Puigdemont, el pasado lunes, antes de la reunión de los favorables al referéndum
Puigdemont, el pasado lunes, antes de la reunión de los favorables al referéndum - INÉS BAUCELLS

Puigdemont aceptaría ir al Congreso, pero solo para pactar los términos de la consulta

La Generalitat, que anunciará la fecha y la pregunta la próxima semana, trata de no aparecer como contraria al diálogo

BARCELONA Actualizado: Guardar
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La pretensión es no aparecer como el último que cierre la puerta al diálogo. A pocos días de que el presidente de la Generalitat anuncie la fecha y la pregunta del referéndum de independencia, la Generalitat filtró ayer su disposición a acudir al Congreso para debatir la consulta.

Una vez que los canales de negociación y comunicación entre la Generalitat y el Gobierno quedaron cerrados tras el intercambio de cartas entre los presidentes Rajoy y Puigdemont, el ejecutivo catalán pretende con este último gesto evitar aparecer ante la opinión pública como contrario a la posibilidad de abrirse a una salida negociada.

Con todo, nada ha cambiado, en tanto que se sostiene que la posibilidad de acudir al Congreso solo sería posible en la medida que allí se acudiese a negociar los términos de la consulta (formato, fecha, pregunta...) algo obviamente que el Gobierno considera inaceptable.

Desde el ejecutivo catalán se asegura que esperan que el Gobierno haga algún tipo de oferta para aceptar debatirla.

Este último ofrecimiento de la Generalitat tampoco puede desligarse, según, sostienen fuentes polítias, del intento de atraerse al campo del referéndum a los "comunes" de Ada Colau y Xavier Domènech, a los que se podría asegurar que se ha intentado hasta el final la consulta pactada.

Después de que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría invitase a Puigdemont a llevar su propuesta de consulta a Congreso, la Generalitat rechazó el ofrecimiento alegando que solo iría a la Cámara Baja si previamente se pactaba con el Gobierno los términos de la consulta. Es decir, Puigdemont solo aceptaba la invitación si era para comunicar al Congreso los términos del pacto, rechazando en cualquier caso someter su plan, como sucedió con el lehendakari Juan José Ibarretxe, a votación.

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