Economía

La fábrica de microchips ópticos de Vigo aspira a captar hasta 25 millones de los fondos europeos

Necesitaría una inversión total de unos 60 millones y podría crear 150 empleos

Una sala limpia para la fabricación de microchips fotónicos como la que sería necesaria en Vigo CEDIDA

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Vigo podría contar en unos años con la p rimera fábrica de microchips ópticos del sur de Europa. Impulsado por la Zona Franca y la Universidad de la ciudad, el proyecto lleva gestándose más de año y medio y aspira a captar hasta 25 millones de euros de los fondos Next Generation otorgados por Bruselas para recuperar la maltrecha economía que dejó la pandemia del coronavirus. Sus promotores confían en poder beneficiarse del nuevo proyecto estratégico para la recuperación y transformación económica (PERTE) sobre microchips y semiconductores que anunció recientemente el Gobierno central. El presidente, Pedro Sánchez, avanzó una inversión pública de 11.000 millones de euros.

Los microchips y semiconductores se han convertido en esenciales para cualquier aparato tecnológico. Además de en teléfonos móviles, ordenadores o televisores inteligentes, son una pieza fundamental para otros sectores como la automoción. Su escasez en el mercado lleva paralizando la producción en la factoría de Stellantis de Balaídos durante los últimos meses. La crisis actual, explica el profesor de Telecomunicaciones de la UVigo, Francisco Díaz, afecta sobre todo a los semiconductores electrónicos. La mayor parte se fabrican en Singapur o Taiwan después de que multinacionales como Siemens, Thomson o Phillips se deslocalizasen a Asia en la década de los 90. La factoría que se pretende montar en Vigo produciría otro tipo de chips, los ópticos o fotónicos. «Una fábrica de semiconductores electrónicos cuesta entre 10.000 y 15.000 millones de euros », explica Díaz. «Son fábricas muy grandes, cada memoria de un ordenador lleva transistores de estos que ocupan tres nanómetros, es decir, tres millones de veces más pequeños que un metro, son fábricas ultraprecisas con un nivel de inversión muy elevado y con mucha gente trabajando», prosigue. «El tipo de fábrica que se plantea aquí es una fábrica para óptica, el volumen de inversión es más pequeño, son 60 millones de euros más o menos», apunta el profesor que lidera el proyecto desde la UVigo.

Vista de una sala limpia CEDIDA

Los microchips fotónicos tienen también aplicación en la industria automovilística. Se usan, por ejemplo, para los mandos a distancia de los coches o para todos los sensores de colisión o proximidad de los vehículos. Pero estos semiconductores son demandados también para sectores como la medicina, aeroespacial, metalurgia, naval o telecomunicaciones. «El mercado tiene un crecimiento del 20% , ahora convive con la electrónica e irá poco a poco sustituyéndola», apunta Díaz.

A finales de marzo del año pasado, la Zona Franca y la UVigo enviaban ya una declaración de interés para poder optar a los fondos Next Generation. La idea es construir una fábrica y un laboratorio asociado de I+D, que podría suponer en un primer momento la creación de 150 puestos de trabajo directos. Desde entonces, el proyecto ha ido madurando. Díaz explica que cuentan con socios inversores e industriales europeos y españoles, de los que todavía no puede decir los nombres. En España no hay ninguna instalación de estas características. En toda la UE solo existen tres centros de producción, uno en Holanda, otro en Alemania —vinculadas a la Universidad de Eindhoven y al Instituto público Fraunhofer, respectivamente— y el tercero es una factoría creada por Nokia Bell Labs, que se abastecen a sí mismos. Díaz asevera que el proyecto gallego ha conseguido contar con un equipo de primer nivel . «Hay un gestor técnico que es la única persona en Europa que ha montado cinco fábricas de este tipo, dos en EEUU y tres en Europa», indica. «La persona responsable de la parte comercial ha sido el director de empresas del clúster de fotónica europeo y ahora mismo del clúster de empresas mundial, con sede en Washington», añade.

Puestos de trabajo

En un primer momento los 150 trabajadores de la factoría tendrán que venir también del extranjero , al no contar en España con personal con experiencia en la materia. Pero Díaz explica que en pocos años habrá que formar trabajadores en Galicia, no sólo ingenieros de telecomunicaciones, sino también químicos o ingenieros industriales. La estimación de la Zona Franca es que alrededor de la factoría de microchips se puedan llegar a crear hasta 700 empleos indirectos. El profesor de la UVigo indica que «al calor de una fábrica de este tipo se implantan otro tipo de empresas que quieren desarrollar sus productos». La factoría pretende ayudar a empresas emergentes, que quieran diseñar nuevos productos, a desarrollar los chips que sean necesarios. La otra vertiente del negocio sería producir grandes cantidades de microchips que encarguen multinacionales, que ya los usan y tienen su propia tecnología. El equipo promotor ya ha estado en contacto con distintos clientes potenciales y subraya que hay interés.

Francisco Díaz, profesor de Telecomunicaciones de la UVigo CEDIDA

Lo importante para que el proyecto tenga éxito será la rapidez con la que se implante . Díaz indica que sus competidores en Holanda o Alemania ya están también pidiendo financiación a sus gobiernos a cargo de los Next Generation. Este programa permite un 35% de inversión pública para ayudar a montar la fábrica; en este caso, supondrían unos 25 millones de los 60 necesarios. El resto tendrían que ponerlo los inversores privados.

Aunque todavía se desconocen los detalles del PERTE para microchips anunciado por el Gobierno, desde la Zona Franca se confía en que la factoría de Vigo pueda beneficiarse. «Sin duda el PERTE es un impulso para el proyecto, porque se constata que los semiconductores son una parte estratégica de la política europea y del Gobierno de España», afirma David Regades, delegado del Estado en el Consorcio de la Zona Franca de Vigo. «La expectativa es que el proyecto en el que trabajamos pueda beneficiarse del PERTE », asegura. El primer paso será la creación del laboratorio de I+D, que ya tiene ubicación en las instalaciones de Zona Franca de López Mora. El objetivo es empezar a construirlo ya en 2023.

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