Divulgación

«Encontrarse a uno mismo no da dinero a nadie, por eso el mercado rompe esa estabilidad emocional»

Doctor en Biología y psicólogo, Julio Rodríguez aborda en «Prevenir el narcisismo» pautas de crianza acordes con una felicidad «genuina». «Los estudios demuestran que el estilo educativo que más se correlaciona con que los niños se conviertan en adultos narcisistas es el hiperelogio y el amor condicional», afirma

Julio Rodríguez, presentó este miércoles «Prevenir el narcisismo» en Santiago MIGUEL MUÑIZ

R. Lizcano

Julio Rodríguez López (1980) es doctor en Biología y psicólogo. Ha trabAjado en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y en la Universidad de Oxford y actualmente se dedica al estudio de la genética de los trastornos psiquiátricos en la Fundación Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago y la Universidad de Santiago de Compostela (USC). Este miércoles, acompañado por el catedrático de Medicina Legal de la USC y director de la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica, Ángel Carracedo, ha presentado en Santiago «Prevenir el narcisismo», un título con afán divulgativo con el que el autor orensano intenta poner a disposición de otros padres material de utilidad para la crianza de hijos felices tomado de la investigación científica publicada.

Doctor en biología, psicólogo, investigador, padre. ¿Cuánto pesa cada una de esas facetas en el planteamiento y resolución de este libro? ¿Qué le empujó a abordar este tema?

Un poco de todo. Profesionalmente me dedico a la investigación en la genética de los trastornos psiquiátricos, tengo formación también en psicología, soy padre, y me gusta escribir. Todo eso mezclado en mi cabeza dio lugar a que, ante las mil dudas que te surjen cuando eres padre, me pusiese a buscar qué decía la ciencia, qué trabajos científicos existían sobre eso. Descubrí que hay muchísimo, pero que la gente no tiene acceso a ese conocimiento científico tan valioso. Me ayudó recopilar esa información y ponerla por escrito y pensé que si me ayudó a mí podría ayudar a otros padres y, sobre todo, a los niños, porque los mayores aún nos podemos enfrentar a la realidad y «domarla», pero ellos vienen con un cerebro virgen a un mundo demasiado agresivo, y no tienen herramientas para enfrentarse a él y resistir la información nociva que los inunda. Ese fue el germen. El tema del narcisismo surgió como surgieron otros, pero su complejidad de causas y consecuencias negativas en todos los estratos y ámbitos sociales hizo que escribir sobre ese tema se alargase un montón, y lo que en principio iba a ser una «carta al director» o una entrada de mi blog acabase por convertirse en el borrador de lo que podía ser un libro.

¿Es el narcisismo un rasgo dominante en las sociedades de hoy en el primer mundo?

Sin duda, principalmente porque le interesa a los poderes económicos. Se potencia porque los rasgos narcisistas crean consumidores compulsivos. Serge Latouche, economista, pensador e ideólogo del decrecimiento dice que si somos felices, no consumimos, y es totalmente cierto. Si somos felices, si estamos bien con nosotros mismos, con nuestra familia, pareja y amigos, con la sociedad... no nos afecta que el vecino tenga un coche más nuevo y más bonito o que fulanito tenga más likes en Facebook. Encontrarse a sí mismo no da dinero a nadie. Por eso el mercado rompe ese bienestar psicológico, esa estabilidad emocional y nos dice «no, tú no eres feliz, porque no tienes estas zapatillas», «tú no eres feliz porque pesas un kilo de más», y luego nos vende su producto, bien sea un refresco azucarado, un móvil, un coche, un tratamiento de belleza, una red social para tener seguidores y likes, etcétera y nos dice que ahí está la felicidad. Nos rompen la verdadera felicidad que está en nosotros mismos y en las relaciones honestas y respetuosas con los demás y luego nos venden un sucedáneo de felicidad, que como mucho, lo único que nos proporciona es un pico de alegría, similar al del consumo de una dosis de droga -literalmente es un pico a nivel de neurotransmisores, un subidón de serotonina y dopamina-, pero nunca será felicidad, porque la felicidad es, por definición, un sentimiento estable y no dependiente de factores externos y, sobre todo, inestables.

