Ferran Garrido - Una pica en Flandes

Política de palomitas y cine de sesión continua

«Nunca pensé que empezaría a ver los gobiernos compartidos más como problema que como solución»

Me debato en una duda terrible. Se lo digo en serio, tal vez esté ante una de las decisiones más importantes de los últimos tiempos. Me arroja a esta tesitura la situación política que nos rodea, un terremoto que nos envuelve tanto personalmente como comunidad . Como Comunidad Valenciana si me permiten la extensión colectiva del momento. Incluso, tal vez, la duda.

El caso es que no se si encargar palomitas saladas o dulces. No se lo tomen a broma que es una decisión tremenda. Si me decanto por estas última, corro el riesgo de un subidón de azúcar, además de un incremento de peso asegurado. Y no estamos para gorduras. Si opto por las saladas sé que voy a acabar con la lengua como un estropajo y con los labios inflamados como salchichas. Difícil decisión, les digo, porque lo de las palomitas va para largo en este cine de sesión continua en que se ha convertido el espectáculo político actual .

No quiero ser irrespetuoso, nada más lejos de mí, y jamás pensé que acabaría tildando de espectáculo algo tan serio como la política. Pero si se fijan bien, en realidad no lo estoy haciendo. Le dedico el sustantivo, ya quisiera yo que fuera un adjetivo, al momento actual de la política. Que no es lo mismo.

Por cierto… Lo de las palomitas no sé si combinarlo con agua mineral de esas de marca o con un refresco de cola solera reservada…

Nunca pensé que lo del efecto mariposa fuera tan real . Como especulación teórica molaba, pero al verlo como efecto científico aplicado a la vida real, sorprende. A ver, sería una ingenuidad pensar que algo que sucede en la comunidad autónoma vecina no tiene efectos en la propia. No sería la primera vez. Pero ver como se ha extendido por toda España, o gran parte, hasta convertir el escenario político nacional en ese espectáculo, con perdón, del que les hablaba, me deja una sensación como de mal cuerpo. No sé, como cuando alguien me cuenta una historia a modo de excusa que no me la acabo de creer. Es eso como cuando en una película de intriga uno tiene la sensación de que todos mienten.

En todo esto hay mucho de sobreactuación . Si no que se lo pregunten a Toni Cantó, lo siento Toni pero así es como lo siento, o a Pablo Iglesias, que lo siento Pablo, pero no lo siento. Cada uno ha tomado su salida, diferentes y parecidas a la vez, para llegar, me da la sensación, al mismo sitio, aunque por caminos diferentes.

Imagen de Toni Cantó tras su última rueda de prensa como portavoz de Ciudadanos MIKEL PONCE

Claro, lo de Toni Cantó es la repercusión murciana en la política autonómica valenciana , aunque sé que acabará en un tema de política nacional, al tiempo, y lo de Pablo Iglesias es la repercusión nacional de la política madrileña que es consecuencia de la política murciana. Qué cosas. No me gustaría a mí estar en el papel del guionista . En esta ocasión me pido el de director de casting. O mejor, me quedo de espectador que es mucho más tranquilo, aunque me infle a palomitas.

Otra vez las palomitas. No puedo huir de mi furia devoradora de las deliciosas rosas de maíz, porque esto me recuerda a mis cines de sesión continua de adolescente. Así que voy a matar la ansiedad a base de comer palomitas, aunque sé que me van a sentar fatal.

No paro de pensar que, en todo esto, también hay actores discretos. Ábalos sin ir más lejos, que según parece llevaba la negociación de lo de Murcia desde la sombra, que ya se sabe cómo hay que hacer estas cosas, no vaya a ser que llegue alguien y se cargue la escena. Por cierto, cuando hablo del ministro socialista pienso en política nacional, pero también valenciana. No lo puedo evitar, y sé que me van a preguntar qué pinta Pablo Iglesias en todo esto de buscar las consecuencias valencianas del asunto. Verán, Podemos es una de las patas de ese banco tripartito que es el Pacto del Botánico, que funciona de momento, aunque como se rompa una de las patas se va al suelo por necesidad .

No sé yo como van a quedar las relaciones regionales entre socios de partidos nacionales después de la campaña de las elecciones madrileñas. Si a eso le sumamos las declaraciones de Joan Baldoví sobre la actuación de Iglesias, mis dudas crecen por minutos. ¿A que ahora entienden por qué no le tengo envidia al guionista de la película?

Nunca pensé, y es la segunda vez que escribo eso en este artículo, que yo, que creí firmemente en que la política de pactos era una solución a la fragmentación del voto y a la diversidad demostrada por los ciudadanos, nunca pensé digo, y van tres, en que empezaría a ver los gobiernos compartidos más como problema que como solución . Tengo un amigo, de esos de la tercera vía, como yo, que empieza a echar de menos el bipartidismo. Qué cosas. Por cierto, que he dicho ciudadanos… de Ciudadanos mejor ni hablo.

Claro, así es como a uno de surgen las dudas. Como a mí con las palomitas. A estas alturas sigo sin saber si hacer acopio de las dulces. O de las saladas. Pero tengo claro que me decanto por el agua mineral. Es lo más limpio, sano y transparente que tengo a mano en este cine de sesión contínua.

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