricación.

El grupo, que cuenta con una plantilla compuesta por algo más de 300 trabajadores de la que el 70 por ciento trabaja en estos momentos en líneas de investigación relacionadas con el patógeno, pretende ampliar también su mano de obra con el fin de posibilitar una producción de las proporciones previstas. Desconocen cómo será el ritmo de trabajo (cuántas vacunas podrían hacerse en un día, por ejemplo), ya que «la producción biológica se basa en función de concentraciones de virus o proteínas y eso depende de logaritmos», por lo que «una pequeña variación en la producción puede multiplicar o dividir por diez la cantidad de vacuna que se hace», según explicó esta semana Andrés Fernández.

Son algo escépticos, eso sí, en cuanto a una hipotética erradicación del virus : «en la historia solo se ha conseguido con dos enfermedades infecciosas», responden. Con todo, destacan que los plazos de la americana «se están cumpliendo» con resultados «alentadores». Ahora, solo queda confiar en que nada se tuerza y esta pequeña empresa pase a los annales de la ciencia española como la primera fabricante de uno de los remedios que pusieron el punto y final a la trágica era del coronavirus.

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