Escotet: «Compré un banco escarallado que ahora puede correr la maratón»

Se sacó un peso de encima. Era una cuestión que tenía ganas de aclarar y una pregunta al respecto del precio que se pagó por Novagalicia Banco dio la oportunidad ayer a Juan Carlos Escotet de explayarse a fondo. Con 1.003 millones de euros sobre la mesa, una cantidad muy superior a la de sus competidoras (el doble) en la subasta pública por NCG en 2013, y su renuncia al Esquema de Protección de Activos (EPA) y cualquier garantía adicional, el mayor banco privado de Venezuela, Banesco, partía con ventaja en la puja sobre la entidad gallega. Un cantidad cuestionada socialmente y que ha generado un debate cargado de «populismo», en opinión del banquero, que quiso aclarar que el proceso de privatización «fue técnicamente manejado y se ganó en buena lid».

Pero no es oro todo lo que reluce. Escotet se encargó de desmontar los mitos que sobrevuelan a la compra, al tiempo que reconoció que la nueva dirección pecó de «ser muy conservadora en su respuesta» a este respecto, dando pábulo a los especulaciones. En este sentido, compartió con la prensa que en el momento de la compra «NCG era un banco escarallado, con pérdidas consecutivas, una plantilla completamente desanimada, sin un plan de negocio y con un clima laboral complicado —estaban ante el tercer ERE—». A esto sumó el desprestigio de la marca y, en consecuencia, «la fuga masiva de clientes». «Ese banco fue el que recibimos. Bien escarallado», volvió a repetir, para sacar pecho sobre un modelo de gestión que acumula tres ejercicios de ganancias consecutivas. «Era un paciente en terapia intensiva y ahora está para correr la maratón», indicó.

Confidencias que no terminaron ahí, pues desveló que avaló con su patrimonio personal la compra de NCG, los 1.003 millones que suponían duplicar la segunda mejor oferta, pero que lo hizo porque «estaba convencido del futuro y potencial de este proyecto». Sobre si la decisión de convocar la subasta fue apresurada, dejó claro que no fue decisión suya, pero llamó a reflexionar sobre el hecho de si «un banco en manos del Estado podría llevar adelante un proceso de transformación como el logrado».