Galicia

Feijóo ve en el bipartito gallego el espejo del Gobierno Sánchez-Iglesias

El presidente de la Xunta reitera su pesimismo ante los primeros choques de los líderes del Ejecutivo bicéfalo. Lamenta que siga la «inestabilidad» y solo confía en que el socialista «haya mentido también» a sus socios

Feijóo, con sus conselleiros, este 9 de enero en San Caetano XUNTA

Pablo Pazos

Pedro Sánchez sería Emilio Pérez Touriño y Pablo Iglesias, Anxo Quintana. La comparación la trazó ayer Alberto Núñez Feijóo desde el búnker de San Caetano, concluida la reunión semanal del Consello y durante la batería de preguntas posterior a su comparecencia para desgranar los asuntos abordados por el Ejecutivo autonómico. Le inquirieron al presidente de la Xunta por su valoración de los primeros pasos del futuro gobierno de coalición de PSOEy Unidas Podemos , y por los nombres de ministros que ya se iban concretando de forma oficial. Y lo que hizo el presidente de la Xunta fue dar continuidad a los comentarios que ya había ido colando desde el atril, entre acuerdo y acuerdo del Consello. «Año de incertidumbres económicas y políticas». «Dada la situación de la economía, que nos preocupa». «Vienen curvas».

Píldoras que evidencian cuál es el sentir en San Caetano aún antes de que eche a andar el nuevo gabinete bicéfalo de Sánchez e Iglesias. Con la vista puesta en la repercusión que pueda tener para Galicia, Feijóo valoró que «si empezamos como hemos empezado», con el líder populista filtrando primero sus miembros del gabinete, y el socialista «esperando», con el objetivo de «ver cómo encaja sus piezas», su conclusión no puede ser halagüeña: « El Gobierno no podría empezar peor ».

«No es un Gobierno de coalición, son dos Gobiernos. Y dos Gobiernos no suman un Gobierno, suman cero Gobiernos », advirtió. Nada que sorprenda al titular del Gobierno gallego, quien ante todo, y como ha venido formulando en las semanas previas, proclamó que están «preocupados», y que resulta imposible mostrarse «optimistas». De hecho, a Feijóo la canción se le hace conocida. El choque de sables entre los dos líderes, los movimientos tácticos y el afán por contraprogramarse... «Ya lo hemos vivido en Galicia entre los años 2005 y 2009», apuntó ante los medios de comunicación, en alusión al bipartito gallego de PSOE y BNG. Cuatro años que acabaron como acabaron, y que dieron paso a la etapa encabezada por el actual presidente de la Xunta.

Feijóo acabó su conversación telefónica con Sánchez a finales de 2019 con la percepción de que aquello bien podía quedarse en un «paripé», y arranca 2020 en sintonía con «la mayoría de los españoles» y «la mayoría de los votantes socialistas»: con pesimismo. Por un doble motivo: de un lado, por el «proceso de incoherencias, medias verdades y mentiras » que ha desembocado en la investidura de Sánchez; y por otro, porque el nuevo Gobierno estará «sustentado en apoyos y compromisos» con aquellos a quienes España «les importa, lo digo textualmente, un comino » (ERC).

«Ojalá mienta»

En año clave para Galicia, con elecciones en otoño, el Xacobeo en menos de 365 días, y a las puertas de una nueva década, sospecha Feijóo que «si bien ha acabado el bloqueo, no ha acabado la inestabilidad en el Gobierno de España». Queda, como mucho, una esperanza que dibujó con retranca el presidente: «Ojalá incumpla con tanta intensidad como ha ido incumpliendo en los últimos meses los compromisos que ha asumido con el populismo y el independentismo». Ese es el resquicio, que «les haya mentido también» . «Sería bueno para el propio presidente del Gobierno, para el Gobierno y para el conjunto de la Nación». Y apostilló: «España no le debe nada ni al nacionalismo ni al independentismo».

Hubo quien quiso saber si cambiaba algo el hecho de que vaya a sumarse al Ejecutivo bicéfalo otra ministra gallega, Yolanda Díaz, con la cartera de Trabajo —pero sin Seguridad Social—, y el mandatario autonómico comentó que el nombramiento le «parece muy bien», pero en la medida en que prefiere «un mal ministro gallego y conocido» que «de otra comunidad y desconocido». Pero no desaprovechó la ocasión de enviar un dardo. « Vamos a ver si se queda de Ministerio o en secretaría de Estado », señaló, en alusión al recorte de competencias, que no afectará únicamente a su «antigua compañera», a quien, en todo caso, no tuvo reparos en «felicitarla de forma anticipada».

Del otro lado, un PP que, avanzó, tendrá una «posición basada en la coherencia, la estabilidad y la moderación» . Precisamente lo que no puede «ofrecer» Sánchez con sus socios ni Vox. «Nosotros sí. Es nuestra seña de identidad», sentenció.

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