El fantástico coma de Manel que sus vecinos no se tragaron: «No cuadra nada. Si fue al entierro de su padre hace unos años»

Su nombre real es José Manuel Blanco, pero utiliza un alias para firmar sus libros. Sus amigos de la infancia de Corral do Orro, en La Coruña, recibieron incrédulos el extraño relato de su paisano: «Cuando lo vi en la tele dije, '¡yo no me creo nada!»

José Manuel Blanco Castro, que firma como sus libros como Manel Monteagudo, esta semana en su domicilio de Vigo EFE

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Se hacía llamar Manel Monteagudo para promocionar sus pinitos poéticos tras su 'milagroso' despertar, pero todos en su aldea sabían que el nombre real de ese hombre, que en la tele decía haber estado en coma nada menos 35 años , era en realidad José Manuel Blanco Castro. También José Manuel se llama uno de sus amigos de la infancia. Vecinos ambos del lugar de Corral do Orro, en la localidad coruñesa de Noia, se criaron casi puerta con puerta, hasta el punto de que el difunto Domingo de Paula, padre de José Manuel Blanco Castro, que era cantero, fue quien se encargó de cimentar la casa donde este vecino y tocayo todavía vive. Fue de los pocos lugareños que estos días no se había enterado de la fantástica historia que narraba su paisano en la tele, y se sorprende cuando ABC le relata el bombo mediático: «Que yo sepa, nunca estuvo en coma» . Su hijo, que sí se había visto publicada la historia ficticia de su paisano, corrobora que de 35 años en coma, nada de nada: «Yo mal, nunca lo vi. Y cuando era chaval recuerdo de verlo siempre por aquí» , añade sonriendo.

Domingo de Paula y su mujer, María do Conde, se instalaron en el lugar de Corral do Orro hace más de medio siglo. Y con ellos también llegaron a la aldea sus cinco vástagos. Tres mujeres, Pepita, Maruja y Carmen, y dos hombres: Berto, el más pequeño, que los vecinos recuerdan que había llegado en el regazo de la madre, y el mencionado José Manuel, que en aquella época debía tener unos cinco o seis años. «Fuimos juntos a la escuela» , recuerda su tocayo y amigo de la infancia. Entonces, a su juicio, José Manuel era «un chaval normal» . Explica que su tocayo, metido ahora a poeta, se deja ver de vez en cuando por la aldea, aunque cada vez menos. Hace unos tres años regresó para el entierro de su madre. Ella estaba viuda. Domingo, su marido, había muerto muchos años atrás, y su José Manuel, aunque ya no vivía entonces en la aldea, también había acudido al sepelio de su padre. Carmina, una vecina de la zona, corrobora su presencia: «No cuadra nada. Estuvimos en el entierro de su padre y él estaba. Lo recuerdo porque su padre murió dos años antes antes que mi suegra; y ella murió hace diez años».

De los cinco hermanos, solo Carmen vive todavía en Corral do Orro. Fue ella quien se quedó con la casa familiar. Visiblemente molesta, rechazó de un portazo hablar con ABC de este asunto . Maruja, Pepita y Berto, el hermano pequeño que, como José Manuel, estuvo embarcado, ya no viven allí, sino que ahora residen en otras localidades de la comarca. También puso tierra de por medio el propio José Manuel, que en 1983 -según la fecha que figura en sus redes sociales- se casó con Conchi, una joven enfermera de Noia. Se fueron a vivir a Vigo y todavía hoy residen en la ciudad olívica.

Moncho, otro vecino del lugar, recuerda bien a José Manuel: fueron juntos a la escuela. Cuando estos días escuchaba la 'milagrosa' historia de su amigo de la infancia, no daba crédito. «Cuando lo vi en la tele dije, '¡yo no me creo nada!» , relata divertido a este diario, con reproches a los medios que dieron difusión al bulo de su vecino. «Si estás 35 años en coma, donde estás es en el cementerio . Cuando lo oí por la radio vi que le llamaban Monteagudo... ¡pero si se llama José Manuel Blanco Castro!».

Que José Manuel tuvo un grave accidente cuando trabajaba embarcado nadie lo pone en duda . Una pariente, que regenta un negocio en la zona, descarta, por supuesto, que el marinero venido a poeta hubiese estado más de treinta años en coma, pero sí asegura que a su familiar le quedaron secuelas de aquel accidente en el mar: «Se recuperó, pero no quedó muy bien tampoco» . «No contaban con que viviera, no salía de casa, ni hablaba con nadie, estuvo mucho tiempo mal», añade en una conversación con este diario. «Estuvo muy mal psicológicamente».

José Manuel, como se ha dicho, se crio en Corral do Orro, pero había nacido -en 1957- en otra aldea, no muy lejos de allí, en Cando, perteneciente al municipio limítrofe de Outes (La Coruña), de donde era oriunda su madre. Fernando y Carmen, vecinos de este lugar y coetáneos del protagonista de esta historia, le recuerdan bien. Y sonríen cuando se les pregunta por el fantástico despertar de ese larguísimo coma. Fernando había coincidido con José Manuel en la escuela del maestro Corbeiro: «Por aquel entonces era normal, y mucho después nos tenemos encontrado con él en Noia y saludarlo» .

Ramona y Elena, también vecinas de Cando, charlaban este viernes animosamente de la disparatada historia del paisano al que conocen de toda la vida: «Nunca escuché que ese hombre estuviera en coma. José Manuel estuvo en el mar siempre» , relata una de ellas. No obstante, dando por amortizada la falta historia de su paisano, sobre la que tienen pocas dudas, se lanzan a comentar la última noticia de la aldea: la reciente intervención en el lugar de una plantación de marihuana. Entre un asunto y otro, el tranquilo lugar de Cando lleva un par de días sobresaltado .

Un trato más reciente con José Manuel ha tenido el presidente de la Asociación Cultural Terra de Outes, Xoán Mariño. El marinero poeta presentó allí alguno de sus últimos libros. Mariño cuenta que hace 17 o 18 años se reencontró con su amigo en el pueblo después de haberle perdido la pista, y este le puso al tanto de su vida. Le explicó que se había casado, que había tenido dos hijas. Y también le contó lo del grave accidente. No comentó nada, sin embargo, de ese larguísimo coma.

«Debí contarlo antes»

Mariño, en cierta manera, es comprensivo con el relato de José Manuel. Dice entender que no recuerde nada de aquellos años: « Sabe lo del accidente porque se lo contaron », señala por teléfono a ABC. Y añade que su amigo recientemente tampoco se acordaba de ese reencuentro que habían tenido hace casi dos décadas.

A José Manuel Castro, alias Manel Monteagudo, no le ha quedado finalmente más remedio que frenar la bola de su fantástica historia. Y ante los micrófonos de la prensa, a las puertas de su domicilio actual, en Vigo, ha optado por reconocer lo evidente. «Esto se fue de madre» . Según su nuevo relato, lo que en realidad había pasado es que después de caer de una altura de seis metros en aquel accidente sufrió desmayos diarios durante más de tres décadas: « Debí de cortarlo antes, porque esto se fue de madre , en ningún momento mi pretensión era semejante cosa. Asumo toda la culpa, y acepto lo que me digan».

En la parrillada Rei de Martiño, de su aldea de Orro, este viernes sus paisanos miraban de reojo la confesión de su paisano en el plasma del televisor. Entre divertidos y avergonzados, ningún lugareño daba crédito a la historia que el hijo mayor de Domingo y María se había sacado de la manga.

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