Ferraz enfría la renovación de la gestora ante la falta de consenso

Los críticos han concretado en una lista la nueva dirección que debe conducir al PSdeG-PSOE a un congreso gallego dentro de un año. Tal y como adelantó ABC el pasado 31 de octubre, el plan ha venido gestándose durante los últimos meses y se concretó el pasado domingo en una reunión en Santiago. El PSOE vigués, apoyado por dirigentes del sector crítico de todas las provincias, cerró un acuerdo en virtud del cual la presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, sería la nueva presidenta de la gestora gallega y Xoaquín Fernández Leiceaga continuará como portavoz parlamentario.

Sin embargo, la lista de más de una docena de miembros incluye nombres de peso adscritos al sector oficial, como los presidentes de las Diputaciones de La Coruña y Lugo, Valentín González Formoso y Darío Campos, o el secretario provincial coruñés y alcalde de Culleredo, Julio Sacristán, que no solo no fueron consultados acerca de su inclusión en esa lista de aparente consenso, sino que no alcanzaron ningún acuerdo al respecto y defienden la convocatoria urgente del congreso antes que una mera sustitución de miembros en una gestora interina.

La publicación de los nombres ha pillado desprevenido a Ferraz, que pretende que la nueva dirección provisional del socialismo gallego sea «unificadora». Según pudo confirmar ABC de fuentes socialistas, «en la lista faltan nombres relevantes y algunos de los que aparecen no van a estar».

En este sentido, desde la gestora de Javier Fernández se aceleran los contactos para cerrar la renovación y «tratar de causar las menores heridas posibles». Los socialistas trabajan contra reloj para enmendar los errores y dar una salida a la federación gallega, pero Ferraz ayer tuvo conocimiento directo de que la lista remitida por el PSOE de Vigo no cuenta con el aval de todas las familias socialistas gallegas y, de imponerse, abriría nuevas heridas en el seno de un partido maltrecho desde la salida de su último secretario general, José Ramón Gómez Besteiro, investigado en dos causas judiciales.

Por lo pronto, la gestora que preside Javier Fernández no se reunirá hoy de urgencia —como en algún momento se barajó— para darle la estocada fatal a la dirección gallega provisional, sino que relajará los plazos hasta hallar un punto de encuentro entre los sectores aparentemente irreconciliables del PSdeG.

No en su nombre

La publicación de algunos de los nombres provocó en la mañana de ayer la reacción inmediata de parte de los aludidos. Los dirigentes próximos a la actual gestora reconocieron a este medio que se enteraron de su presencia en esa lista «por la prensa». Nadie se puso en contacto con ellos para conocer su parecer acerca de ser incorporados a la propuesta remitida a Ferraz, con la que «no estamos de acuerdo».

Su argumento principal es que un recambio de gestora no tiene sentido, aunque con matices. Aceptarían un «enriquecimiento» de la actual dirección interina, ampliando sus integrantes con nuevas sensibilidades del partido, pero siempre que se adopte el compromiso de convocar el congreso gallego «en el plazo más breve posible». Incluso, antes del congreso federal que elija al sustituto de Pedro Sánchez en la secretaría general del PSOE. «Las situaciones de emergencia requieren soluciones de emergencia», resumieron las fuentes consultadas por ABC. El congreso gallego debería fijarse antes de Semana Santa, plantean.

Los pesos pesados del PSdeG en La Coruña ya le transmitieron además a Abel Caballero que la figura de Carmela Silva «no era la idónea» para presidir la gestor, explicándole que «genera rechazo» en amplios sectores de la provincia coruñesa. En este encuentro, se le pidió expresamente al alcalde de Vigo que dilatara los plazos para alcanzar una postura de consenso, planteamiento rechazado por Caballero al entender imposible el acuerdo. El PSOE coruñés confía en que Ferraz «no acepte» este órdago de Vigo, al considerar que «una agrupación local, por grande que sea, no puede tomar decisiones que corresponden a la dirección federal».

Los oficialistas se atribuyen la representación «mayoritaria» del partido, y esgrimen para ello el resultado de las primarias en que resultó elegido Xoaquín Fernández Leiceaga como candidato a la Xunta —quien también admitió ayer enterarse por los medios de su presencia en una nueva gestora—.

Silva se deja querer

Desde Pontevedra, la presidenta del organismo provincial mostró ayer su predisposición a aceptar el encargo. Carmela Silva fue rotunda:«Yo nunca le voy a negar al Partido Socialista nada que me pida». Sin embargo, evitó confirmar que el encargo sea inminente porque «es Ferraz quien tendrá que tomar la decisión», remarcó, si bien admitió que «el espíritu del planteamiento» lo «comparte».

Lógicamente, el alcalde de Vigo sintoniza con la idea de renovación. Tal y como ha venido publicando este periódico durante las últimas semanas, el regidor se ha erigido «como unificador y tiene una hoja de ruta muy clara que lleve al partido hacia un «proyecto ganador» y, aunque se negó a hablar de nombres, apuntó que tanto él mismo como Carmela Silva, saben «bastante» de «estar al lado de los ciudadanos y ganar elecciones».

La tutela que ejerce el alcalde vigués sobre el proceso provocó que los dirigentes afines a su proyecto hayan salido en tromba. La secretaria de la agrupación coruñesa, Mar Barcón, apuntaló ayer la actuación del regidor vigués; también lo hicieron el exportavoz parlamentario, José Luis Méndez Romeu y la orensana María Quintas. Yel alcalde ratificó a sus compañeros de otras provincias: «No hay una propuesta de Abel Caballero, hay una posición de un número importantísimo de militantes del PSdeG que estamos buscando una salida para tener una dirección política en el partido».

Las próximas horas serán claves para componer definitivamente el órgano provisional del PSOE. Tanto desde Orense y Pontevedra no se van a admitir transacciones para imponer a un «candidato que haya tenido que ver en la situación actual del partido» y si la situación llega al límite «se harán las concesiones mínimas». Los críticos pretenden que de la gestora salga «un PSdeG ganador».