Se ríen de la Comunidad Valenciana

No había que ser ningún genio para saber que el modelo de financiación autonómico se iba a quedar como está. Lo escribí aquí hace muchos meses. Ni pandemia, ni vida extraterrestre que llegue de otros sistemas estelares, el reparto de fondos que el Gobierno de Pedro Sánchez hace llegar a las comunidades autónomas es el que es, si te gusta fenomenal si no, tienes un problema. La Comunidad Valenciana lo tiene.

El último capítulo se acaba de certificar. La enésima prórroga pública sitúa las negociaciones para cambiar el modelo en 2022. Nada nuevo bajo el sol. Apuesto tres a uno a que llegado ese momento el Gobierno de España encontrará un argumento, su peso dará igual, para volver a esquivar el problema. Al final estamos delante de un melón que al Ejecutivo que lo habrá sólo le traerá desgate y quebraderos de cabeza. Lo que le des a un territorio se lo habrás quitado previamente a otro, y la caja del Estado está para pocas bromas.

Pero lo más llamativo es que otra vez, Pedro Sánchez y Compromís han ido de la mano en la enésima tomadura de pelo a los valencianos. Decía David Niven de Errol Flynn que éste último nunca te defraudaba porque “siempre te dejaba en la estacada”. Daba igual el entorno o las circunstancias, Niven recordaba que no te podía sorprender porque el final siempre era el mismo. El paralelismo es calcado con el presidente del gobierno y la formación de Joan Baldoví al que le han dicho que hasta dentro de ocho meses no vuelva con el tema, y Compromís, tan aparentemente defensor de todo lo valenciano aunque algunos de sus dirigentes se jacten de hablar catalán, se la ha envainado. La cortina de humo de los nacionalistas es que la reforma está en agenda. La realidad es que seguimos igual, y lo que nos queda, aunque algunos se den golpes en el pecho para seguir maquillando su impotencia.