La politización de la reivindicación del 8-M con el 1-O y el 155 rompen la unidad feminista en Barcelona

Beatriz Silva (PSC): «Es una apropiación intolerable de una jornada que es de todo el mundo»

Manifestación feminista en Madrid, mayo de 2017 EFE

D. TERCERO

Huelga y manifestación feminista, sí, el próximo 8 de marzo (8-M), pero no al gusto de todos y de todas. ¿Vale cualquier reivindicación social para politizarla? El referéndum ilegal del 1-O en Cataluña y la aplicación del artículo 155 de la Constitución se cuelan en el manifiesto de la huelga del 8-M. Una politización que no ha gustado en las filas del PSC, partido que acudirá a la marcha.

Entre las reivindicaciones contra la violencia de género y para que las mujeres y los hombres cobren lo mismo, el texto del 8-M introduce una crítica al cumplimiento de la legalidad, en relación al 155, y denuncia la «represión» del 1-O:

«En Cataluña estamos viviendo una escalada de la represión : cargas policiales del 1 de octubre con denuncias de agresiones sexuales. Las feministas estamos comprometidas también en la defensa de la democraica y de las libertades en nuestro país y entendemos que la criminalización y/o judicialización de formas pacíficas de protesta social y reivindicación política también son formas de violencia institucional que hemos de denunciar. Por esto denunciamos la aplicación del artículo 155 de la Constitución española y exigimos su inmediata suspensión».

El manifiesto lo promueve Vaga Feminista, que también es la coordinadora de la manifestación en Barcelona (plaza Universidad, 18.30 horas) y la responsable del cartel que promueve la acción del próximo 8 de marzo.

«Apropiación intolerable»

Esta mezcla de la defensa de los derechos sociales de las mujeres con aspectos políticos y partidistas no ha gustado en el PSC, partido que respalda la movilización del 8-M. Esta politización, sin embargo, ya fue advertida hace unos días por Ciudadanos, formación que no secunda la marcha debido, entre otras cosas, precisamente, a esta mezcla de la política partidista con los aspectos sociales.

Beatriz Silva es diputada autonómica del PSC (aunque independiente) en Cataluña, se define como feminista y federalista y denunció hace unos días que se aproveche el 8-M para introducir reivindicaciones del 1-O y del 155. «Es una apropiación intolerable de una jornada que es de todo el mundo. Es un día para poner sobre la mesa lo que nos une y los problemas que preocupan a todas las mujeres», señaló en su cuenta de Twitter. «Lamentable», añadió.

En esta línea, Silva, en un artículo para «Crónica Global», se ha preguntado si las feministas que no son independentistas podrán «celebrar la manifestación del 8 de marzo libre de interferencias». También desde el PSC, Núria Parlon, alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), ha criticado que se introduzcan etiquetas para una reivindicación como la del 8-M y que el manifiesto tenga un claro sesgo político.

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