El independentismo ha convertido los lazos amarillos en un símbolo de recuerdo de los «presos políticos» y los «exiliados» del 1-O. Sin embargo, este complemento tiene distinta aceptación en función del perfil político. Así, es raro que lo utilicen los activistas y dirigentes de la CUP, por su parte, desde ERC prefieren hacerlo de forma discreta con pequeños lazos, casi imperceptibles en las solapas de americanas y blusas.
Es en Junts per Catalunya donde esta costumbre ha tenido más recorrido y no es raro ver a consejeros, diputados, alcaldes y hasta al propio presidente de la Generalitat, Quim Torra, con enormes lazos amarillos. También se han creado una gran variedad de avalorios como collares, pendientes y chapas con este símbolo que se venden en manifestaciones y mercadillos.
Sin embargo, este martes los exconsejeros presos que han acudido al Parlamento de Cataluña para participar en la comisión de investigación del 155 no han lucido este símbolo. Ni el exvicepresidente Oriol Junqueras (ERC), ni los exconsejeros Raül Romeva (ERC), Josep Rull (Junts) o Jordi Turull (Junts) tenían lazos en sus solapas. Todos ellos, eso sí, lucían en sus solapas los pines que les acreditaban como «consejeros».
Por su parte, la exconsejera Dolors Bassa (ERC) ha intervenido con una mariposa amarilla, complemento popularizado por dirigentes neoconvergentes como Laura Borràs o Elsa Artadi.
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