¿Es un lastre para el progreso colectivo?

El narcisismo es un lastre, no beneficia a nadie, es dañino para el propio narcisista y para todo el entorno que le rodea, desde sus «amigos» -el narcisista no tiene verdaderos amigos ni pareja, sino meros objetos que lo hagan lucir más a él, como las bolitas de un árbol de naviad, cuando no le valgan para ensalzar su imagen, simplemente las deshechará-, al medio ambiente, pasando por la sociedad como conjunto. El único que se puede beneficiar es el mercado, como ente abstracto, porque ni siquiera la persona detrás de esos mercados se beneficiará, obtendrá rendimiento económico, pero no la felicidad. Si podemos decir que el narcisismo tiene algún beneficio, ese será única y exclusivamente material, pero nunca real (entendiendo real por un beneficio biológico/psicológico, que es lo que en el fondo nos da la felicidad).

¿La competitividad que se impone favorece el desarrollo de personalidades narcisistas?

No hay que confundir competitividad con narcisismo. Puedes ser muy competitivo, querer ganar y no ser narcisista. El rasgo nuclear del narcisismo es sentirse y creerse superior a los demás, especial. Al creerse superior a los demás, inmediatamente los demás quedan en un segundo plano, como si fuesen seres humanos de menor categoría, cosificados, instrumentalizados, y de ahí es de dónde derivan todos los demás rasgos nocivos del narcisismo: la falta de empatía, la utilización, la manipulación, la explotación, maltrato, engaño de los demás, la necesidad vital de admiración, de ser siempre el centro de atención, la hipersensibilidad a la crítica y al verse superado, lo que le lleva al odio hacia los que le superan o le critican, y el odio le lleva a la ira, la hostilidad, la agresividad, la violencia... y, si no puede 'eliminar' a esos que le superan, le llevará a la depresión y, a veces, al suicidio. Cualquiera puede ser competitivo, pero respetando las reglas, siendo deportivo, entendiendo que también se puede perder, respetando a los demás, sin hacer trampas, etcétera. Competir o ser el mejor en algo no implica narcisismo, el hacerlos equivalentes es una falacia. Lo que es narcisismo es tener ansiedad o depresión porque otro tenga más likes en el Instagram que tú, o manipular o explotar a otros para lucirte tú.

¿Criamos niños narcisistas por un error de interpretación del concepto autoestima?

En parte sí. La autoestima es, por definición, cuánto te quieres a ti mismo. Es un error muy extendido creer que el narcisista, como se quiere mucho a sí mismo, tiene una alta autoestima. Pero nada más lejos de la realidad. En primer lugar, el narcisista no se quiere a sí mismo, primero, porque él quiere una idea distorsionadamente grandiosa y perfecta de sí mismo, que ni existe en la realidad, que es un delirio, una fabulación de sí mismo; y en segundo lugar, porque solo quiere a esa idea de grandiosidad, no a las partes menos buenas (que todo el mundo tiene), las cuales ignora completamente y se preocupa mucho de no mostrar. Todo esto forma parte de lo que correctamente se denomina autoestima frágil, en contraposición a la autoestima segura, que sería la alta autoestima que se conoce popularmente. La autoestima segura, que es la que es la base de la seguridad en uno mismo, el bienestar psicológico, la estabilidad emocional y, por lo tanto, la felicidad, es verdadera (sentimientos que se corresponde con valores profundos de uno mismo), genuina (que se quieren las partes buenas y menos buenas de uno mismo, es decir, que te quieres completamente), congruente (que se corresponde con quién eres realmente, con tus verdaderas capacidades y limitaciones) y estable (que no depende de valoraciones externas). La autoestima del narcisista es lo totalmente opuesto a esto: el narcisista adora a una estatua de oro soportada por pilares de cristal, su autoestima es frágil porque es defensiva (solo quiere sus partes buenas, que encima son mentira, y reniega de las menos buenas, cayendo en ira y depresión cuando se ponen de manifiesto), incongruente (su idea de sí mismo no se corresponde con la realidad), inestable (su idea de sí mismo depende de lo que opinen los demás, de factores externos y cambiantes) y contingente (su idea de sí mismo está en constante evaluación por lo que opinen los demás, de ahí viene esa necesidad excesiva de admiración y atención). Debido a que su autoestima es frágil y casi nula, el narcisista es inseguro y se comporta según aquello que le proporcione más atención, más aplausos, y hoy en día, más likes en las redes sociales.

