EXPOSICIÓN

Castelao ya imparte en Galicia «A derradeira leición do mestre»

La gran obra pictórica del galleguista, símbolo de la represión franquista, se expone en el Museo de la Ciudad de la Cultura como parte de una muestra que recoge su contribución a la educación

«A derraidera leición do mestre» en el estreno este viernes de la exposición «Castelao maxistral» EFE

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La represión, el cainismo y la ignorancia revestida de ideología están todas ahí. En el rostro céreo del cadáver de Alexandre Bóveda, en la llorera del niño arrodillado que despide al maestro y en la tenebrosidad lúgubre y funesta de una escena que Castelao reprodujo, casi ciego, para honrar a los pasados por las armas en la Guerra Civil. «A derradeira leición do mestre» (1945) ya se imparte en Galicia.

La obra -ópera prima del padre de la patria gallega- cuelga de las paredes del Museo de la Ciudad de Cultura de Santiago, como parte de una exposición estrenada este viernes y que abarca, de todos los Castelao posibles (intelectual, político, dibujante), al Castelao «maxistral». Su última 'leición' se sitúa al final de un recorrido que recuerda su defensa en pos de una eduación libre y en gallego ( -a mestra berroume por dicir ollomol / - debeches dicir ojo blando , narra una de sus viñetas) y su paso como profesor de dibujo en Pontevedra hasta la insurrección franquista. Ambas etapas desembocan en el cuadro, traído del Centro Galicia de Buenos Aires, la quinta provincia gallega, ciudad de acogida de su destierro, donde murió en 1950.

Castelao puso su talento al servicio del combate. La composición original fue concebida desde Valencia, lugar al que partió tras el estallido de la guerra para ingresar en el departamento de propaganda de la República. Allí dibujó la primera lámina, que hoy se conserva en el Museo de Pontevedra, como ficha número seis del álbum Galicia mártir (1937). Sus trazos goyescos, su inspiración en los trabajos que Louis Raemaekerse creó para denunciar las atrocidades germanas, volvieron a tener eco casi una década más tarde. Con su vista nublada por la ceguera, Castelao volvió a reproducir la escena en un óleo de grandes dimensiones. El 17 de agosto de 1945 lo presentaría en la capital argentina en conmemoración por el Día de los Mártires Gallegos.

Castelao hizo de «A derradeira leición» lo que Picasso con el «Guernica» o Goya con «Duelo a garrotazos». Una conmiseración de las penurias de la guerra que, de cerca, induce el escalofrío que acosó a Sthendal al ver la basílica de Santa Cruz de Florencia, en el siglo XIX, y que dio nombre al síndrome de los epatados por la belleza de una pintura.

Pero la obra es también un homenaje a su gran amigo, Alexandre Bóveda. De él tomó las facciones y la expresión del maestro caído por las balas. «En el rostro de Bóveda están todos los asesinados», ha recordado el comisario de la exposición, Miguel Anxo Seixas Seoane, en el acto institucional celebrado en el Gaiás. Allí, flanqueadas por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, estaban presentes Amalia y Valentín, hija y nieto del inspector de Hacienda con el que Castelao compartió batallas en el seno del Partido Galeguista.

Juntos diseñaron el Estatuto de Autonomía que catapultó a Galicia al primer vagón constitucional de las nacionalidades históricas. Bóveda, sin embargo, no pudo entregar el texto en Madrid: se quedó en Galicia «echando cuentas», preparando la arquitectura fiscal de una futura autonomía que nunca llegó a ver. Murió asesinado en 1936. Antes de ser enterrado, Xosé Sesto le colocó la bandera gallega a escondidas bajo su chaqueta.

Todo aquello «sucedió aquí», como ha subrayado Feijóo, criticado días atrás por la oposición por omitir las referencias de la pintura a la represión franquista. En su intervención de hoy, el presidente autonómico las ha solventado con continuas referencias no solo a Franco y al «fascismo», sino también al «instinto criminal» de quienes vieron en Bóveda un enemigo y cercenaron con su muerte su mensaje autonómico y federalista. Hoy para escucharlo solo ha estado presente el portavoz de los socialistas en la Cámara Xoaquín Fernández Leiceaga.

Con todo, el popular no ha dejado de reivindicar a un Castelao que, lejos de ser «exclusivo de ninguna tendencia política», engrosa el acervo cultural e identitario de toda Galicia. «¿No es propio de una gran nacionalidad contar con símbolos, lenguas y personajes de la historia con los que todos nos sintamos representados? Yo creo que sí», ha enfatizado.

«Danieliño», como le llamaban en casa, ejerció como delineante de esa identidad. Así, en una carta escrita a Eduardo Blanco Amor—retomada en su discurso por Seixas Seoane— Castelao habla de su entrega a Galicia como quien se desvela por los cuidados de una madre. « Eu non vou a ningunha parte onde non vaia miña nai ». Ahora «Danieliño» ya está en casa.

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