Xavier Vendrell, el hombre en ERC que lo sabía todo

Pasó por la banda terrorista Terra Lliure, se unió a ERC en 1991 y hasta 2010 tuvo distintos cargos de responsabilidad

Ahora es empresario, con buenos contactos en la Generalitat, pero nunca dejó de asesorar al movimiento independentista

El juez instructor de Barcelona que investiga la posible financiación irregular de Waterloo le sitúa en la cúpula de Tsunami Democràtic

Xavier Vendrell y Marina Llansana, pareja de Oriol Soler, en una rueda de prensa de ERC en 2008 EFE

Daniel Tercero

Xavier Vendrell i Segura (1966) es el prototipo de activista político que de joven habría dado su vida por Cataluña. Eso sí, por el concepto de Cataluña que manejan a su antojo los nacionalistas. El ahora empresario, vinculado a un posible caso de blanqueo de dinero y detenido en la operación Voloh este miércoles, nunca ha dejado oxidar sus vínculos con ERC, pese a que abandonó la primera línea política en 2010, pues, al fin y al cabo, esta formación le acogió tras cerrar la puerta de la banda terrorista Terra Lliure en 1991.

Vendrell fue diputado en el Parlamento de Cataluña entre 1999 y 2010 y apenas 23 días consejero de Gobernación y Administraciones Públicas, en 2006 con Pasqual Maragall (PSC) como presidente autonómico. Antes, desde 1991 y hasta su salida de la política (como consecuencia del mal resultado electoral de Joan Puigcercós, al que había dirigido la campaña en las elecciones autonómicas) mantuvo cargos públicos municipales y provinciales, así como puestos de importancia en ERC, como por ejemplo el de secretario de Organización y Finanzas, entre 1996 y 2006.

Pero más allá de sus cargos institucionales, la vida pública de Vendrell hasta la fecha tiene dos puntos claves. Por un lado, como miembro del llamado «estado mayor» del «procés» en representación de ERC, y formando equipo sobre todo con David Madí y Oriol Soler, también detenidos ayer, en la investigación judicial que trata de averiguar si se ha financiado ilegalmente el entramado político y económico que controla Carles Puigdemont desde Waterloo (Bélgica). Y el otro aspecto a destacar es su pasado como miembro de Terra Lliure.

Sobre este segundo asunto, Vendrell, según consta en su declaración en 1992 ante el entonces juez de la Audiencia Nacional Carlos Bueren, participó en dos atentados con bomba de Terra Lliure cuyos «objetivos» habían sido escogidos por el propio activista ahora metido a empresario. Aunque el caso judicial acabó archivándose, Vendrell tuvo que abonar 500.000 pesetas como fianza para evitar la prisión provisional. Nunca se ha desdicho de su pasado, si bien fue parte importante de la dirección de la banda que, tras comprobar su escaso apoyo social y ver la eficacia judicial contra Terra Lliure, firmó su salto a la política el verano de 1991, tres años antes de la disolución definitiva de la banda terrorista.

Gran parte de los miembros de Terra Lliure se sumaron al proyecto político de ERC. Uno de ellos fue Vendrell, que aparece en la rueda de prensa en Perpiñán (Francia) en la que miembros de la dirección de la banda terrorista anuncian que dejan las armas y pasan al partido que ahora dirige desde la cárcel Oriol Junqueras. Inmediatamente, Vendrell asumió cargos de responsabilidad política, que ya no dejó hasta 2010. En su declaración ante el juez en 1992, Vendrell confesó que él, personalmente, se había ocupado de integrar en ERC al mayor número posible de «gente» de Terra Lliure.

Tras su periplo por la primera línea política, en la que compartió ejecutiva, por ejemplo, con Marina Llansana, ahora pareja de Oriol Soler, también detenido ayer, Vendrell optó por dedicarse a la empresa. Ayer fueron registradas su vivienda familiar, dos despachos profesionales (en los que hay registradas siete empresas), la oficina de una fundación escolar (El Brot, cuyo patronato preside) y las instalaciones de Villa Bugatti. Pero su actividad empresarial nunca le impidió seguir susurrando a los dirigentes de ERC. De ahí que con Madí y Soler integrase el llamado «estado mayor» del «procés».

Desde este «estado mayor» se presupone que se planificaron estrategias, actos y acuerdos políticos que implicaban, principalmente, a CDC y ERC: desde una lista electoral conjunta de fuerzas independentistas, hasta la presión callejera. La Audiencia Nacional investiga el origen de la plataforma Tsunami Democràtic, que por su complejidad y rápida respuesta en octubre de 2019 podría situarse en el entorno del «estado mayor». El juez de Barcelona, directamente, sitúa a Vendrell en la cúspide de esta plataforma.

Su largo recorrido político le ha permitido tener buenos contactos en la Generalitat, que ha mantenido en su etapa empresarial. Así figura en el auto de entrada y registro que el juez de Barcelona firmó ayer y en el que sospecha que Vendrell podría haber cometido los delitos de «malversación de caudales públicos, prevaricación, tráfico de influencia, desórdenes públicos y blanqueo de capitales». Para ello, Vendrell no habría dudado «en influenciar a sus contactos políticos de máximo nivel como los consejeros Damià Calvet o Josep Bargalló» para, por ejemplo, llevar a cabo una recalificación urbanística; así como habría mantenido reuniones con Alba Vergés, consejera de Salud, para supuestamente conseguir «un trato de favor» para sus empresas de biomecánica.

No hay actividad política en los últimos diez años en la que aparezca la firma de ERC que Vendrell no haya sido consultado. Sin ser el que coge la pancarta en la manifestación, el altavoz en la protesta y firma el acuerdo político, Vendrell es, a la vez, todos ellos. Activista del Bajo Llobregat barcelonés, que empuñó la pistola y dejó el terrorismo por su «caída del apoyo social» y porque veía la «falta de sentido» de las acciones «violentas», se metió a empresario para exprimir sus «contactos» políticos. La Justicia investiga si es una de las piezas clave de la bóveda independentista.

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