¿Hay personalidades narcisistas per se o el narcisismo se 'aprende'?

Un poco de todo. En genética del comportamiento, los genetistas estudiamos el componente genético de un trastorno psiquiátrico (o de un comportamiento, o de la inteligencia) mediante lo que llamamos heredabilidad, que vendría a ser como el porcentaje del componente genético que tiene un determinado rasgo. La esquizofrenia, por ejemplo, tiene un 80% de heredabilidad, lo que quiere decir que la importancia de los factores genéticos heredables es muy alta, dejando poca influencia al ambiente. En el caso del trastorno narcisista de la personalidad (los casos clínicos, diagnosticados por un psiquiatra), el papel de la genética es de un 20-30%, lo que le deja mucho margen al ambiente. Imagine si hablamos de los rasgos narcisistas, es decir de los rasgos que todos tenemos, sin llegar al nivel de ser diagnosticados por un psiquiatra. La influencia del ambiente (entendiendo educación por ambiente) es muy grande. Por eso el libro, porque al igual que se pueden potenciar los rasgos narcisistas y hacernos a todos infelices, también se pueden acotar y amortiguar mediante la educación, y hacernos a todos más felices, y al mundo un poco mejor. Además de eso, en el libro también se ofrecen herramientas para poder soportar y capear el vendabal pronarcisista y ególatra, la cultura del yo, que se encontarán los niños cuando crezcan y den el salto a la realidad.

¿Cuál sería el consejo para criar niños felices no narcisistas? ¿Qué errores comunes existen en la crianza?

La clave es fomentar la empatía y el respeto hacia los demás. Inculcar que aunque seas un excelente violinista eso no te hace superior a los demás ni merecedor de un trato y unos derechos diferentes. Eres bueno en algo, sí, el mejor, pero en otras cosas eres como los demás, o peor. Esa es la clave. Que el niño entienda que todos tenemos cosas buenas y cosas menos buenas, y que ser el mejor en algo no te hace superior a los demás ni merecedor de un trato privilegiado. Todo es relativo y efímero. Esa idea se puede transmitir incentivando que los niños hagan algo en lo que no son los mejores, así pueden experimentar cómo se sienten los demás cuando no son capaces de hacer algo. Los estudios demuestran que el estilo educativo que más se correlaciona con que los niños se conviertan en adultos narcisistas es el hiperelogio y el amor condicional, es decir, condicionar el cariño solo a los logros. El elogio nunca debe ser en términos absolutos como «eres el mejor de tu clase» o «eres el mejor del mundo», sino de una manera relativa y descriptiva «hoy has marcado tres goles, qué bien lo has hecho», «veo que has dibujado un paisaje muy bonito». Tampoco cuando hablemos de él a otros en su presencia, puesto que lo captan todo. Y por supuesto, el cariño y el amor deben ser incondicionales, para que el niño integre que siempre vamos a estar ahí, no solo cuando haga cosas espectaculares. Eso evitará además el miedo al fracaso, y que empiece a ocultar sus errores. El cerebro del niño debe entender que haga las cosas bien o las haga mal, siempre será querido. Eso le dará seguridad en términos biológicos (que implica que su cerebro percibe que va a estar siempre protegido y alimentado, es decir, supervivencia), que es la base de la seguridad psicológica y la autoestima segura, que son a su vez los pilares de la personalidad, el bienestar psicológico y la felicidad.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación