Una misionera valenciana en Haití pide generosidad tras la «terrible catástrofe» del terremoto

La religiosa y enfermera Natalia Martínez, de 75 años, hace un llamamiento para que los ciudadanos no olviden esta tragedia

Imagen de la Iglesia Inmaculada Concepcion de Les Anglais (Haití) REGINALD LOUISSANINT JR. / AFP

D.V.

La religiosa y enfermera valenciana Natalia Martínez, de 75 años, misionera de la congregación Hijas de la Caridad destinada en Haití desde hace tres décadas, asegura que el terremoto que afectó el pasado sábado al suroeste del país supone «una catástrofe terrible» y pide a la ciudadanía que «no cierren el corazón a esta tragedia» .

Según el último balance oficial divulgado este miércoles por la noche, el terremoto de magnitud 7,2 ha causado al menos 2.189 muertos y 12.268 heridos y ha dejado a más de 80.000 personas sin hogar , informa el Arzobispado de Valencia.

«El terremoto ha derribado dos catedrales y dos parroquias, en una mientras se oficiaban varios bautizos, y ha habido muchos niños muertos con sus familias», señala la misionera, que se encuentra en un dispensario en la capital, Puerto Príncipe , donde ayuda cada semana a cientos de familias sin recursos.

Su comunidad religiosa se dispone a enviar ayuda a la zona afectada, aunque la carretera que enlaza con la zona más dañada está controlada por bandidos a los que las autoridades y los obispos les han «suplicado» que dejen pasar la ayuda humanitaria . «Parece que ya están dejando pasar los camiones, pero es una zona muy muy peligrosa», advierte.

Imagen de archivo de Sor Natalia Martínez AVAN

Desde su dispensario en Puerto Príncipe, las Hijas de la Caridad alimentan, asisten y educan cada día a varios colectivos: el lunes reciben a casi 200 mujeres embarazadas, el martes a adultos, el miércoles vacunan y alimentan a niños malnutridos, el jueves otra vez adultos y el viernes pasan consulta para madres con sus hijos, mientras el sábado y domingo están disponibles para seguir ayudando.

«Debido a la violencia que se vive en esta zona, los 50 ancianos que atendemos habitualmente no pueden venir al dispensario y les estamos llevando la comida a sus casas », precisa la misionera, en cuya comunidad hay otra religiosa española, una polaca y otra haitiana.

Sor Natalia, tras hacer un llamamiento para que «no se olvide esta tragedia», resalta que «Valencia siempre ha sido muy generosa: Siempre nos han ayudado muchísimo y, de hecho, ya he recibido ofrecimiento de personas que preguntan si necesitamos algo. Yo les pediría que no cierren el corazón para estas necesidades».

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