Alfonso Rueda da el paso y anuncia oficialmente su candidatura a suceder a Feijóo en el PP gallego

Formaliza un secreto a voces: opta a suceder a Feijóo en el PPdeG, y por ende en la Xunta, en una etapa nueva pero continuista, en pos de una quinta mayoría absoluta

Alfonso Rueda, en una imagen de archivo EFE | Vídeo: EP
Pablo Pazos

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Sonaba 'Mi gran noche', de Raphael, instantes antes de que Alfonso Rueda, candidato a sustituir a Alberto Núñez Feijóo al frente del PPdeG —y por tanto, de la Xunta— viviera su gran tarde. Ante su gente, la junta directiva del PP de Pontevedra. Jugando en casa, a las afueras de la ciudad del Lérez. La tarde del anuncio oficial que vino a formalizar lo que desde hace tiempo ha sido un secreto a voces: que sí, que da el paso para cubrir el hueco que deja el líder del PP . Eso sí, quien hasta nuevo aviso aún es el número dos en San Caetano, quiso dejar claro cómo encara su nuevo cometido desde el primer día: «No voy a sustituir a nadie, sería imposible; ni vengo a competir con nadie, sería imposible, por muchas razones. Vengo a continuar la labor de alguien insustituible, pero que hay que sustituir ».

Nadie contaba con el adiós de Feijóo ni lo deseaba, recordó Rueda en otro momento de su puesta de largo como candidato, el candidato «previsible» que siempre encabezó las quinielas y a quien Feijóo veladamente siempre señaló cuando empleó uno de los términos más manidos de la novela por entregas en la que se ha acabado convirtiendo su sucesión. A pocos como Rueda les ha afectado tener que lidiar con una tesitura que se daba por desechada cuando en 2018 Feijóo optó por no dar la batalla en Madrid y se apartó de una pugna en la que se impuso Pablo Casado: «Nunca en mi vida busqué ser lo que voy a ser ahora». Se emocionó y le costó seguir. Y no fue la última vez.

En aquel primer pasaje, cuando matizó que él no viene a ponerse los zapatos de Feijóo («me toca relevar a un líder extraordinario, a un líder que lo fue todo»), ya aludió Rueda a una de las ideas fuerza de un discurso en el que procuró leer más de lo acostumbrado, pero que, fiel a su estilo, volvió a trufar de tramos improvisados. «Esta es una etapa nueva, pero es una continuidad», avisó . «No hubo PP de Fraga, ni PP de Feijóo, ni PP de Albor, ni va a haber PP de Rueda. Aquí hay el PP de Galicia, una historia de éxitos». Éxitos que se han traducido en cuatro mayorías absolutas con cuatro legislaturas sin tener que recurrir a apoyos en O Hórreo, la última aún en su ecuador. Y que Rueda quiere prolongar y ve posible conseguirlo. «Tenemos una trayectoria de éxito que mantener y mejorar, por qué no. Podemos mejorar si somos capaces de hacer las cosas bien como las hicimos hasta ahora» . Lo acotó como uno de los tres grandes «objetivos» que ya se marca, para sí mismo y para todo el partido (dejó claro que será muy exigente, consigo mismo, con el que más).

«Tenemos que tener una quinta mayoría absoluta, sin ninguna duda» , proclamó en uno de los tramos que concitaron más aplausos. «Y la mayoría absoluta empieza hoy, y lo que hagamos ahora va a servir para dentro de dos años». El PPdeG, abundó, acompasado con el «trabajo en la Xunta», «tiene que seguir siendo referente, y eso empieza hoy, aquí. El PPdeG va a seguir siendo la referencia, la fuerza y la inspiración para muchísima gente que tiene que seguir confiando en nosotros».

Punto que entronca con el objetivo que citó previamente, el de erigirse en «la referencia para que Alberto Núñez Feijóo sea presidente» del Gobierno, convencido de que aquel pondrá a Galicia como «ejemplo», de lo que él hizo pero también de lo que se hará con Rueda a los mandos. «No le podemos fallar y no se merece que le fallemos» , arengó. El primer objetivo lo dio por prácticamente alcanzado: completar una transición -que culminará en el congreso extraordinario del 21 y 22 de mayo- que calificó de «ejemplar» y ejecutada desde la «unidad», sin «deshacer» el partido como se podía augurar desde fuera y sin copiar los vicios de otros (PSOE y BNG), pese al «trauma entre comillas» que suponía asumir la sucesión de un «líder consolidado e indiscutible».

Un capítulo en el que dio tres nombres propios: Diego Calvo, Elena Candia y Manuel Baltar . A las puertas de la Semana Santa, las conversaciones de Feijóo con los cuatro barones y entre estos encarrilaron el relevo. Y ayer Rueda ensalzó el «ejemplo de generosidad e inteligencia» de sus tres colegas provinciales , que supieron «ver que un partido unido es un partido fuerte». Fue otra de las ideas capitales sobre las que giró su discurso. La «unidad» del partido como uno de sus principales activos. «Nuestro modelo tiene que seguir siendo el anticainismo». Proseguir con una trayectoria en la que Feijóo marcaba un «liderazgo fuerte» y el resto le seguía. «Voy a necesitar la ayuda de todo el mundo», avanzó. «Echadme una mano, echémonos una mano, conjuntamente».

Sin grandes anuncios

Fueron casi 40 minutos de discurso, en el que Rueda afirmó que «hoy empieza un nuevo futuro», que lo es para él, pero también para el partido. En una alocución sin grandes anuncios ni demasiadas líneas maestras —apeló a mantener la «normalidad extraordinaria» de una convivencia armónica, sin cabida para los extremismos—, abundó la primera persona, como cabía esperar, y el tono fue en algunos momentos casi recogido, intimista, quizás por aquello de estrenarse en casa. Echando la vista atrás, a los inicios, invocando los «ideales» y la «utopía» de los comienzos, recordando que tuvo «el privilegio de haber aprendido del mejor» . Y asegurando que da un paso al frente con «modestia» y «humildad», pero al mismo tiempo con «convicción» y con el bagaje de la «experiencia», que le permite anticiparse y saber «lo que me voy a encontrar». Sintiéndose «preparado», «animado».

Con «ideas y propuestas en mente», «consciente del reto» y de que «nadie regala nada», de que pide «una confianza que me tengo que ganar». A eso se dedicará en estas próximas semanas. Mañana sábado por la tarde vuelve a jugar en casa (Agolada) y lo hará también el domingo, en Lalín (junto a Feijóo), pero explicará su proyecto en todas las provincias. «Vamos a seguir unidos, vamos a seguir fuertes, vamos a seguir ilusionados , vamos a seguir humildes, vamos a seguir serenos, vamos a ir a por todas», cerró este viernes, líneas del discurso que —avisó— se cercioró de leer por su trascendencia.

El Rueda que insistió en los equipos y los proyectos por encima de los nombres, en pedir ayuda y trabajo duro, prometió «seguir siendo el mismo» y que el nuevo rol no se le subirá a la cabeza, ahora que cambia una media maratón por una completa: «Voy a intentar seguir corriendo» .

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