Brexit

Efectos del Brexit: concejales británicos en Alicante temen perder su acta

Una edil de Llíber critica que se dará «un paso atrás» si los residentes no tienen ningún representante público que los defienda

VALENCIA Actualizado: Guardar
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El alcance de las consecuencias del Brexit, todavía desconocidas en su totalidad, inquietó desde el primer momento a los británicos residentes en España. Negocios, impuestos, viviendas, pensiones, sanidad... las preocupaciones son numerosas entre las miles de personas que viven en Alicante, donde se encuentra la comunidad más grande de España.

La salida de Reino Unido de la Unión Europea también plantea el problema de la nacionalidad. Muchos de los asentados en Alicante quisieron pedir la española pero para ello tenían que renunciar a la británica, aunque contaban con los mismos derechos al ser residentes europeos. Ahora esto ha cambiado y conlleva un efecto político añadido. ¿Qué ocurre con los concejales británicos que hasta ahora podían ejercer su labor en los Ayuntamientos con normalidad?

La pregunta se la realizan los propios afectados, como es el caso de Suzanne McAllister, edil del PP en Llíber, un municipio de unos 1.200 habitantes en el que prácticamente la mitad son británicos. «El Brexit es una preocupación en todos los sentidos. Me gustaría seguir como concejal y si para ello es necesario sacarme la nacionalidad española lo haré, porque mi vida está aquí», explica.

Suzanne lleva en España 23 años y 15 en Llíber. Tenía 66 cuando llegó al Ayuntamiento de la localidad, donde es concejal desde hace 5 años. No contaba con ninguna experiencia política previa, pero, señala, había problemas importantes que el Consistorio tenía que atender respecto a los residentes británicos. «El alcalde me convenció para ir en la lista. Pensé que nadie podía votar a una extranjera y al final casi todo el pueblo nos apoyó. Eso me dio confianza», detalla.

Su temor, indica, no es perder su puesto, sino que el colectivo británico no tenga a ningún representante público que defienda sus intereses en las localidades donde son tan numerosos, lo que para ella supone «un paso atrás». Sus compatriotas le transmiten intranquilidad respecto a las cuestiones económicas y sanitarias. «No saben si tienen que pagar más impuestos, cuál será el valor de sus viviendas o si podrán acceder al sistema público sanitario», comenta Suzanne.

Estas cuestiones son generalizadas. Bob Houliston, quien ha sido concejal de Orihuela, define el Brexit como un «gran error» porque fue «una protesta por razones no vinculadas realmente a la Unión Europea». «Ahora no vamos a tener las mismas posibilidades económicas y todo empeorará», pronostica.

Además, cree que las consecuencias en la economía local de Orihuela serán «dramáticas» por la cantidad de británicos que residen allí y pagan sus impuestos. «Espero que no lleguemos a eso y exista una solución, también en el acceso a la sanidad pública», añade. La incertidumbre todavía es la nota dominante.

«Jóvenes sin futuro»

En parecidos términos se manifiesta Carole Elizabeth Saunders, concejal en el gobierno municipal de Calpe, donde están empadronados nada menos que 4.000 compatriotas suyos, «y no solo jubilados, que muchos son jóvenes que han conseguido trabajando mucho que sus negocios vayan bien aquí, que tienen a sus hijos en los colegios españoles... su futuro es ser europeos», tal como retrata la situación.

Ella lo tiene claro: va a empezar con el papeleo para conseguir la nacionalidad y así «continuar representando a los británicos, con más seguridad como española, aunque me siento española y británica». No en vano, lleva más de 25 años en estas tierras y 17 en política, primero en una asociación ecologista que luchó en defensa de las Salinas y desde 2011 como concejal electa del PP, ahora en su segundo mandato. «Tengo amigos en todos los partidos y mi marido, que era marinero de un petrolero, compró casa aquí hace 42 años, por lo que soy calpina», subraya.

El «problema» principal, a su juicio, se plantea para los británicos más mayores, que han llegado a la Costa Blanca cuando han superado los 60 años y tienen que pasar el examen para lograr la nacionalidad. «Van a clases de castellano, pero la gramática es totalmente diferente y lo tienen muy difícil», relata.

Como concejal, le abordan paisanos suyos de todas las edades, que no saben qué va a pasar con su asistencia sanitaria ni, en definitiva, no aciertan a explicarse cómo incidirá el Brexit en sus vidas. «Aún no esta claro, hay que esperar más de dos años y tendrán que buscar una solución, tanto el Gobierno británico, porque hay un 75% de jóvenes que no quieren salir de Europa, como el Gobierno español, porque los residentes aquí traen a sus familias, que hacen mucho gasto y eso son ingresos para el país».

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