José Luis Torró - Al punto

Todavía hay quienes defienden a Stalin

«Es insólito que el comando estalinista pudiese lograr su propósito en el Ayuntamiento de Valencia con la facilidad que lo lograron y sin que nadie se lo impidiese»

Imagen del cartel estalinista difundida en redes sociales por el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Valencia ABC

Si le hubiese dado a un grupo neonazi por celebrar el Día internacional de Conmemoración de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo, con la colocación de un cartel con la imagen de Adolf Hitler en el punto mas descollante de la fachada del Ayuntamiento de Valencia, al alcalde Joan Ribó le habría dado un patatús. Una vez repuesto del vahído habría convocado con la mayor de las prisas un Pleno urgente y extraordinario en el que dejar patente la rotunda condena contra semejante exaltación del mayor genocida y canalla que –siempre según Ribó—ha conocido la historia. Por supuesto que los funcionarios responsables de haber permitido tamaña negligencia serían deportados, degradados o despedidos por haber consentido la insolente y descarada osadía de los neonazis.

Pero no. No han sido los cachorros hitlerianos los que han burlado la vigilancia de la casa común –ayer y por esa acción convertida en verdadero comú, excusado— sino un reducido grupo de nostálgicos del padrecito Stalin los que han conseguido entrar como Ribó por su casa, pancarta en mano, o entregada en mano al comando una vez dentro del edificio, llegar hasta el balcón principal del Ayuntamiento y desplegar su cartelón en la que podía leerse «En defensa de Stalin», junto con la efigie del tirano soviético. Que haya gente pa´to, tal como aseveró el torero que filosofaba, queda puesto en evidencia con la demostración de supina ignorancia de quienes son capaces de salir en defensa de tan grandísimo criminal.

Que ningún guardia municipal ni vigilante jurado ni funcionario de guardia en la puerta les impidiese su objetivo resulta, como poco, sospechoso. Si en todas las dependencias oficiales es prácticamente imposible acceder sin cita previa en estos tiempos pandémicos, es insólito que el comando estalinista pudiese lograr su propósito en el Ayuntamiento de Valencia con la facilidad que lo lograron y sin que nadie se lo impidiese. A buen entendedor sobran las excusas. Las que no se han dado todavía pese a la pasota, fácil y grosera vulnerabilidad de la seguridad de la casa consistorial.

Imagen del cartel estalinista difundida en redes sociales por el portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Valencia ABC

A falta de explicaciones oficiales por parte de la alcaldía, bien podría el grupo socialista desmarcarse de la acción y condenar el hecho en tanto Ribó se hace el sueco manresano, pero tampoco se dará el caso. Tampoco cabe esperar repudio por parte de los podemitas de los que será más que probable esperar un aplauso cómplice.

El acuerdo adoptado por la OSCE, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa , en julio de 2009, declaró el 23 de agosto como Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de los Totalitarismos, señalando en ese sentido que Europa había «experimentado dos importantes regímenes totalitarios, nazi y estalinista , que provocaron genocidio, violaciones de los derechos humanos y libertades, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad».

Además de los millones de víctimas que la insania hitleriana y comunista provocaron con sus masivos crímenes, cámaras de gas, asesinatos, gulags, torturas, checas, hambrunas, deportaciones siberianas… también la verdad debe figurar entre las víctimas. Curioso el matiz. ¿Qué si no comunista fue el brutal periodo de Josef Stalin?

Quienes promovieron la conmemoración del 23 de agosto contra los totalitarismos terminaron cayendo en el error de exonerar al comunismo de su responsabilidad en las masacres y hambrunas soviéticas al endilgárselas en exclusiva a Stalin, como si el comunismo no hubiese sido un régimen de terror y muerte. Quienes quieran conocer la verdad de la historia y no la histeria propagandística vean la pormenorizada relación de muertos que se hace en el documentado y riguroso estudio El Libro Negro del Comunismo. Crímenes, terror y represión. El grito de los cien millones de vidas segadas por los regímenes comunista en la URSS, China, Vietnam, Corea, Camboya, sin olvidar a los muertos españoles, resulta de lo mas estruendoso salvo para quienes han decidido seguir con los oídos taponados.

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