Imagen de los investigadores en el lugar del crimen
Imagen de los investigadores en el lugar del crimen - JUAN CARLOS SOLER

AlicanteLa investigación de la muerte de la viuda de Vicente Sala se centra en su emporio en siete países

La Policía cree que el sicario que mató a la mujer del expresidente de la CAM sigue en España

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Uno de los sicarios más buscados en los últimos años acapara la atención de la opinión pública desde hace dos semanas: disparó dos tiros -uno en la mejilla y otro en la sien- a una mujer indefensa de 72 años, María del Carmen Martínez, viuda del expresidente de la antigua Caja del Mediterráneo (CAM), Vicente Sala. Inicialmente se pensó que el autor del crimen había huido del país, aunque ahora la investigación apunta a que sigue en España.

Casi tres semanas después del asesinato, esta familia acostumbrada a la vida acomodada y tranquila, sin sobresaltos y respetada por la sociedad alicantina, recordada por sus fiestas de hace solo unos años, vive sus Navidades más funestas por el dolor y por tener encima los focos mediáticos y la lupa de los investigadores, debido a su emporio económico y las disputas internas en su seno.

Cuando se posee un entramado empresarial con filiales y almacenes en México, Argentina, Perú, Brasil, Colombia y Uruguay con un volumen de negocio de 400 millones de euros año, parece inevitable que las conversaciones en casa hayan girado a menudo en torno al dinero.

Sobre todo, si a la mesa se han sentado durante un tiempo una veintena de comensales, todos emparentados, entre los cuatro hijos -tres mujeres y un varón- más yernos y la prole, en una finca de lujo donde se edificó un chalé para cada familia. En ese ambiente, se respira riqueza y también envidias y celos. Según las pesquisas policiales, llevadas con hermetismo y cautela por el secreto de sumario, la difunta tenía cita con el notario pocos días después de su ejecución para tratar de la herencia, y en los últimos tiempos frecuentaba este tipo de despachos para revisar y definir el control del patrimonio empresarial.

Imagen del matrimonio Sala-Martínez
Imagen del matrimonio Sala-Martínez - JUAN CARLOS SOLER

Cuando su marido y fundador vivía, ejercía como figura respetada por todos con su autoridad entre su hijo y dos de las hermanas. Desde su fallecimiento, en 2011, el peso recaía en su viuda, también por sus orígenes, de moral católica y que desde entonces confío en su heredero varón, si bien conservaba su acción de oro para tener la última palabra. Entre octubre y noviembre, además, se produjeron algunos movimientos porque Vicente Sala Martínez (el hijo) traspasó sus poderes a dos de sus hermanas, aunque poco después se anuló esta operación. De hecho, el primogénito se ha personado como acusación particular, aceptada su petición en el juzgado esta misma semana, en la víspera navideña.

Durante su etapa como presidente de la CAM, los Sala se codearon con la familia Real, ya que el entonces Príncipe Felipe tripulaba el velero patrocinado por la caja alicantina, que no escatimaba medios para estas regatas, como cuando en 2008 su barco se hundió en apenas 15 minutos por una vía de agua inesperada.

Eran tiempos de fiestas recordadas por la sociedad pudiente alicantina, en la mansión de la familia Sala enclavada en la zona de Vistahermosa, donde hace varios siglos se cultivaban viñedos de donde salía el célebre fondillón, vino dulce macerado cada siete años que aparece mencionado por Alejandro Dumas en «Los tres mosqueteros» como regalo al Rey francés.

Un pasado que debe dejar un sabor de boca todavía más amargo a los allegados a María del Carmen Martínez, al conocer su triste final al bajarse del coche en el lavadero de su concesionario, asesinada de dos tiros en la mejilla y en la sien por un profesional con un arma con silenciador que le dejó su bolso con dinero y joyas. Solo perseguía su muerte y sabía dónde no había cámaras de vigilancia.

Imagen de algunos de los asistentes al funeral
Imagen de algunos de los asistentes al funeral - JUAN CARLOS SOLER

Los comentarios entre los paisanos de la difunta, los días siguientes tras conocer el suceso, resumían el misterio que envuelve a este crimen. «¿Está en Colombia o en Argentina... el sicario?», repetían algunos amigos de la familia, consternados por la noticia tan poco usual en la ciudad.

Sin embargo, las pesquisas policiales no descartan que se encuentre todavía en España y no haya huido, pese a que el aeropuerto de El Altet ofrece conexiones a medio mundo, como quinta terminal del país con más tránsito de viajeros. Los pasos más recientes de los investigadores han apuntado a los análisis balísticos -sorprendentemente, el asesino dejó los casquillos in situ- y a rastrear las llamadas de teléfonos en las inmediaciones del lugar de los disparos, en las horas previas y posteriores a la ejecución.

La dimensión de los negocios de los Sala abre la posibilidad de hipótesis a un amplio abanico, no solo por la riqueza generada a partir del sistema patentado de granza de plástico para alimentar las máquinas de termoinyección con las que se fabrican miles de objetos para el hogar y la industria en todo el mundo, sino porque la expansión de sus empresas en varios países iberoamericanos da pie a pensar en un posible conflicto económico en cualquier rincón alejado de Alicante, al otro lado del Atlántico, ya sean socios, proveedores, clientes o empleados. Sin olvidar sus concesionarios de coches o su actividad inmobiliaria, en un entorno más cercano.

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