A EXAMEN

La burbuja del alquiler: Precios disparados y listas de espera en las ciudades gallegas

A día de hoy hay un 60 por ciento menos de pisos en alquiler que hace dos años. En el caso de poblaciones como Santiago, hay tres veces más viviendas vacacionales que en alquiler tradicional, con los precios en escalada

Anuncios de alquiler y venta en una agencia gallega MUÑIZ

Patricia Abet

Alquilar piso en las principales urbes gallegas , e incluso en sus áreas de influencia, es una carrera de obstáculos de la que pocos salen triunfantes. Lo reconocen los propios agentes inmobiliarios, que en municipios como Milladoiro (fronterizo con Santiago) han llegado a encontrarse colas de hasta cincuenta personas que buscaban piso de estudiante en pleno mes de junio. Junto a los universitarios, un clásico del alquiler, miles de familias y trabajadores luchan por firmar un contrato por una vivienda con unas mínimas condiciones y a un precio razonable. El panorama no tiene nada que ver con el de hace dos años , cuando alquilar empezó a convertirse en un viacrucis de visitas y negativas por la presión que ejercen las viviendas turísticas, las modificaciones legislativas, la falta de pisos de protección, la escasez de nueva obra o las dificultades para lograr una hipoteca.

Todos estos ingredientes abocan a las rentas bajas y medias a transitar por un sendero, el de las agencias y las apps de alquileres, incapaces de darles una solución habitacional . El presidente de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias, Benito Iglesias, es claro al respecto. «El cambio de mentalidad, la movilidad laboral y sobre todo la falta de financiación produjo que un alto porcentaje de personas se derivase hacia el mercado del alquiler. Con este panorama y con el recorte de sueldos en el sector privado, el poder adquisitivo de las unidades familiares se reduce. Hay hipotecas, pero para las rentas medias y altas , por eso cada vez más personas se van al alquiler, focalizado en una docena de municipios», expone en una entrevista con ABC. Las estadísticas apoyan su versión. Solo en la capital gallega hay el triple de viviendas en alquiler turístico que en el circuito tradicional «y los que se van no vuelven porque a un piso turístico le sacas tres veces más rentabilidad y lo puedes tener libre los días que necesites sin necesidad de ajustarte a un contrato que dura, al menos, cinco años», revela el último análisis de la FGEI.

Solo 3.500 en alquiler

Radiografiando la situación, los datos dan señales de auténtica alarma en la fachada occidental, donde mayor población se concentra. La escalada de precios (muy llamativa en las ciudades y ya asentada) va de la mano de una reducción drástica de la oferta que impide que muchos de los inmuebles que salen en alquiler lleguen a comercializarse. A día de hoy solo hay 3.500 viviendas en alquiler en las cuatro provincias gallegas, lo que significa una reducción de más de un 60 por ciento en la comparativa desde el 2017 . «Si el piso tiene un precio razonable y está en un estado aceptable, se alquila en cuestión de horas», explican desde una agencia consultada. Quienes están en búsqueda activa de casa lo ratifican. «Hoy ves el anuncio y mañana ya está cogido o tiene más de veinte visitas concertadas» , aseguran las víctimas de esta loca carrera por un techo bajo el que vivir.

Con este escenario conviven a diario los empleados de las inmobiliarias que, en muchas ocasiones, se encuentran entre la espada y la pared. « Hay muchas familias con contratos temporales o en las que uno o los dos no trabajan, y así no pueden alquilar. Cuando vienen a la oficina familias de mediana edad con hijos y ves que no puedes conseguirles nada, los derivas a servicios sociales, y vuelven al día siguiente con el mismo problema. Los mandas a Cruz Roja, y lo mismo. No sabes qué hacer porque los propietarios necesitan saber que van a cobrar a fin de mes y con un contrato temporal no tienen garantías», expone Iglesias sobre la realidad diaria del mundo inmobiliario en la Galicia urbana. Como medida urgente, desde la FGEI —que ya advierte de un empeoramiento inminente en Santiago por el efecto Xacobeo — exigen un parque de viviendas de protección oficial de al menos 5.000 pisos. «Es lo mínimo para empezar a enfrentar la situación», confiesan. Además, el informe para el primer semestre de 2020 —que recoge de nuevo un comportamiento negativo en el mercado de la vivienda en Galicia, con una reducción en el número de transacciones inmobiliarias y una notable bajada de las licencias de obra nueva y rehabilitaciones de viviendas— recomiendan aumentar la cantidad de suelo urbanizable para abaratar los precios. Además, ahondan, debe haber de «forma inmediata vivienda social para personas vulnerables y con un ratio de ingresos de menos de 18.000 euros anuales . Urge un parque de vivienda social, como en el resto de Europa, con colaboración público-privada, pero dejando que la vivienda libre se regule por sí misma, sin intervencionismos», recetan.

El cuello de botella en urbes como Vigo, con mucha población flotante debido a las nuevas contrataciones en empresas auxiliares del naval o en la automovilística, solo se paliará «con un plan de choque» que pasa, entre otros factores, por movilizar la bolsa de viviendas vacías. Según datos actualizados del catastro de la propiedad, en Galicia hay unas 30.000 . Muchas de ellas están radicadas en el rural y en un avanzado estado de abandono, pero otras perviven cerradas a cal y canto en las principales áreas metropolitanas. Solo en La Coruña se contabilizan 18.000, por lo que los profesionales exigen incluirlas en los circuitos de alquiler dando seguridad jurídica al dueño e incentivando fiscalmente. Solo así, indican los expertos, se empezará a despejar el camino para las miles de personas que viven pendientes de un anuncio de «se alquila» al que llamar.

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