Galicia

Dos cajas y una sentencia

El alboroto político provocado por un reciente auto de la Audiencia Nacional ha hecho olvidar un fallo firme de 2015

Julio Fernández Gayoso (2i) y José Luis Pego (2d) durante el juicio en la Audiencia Nacional EFE

José Luis Jiménez

En el debate político sobre qué pasó con las cajas de ahorro gallegas se está fabricando una abracadabrante conclusión: la culpa de la quiebra de las mismas fue de Alberto Núñez Feijóo por instar a su fusión in extremis, y no de los dirigentesque con su gestión dejaron un agujero milmillonario que hubo que pagar a escote entre todos los contribuyentes. La oposición parece dispuesta a suscribir con entusiasmo esta peculiar interpretación , y también sus operadores mediáticos.

El detonante último de esta teoría conspirativa ha sido un auto de la Audiencia Nacional adelantado por «El País» el pasado 6 de octubre. La Sección Segunda de la Sala de lo Penal, en un auto en el que devolvía un asunto a la jurisdicción de la Audiencia de Pontevedra, introducía en su redacción que Caixanova no habría necesitado rescate «si no se hubiera visto obligada a fusionarse con Caixa Galicia» . Munición suficiente para que Abel Caballero, y por extensión el PSOE gallego, se lanzaran en tromba contra Feijóo en las últimas semanas, responsabilizándole del hundimiento de la caja que dirigían Gayoso y Pego. La coartada perfecta para engordar el discurso de Feijóo como enemigo de Vigo.

En una semana en la que todavía colean los ecos de la sentencia del «caso Gürtel» parcialmente revisada por el Tribunal Supremo y en la que se afean determinadas conclusiones sin fundamento calzadas por el magistrado José Ricardo de Prada, es curioso que este auto —que en modo alguno juzgaba la fusión de Caixanova y Caixa Galicia sino una operación de crédito inmobiliario— vuelva a introducir una traca explosiva de manera gratuita. O no. El auto procede de la Sección Segunda, de la que forma parte el mismo De Prada. Casualidad, desde luego.

A la vista de lo escuchado y leído en las últimas semanas, pudiera parecer que este auto fuera la primera vez que la justicia española se pronuncia sobre los hechos que derivaron en la fusión de las cajas gallegas y el nacimiento de Novacaixagalicia en noviembre de 2010. Pero a la izquierda política le flaquea la memoria . Esa misma Audiencia Nacional, en octubre de 2015, hizo una lectura bien distinta de qué había pasado. Fue en la sentencia de las indemnizaciones de los exdirectivos de la caja fusionada, que concluyó con la condena de prisión para José Luis Pego, Julio Fernández Gayoso, Gregorio Gorriarán, Óscar Rodríguez Estrada y Ricardo Pradas.

En aquel fallo, emanado de la Sección Tercera de la misma Sala de lo Penal y posteriormente ratificado por el Tribunal Supremo, los magistrados exponían como hechos probados que Caixa Galicia «era prácticamente inviable, y Caixanova estaba un poco mejor que Caixa Galicia, pero también estaba mal , teniendo en cuenta unos desequilibrios que hacían que no pudieran funcionar por sí solas».

Mala gestión

La sentencia fue la lógica conclusión de un juicio donde, aquí sí, se analizó en sala el proceso de fusión de las entidades del norte y sur de Galicia, con declaraciones de los inspectores del Banco de España. En la misma se señala sin ningún género de dudas a los directivos de las entidades, responsabilizándolos de «haber gestionado mal, o no haber sabido o podido preservar a las entidades financieras de las que de facto eran los máximos gestores», provocando «la situación calamitosa que las abocó como solución para evitar el descalabro individual a una fusión pues por si solas no eran viables, como lo demuestra que desde el inicio de la actividad de la entidad fusionada para que pudiera empezar a funcionar en el año 2010, el FROB tuvo que inyectar dinero público».

La información de «El País» hacía referencia a distintos informes de 2009 del Banco de España relativos a la distinta solvencia de Caixa Galicia y Caixanova. Pero en el juicio por las indemnizaciones millonarias celebrado en 2015 declaró, entre otros, el director de la Inspección de las Cajas de Ahorros del regulador bancario, quien puso de manifiesto « que Caixa Galicia estaba prácticamente quebrada ; y Caixanova, si bien no llegaba al nivel de insolvencia de Caixa Galicia, tenía serios problemas».

El director del Departamento de Inspección del Banco de España, que era quien coordinaba la inspección de las cajas Gallegas, en 2008/2009 y 2010, declaró también como testigo que «Caixa Galicia era prácticamente inviable, y Caixanova estaba un poco mejor que Caixa Galicia, pero también estaba mal, teniendo en cuenta unos desequilibrios en ambas Cajas, que hacían que no pudieran funcionar por sí solas ». Este testigo también subrayó que las entidades «por su fusión sin más tampoco pudieron funcionar, de aquí que en el FROB cuando se decidió la forma de apoyar el proceso de integración, tuvo que» realizar una primera inyección de 1.162 millones de euros. Acabarían siendo 9.000 millones para su saneamiento.

Esta sentencia parece intencionadamente olvidada. Esta semana, Abel Caballero arremetía contra Feijóo proclamando que «Caixanova no estaba quebrada, fue una mentira vil». «Usó a Caixanova y a Vigo para tapar el agujero y la caída dramática de Caixa Galicia y de La Coruña». Es el mismo alcalde que sacó a miles de vigueses a la calle en defensa de los directivos condenados . Entonces eran prohombres de las finanzas de Vigo; hoy nadie se atreve a nombrarlos. Gonzalo Caballero siguió el guión marcado y esta semana llevó este supuesto escándalo al Parlamento. Tío y sobrino se olvidaban de la sentencia de 2015. O no.

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