Sucesos

¿Qué pasó desde la desaparición de las niñas de Alcàsser hasta el hallazgo de sus cadáveres el 27 de enero de 1993?

La fuga de Antonio Anglés mantiene abierto el caso en un juzgado valenciano mientras los investigadores intentan impulsar su búsqueda casi tres décadas después

Imagen de agentes de la Guardia Civil tomada el 28 de enero de 1993 junto a la fosa en la que encontraron los cuerpos de las niñas de Alcàsser EFE

Toni Jiménez

El 27 de enero de 1993 dos apicultores hallaron los cadáveres de tres niñas semienterrados en una fosa de La Romana, un paraje cercano al pantano de Tous. Miriam, Toñi y Desirée, de entre 14 y 15 años, habían sido secuestradas, violadas y torturadas en una casa de la zona, la misma noche en la que se les perdió el rastro, antes de ser asesinadas.

Habían desaparecido el 13 de noviembre cuando se dirigían haciendo autostop desde Alcàsser -una población valenciana de alrededor de diez mil habitantes- a una discoteca de Picassent, otro municipio cercano.

Culminaba así un calvario televisado en directo que se prolongó durante 75 días y que marcó para siempre la crónica negra española. La única persona condenada por ello fue Miguel Ricart , que pasó en prisión solo 21 de los 170 años que le impuso la Audiencia de Valencia. Salió de la cárcel en 2013, tras anularse la doctrina Parot.

Su detención el 28 de enero de 1993 fue el primer paso para esclarecer lo ocurrido. Pero Ricart no estaba solo, sino que actuó, tal y como indica la sentencia « en compañía de otro varón identificado y que no se encuentra a disposición del Tribunal y posiblemente de alguna otra persona más». Ese hombre no era otro que Antonio Anglés. Todavía hoy nadie sabe a ciencia cierta si murió o aún vive en la clandestinidad.

Del relato de hechos probados que hizo el fallo confirmado por el Supremo se extrae que ambos las raptaron cuando circulaban con el Opel Corsa blanco de Ricart para «satisfacer con ellas sus deseos libidinosos». De hecho, los especialistas buscaron recientemente ADN de las niñas en el vehículo con técnicas más avanzadas en el análisis de sangre o fluidos que en el momento de la investigación no existían.

Imagen del traslado del coche de Miguel Ricart desde un depósito de Valencia IVÁN ARLANDIS/LP

Tras ser víctimas de un sinfin de calamidades, los agresores dispararon «a corta distancia un tiro a la cabeza de cada chica». Después, colocaron una moqueta de la casa sobre el fondo de una fosa que ya habían utilizado anteriormente para esconder una moto robada. Allí «arrojaron los tres cadáveres, cubriéndolos con los bordes de la moqueta y tierra, así como con ramas y matorrales de los alrededores».

Precisamente, a finales de 2021 el Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira -donde se mantiene una pieza separada abierta - también solicitó un nuevo análisis genético del medio centenar de pelos encontrados en los cuerpos. Todo ello para obtener pruebas que afiancen la acusación contra Anglés.

Pero, ¿cómo llegó la Guardia Civil hasta él? En la zona en la que se perpetró el triple crimen, los agentes encontraron un volante médico de su hermano Enrique , que fue detenido y puesto en libertad posteriormente. Cuando la Benemérita se presentó en la casa familiar ubicada en Catarroja, Antonio -que había estado en prisión por secuestrar y golpear a una mujer- saltó por la ventana dando inicio a una fuga de película sobre los tejados de la localidad valenciana.

El caso no se cerrará hasta 2029

Eludió varios cercos policiales en municipios de la provincia de Valencia y Castilla-La Mancha . Entre el 30 de enero y el 7 de febrero se refugió en un corral de Alborache y en un chalé de Benaguasil, según un informe aportado a la causa por la Asociación Laxshmi para la Lucha Contra el Crimen y la Prevención, que ejerce la acusación popular.

Nada se supo de él hasta que se dio con su paradero en el puerto de Lisboa . La tripulación del mercante City of Plymouth lo descubrió a bordo, rumbo a Liverpool, escondido en un almacén. Era la madrugada del 23 de marzo, justo dos meses después de que se encontraran los cuerpos de Miriam, Toñi y Desirée.

El capitán del barco supo de inmediato que los documentos que Anglés aportaba para identificarse eran falsos: pertenecían al toxicómano fallecido que le había ayudado a esconderse en la ciudad portuguesa. Tras dar aviso a las autoridades, según declaró el capitán a la Policía, lo encerraron en un camarote con todas las medidas necesarias para evitar una huida que se acabó produciendo horas después. En plena noche, Anglés se subió a un bote salvavidas para escapar, pero fue localizado en el mar por un avión francés y devuelto a la misma estancia.

Cuando el buque hizo parada en Dublín y la Policía irlandesa subió al barco para detenerle, Antonio Anglés ya no estaba allí . Al día siguiente se encontró un chaleco salvavidas en la bahía de Dublín, el mismo que había desaparecido de la cubierta del City of Plymouth, por lo que el criminal pudo alcanzar la costa y continuar su periplo por el mundo. Cómo escapó y si alguien le ayudó a hacerlo también es un misterio. El capitán del buque dejó caer en una entrevista para el programa Equipo de investigación que un marinero, sin revelar su identidad, contribuyó a la huida del prófugo.

Hace unas semanas, la policía irlandesa descartaba que un cráneo encontrado en la misma zona en 2006 guardara relación con Anglés tras analizar su ADN a petición de la Asociación Laxshmi.

Reconstrucción facial realizada por Ricardo Ortega Ruiz y Noelia Medina Sánchez (Instituto de Formación Profesional en Ciencias Forenses) LP

La magistrada encargada del caso reactivó en febrero de 2020 oficialmente la búsqueda del acusado. La pieza no se cerrará hasta 2029, año en el que éste será inimputable. De hecho, la Policía Nacional y la Europol van a poner en marcha una campaña a nivel europeo para solicitar colaboración ciudadana que pueda ofrecer pistas sobre el paradero del prófugo.

Sobre él pesan los cargos de rapto, violación, asesinato, inhumación de cadáver y tenencia ilícita de arma. Su ficha, con el expediente 1993-9069 sigue vigente en la web de la Interpol en el apartado reservado a los fugitivos más peligrosos del mundo y se actualiza cada año.

En ella se describe al prófugo como un varón «desconfiado» de 55 años, ojos azules, 1,75 metros de altura, tatuajes en ambos brazos y un quiste sebáceo en la garganta sobre la nuez. Se indica, además, que toma Rohipnol para combatir la adicción a las drogas.

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