El catalanismo conservador impulsa un nuevo partido

El distanciamiento de Valls de Ciudadanos alimenta las expectativas de la iniciativa

Los promotores se han organizado bajo el nombre Proyecto Cataluña XXI: el objetivo primero, frustrar una mayoría independentista en el Parlament

Manuel Valls, fotografiado en su local de campaña INÉS BAUCELLS

Daniel Tercero / Àlex Gubern

Algo se mueve en el catalanismo político conservador . Desde hace unos meses, la atomización del espacio que en su día ocupó por completo CiU viene dando muestras de querer reconfigurar lo que durante décadas se consideró «la centralidad catalana». Este espacio está en constante tensión desde que Carles Puigdemont, que controla JpC y el PDECat, y empujado por ERC, decidió no atender a la legalidad. Ahora, en la refundación del catalanismo emerge la figura de un Manuel Valls cada vez más alejado de Cs, si bien este no ha confirmado que su apuesta política de futuro pase por dejar el Ayuntamiento de Barcelona.

«Todavía no hay nada concreto. Está todo muy verde. Pero se lleva tiempo hablando de ello entre diferentes personas y grupos políticos», asegura a ABC una de las personas que forma parte de un equipo que, bajo el nombre de Proyecto Cataluña XXI (CXXI), trabaja más decididamente en pos de conseguir un partido que aglutine el catalanismo conservador de cara a las próximas elecciones autonómicas.

Entre los objetivos que se habría marcado el grupo CXXI figura uno a corto plazo: que la Generalitat deje de estar en manos de los partidos independentistas. «Si una formación catalanista consigue entrar en el Parlamento autonómico a costa de escaños del independentismo, JpC y ERC no podrán gobernar», aseguran desde este grupo, cuyos promotores prefieren no dar sus nombres.

Líder «potente»

Otro de los promotores incide en que hay una parte de la sociedad catalana que reclama este espacio que está huérfano desde que Puigdemont decidió que la única vía era la unilateral: «Tenemos encuestas, encargadas por nosotros, que nos dan hasta veinte diputados en el Parlament». Y, aunque reconoce que la política catalana es totalmente «volátil», considera que una de las claves de este proyecto es encontrar un líder «potente» y «sin mochila política previa». Otra de las personas también implicadas en el proyecto rebaja las expectativas sobre el número de diputados esperados, si bien apunta que bastaría con sacar tres o cuatro para frustrar mayorías secesionistas.

Desde hace unos meses, alrededor de una veintena de personas está trabajando coordinadamente para establecer puntos en común entre los distintos grupos, asociaciones y partidos que aparecieron o se reforzaron tras la implosión de CiU: desde Lliures (que formó parte de la candidatura de Valls en Barcelona) hasta Units per Avançar (ahora integrado en el PSC en el Parlamento catalán), pasando por Portes Obertes al Catalanisme o Convergents , partido este último impulsado por el exconsejero de Justicia Germà Gordó.

«De la fase de think tank hemos pasado a la decisión de articular todo esto de manera política . Aún está por definir si como partido, si como federación de partidos o bajo otra fórmula», se explica desde Convergents. En este partido se señala que figuras purgadas del PDECat como los exdiputados Campuzano o Xuclà estarán en el nuevo proyecto, al igual que muchos cuadros de este partido que tras la constitución de los ayuntamientos perderán el cargo. Otros impulsores del proyecto, por contra, ven incompatible la presencia de quienes apenas enmiendan algunos aspectos de los sucesos de otoño de 2017 y solo discrepan de Puigdemont en las formas (unilateralidad) pero no en el fondo (independencia). « Nosotros no somos independentistas a diferencia del proyecto de Marta Pascal», apunta una de las tres personas del grupo promotor con las que este diario ha contactado, y que confirma que las cúpulas de los partidos y las principales empresas de Cataluña conocen esta iniciativa.

Contactos

En los últimos días, los contactos se han intensificado, por un lado como consecuencia del final de un ciclo electoral muy intenso y, por otro, por las expectativas que está generando en el mundo catalanista el distanciamiento de Valls de Cs . Aunque Valls no habría sido la primera opción para liderar un partido a nivel catalán (se habrían barajado nombres de mujeres y siempre sin «mochila política previa») y asegura que su idea es permanecer en Barcelona, no es menos cierto que nunca se ha cerrado la puerta política a dar el salto de un lado a otro de la plaza de San Jaime, o incluso a explorar opciones en Madrid. Esta posibilidad es con la que se trabaja en Cs. Un miembro de la dirección nacional con conocimientos al detalle de la política catalana asegura a este diario que «el fin último de la ambición de Valls es llegar Madrid, pero antes querrá optar a la Generalitat». El malestar entre Valls y Cs es más que evidente y la sospecha en la calle Alcalá de Madrid es que el ex primer ministro francés ha utilizado la marca naranja para entrar en la política española y que se irá distanciando poco a poco para intentar su salto a la Generalitat.

En cualquier caso, desde CXXI aseguran que Valls estará implicado en el proyecto de forma indirecta: «No creo que lo lidere él, pero sí lo apoyará porque lo cree necesario». Otro de los promotores, por contra, considera que una vez desvinculado de Cs, Valls sería un candidato óptimo.

Con todo, el proyecto catalanista sigue adelante. De momento « no hay acuerdo de mínimos », aseguran los promotores, y se discuten aspectos fundamentales, como por ejemplo considerar si Cataluña es una nación o no y si algunas de las líneas troncales del nacionalismo catalán deben modificarse (como la inmersión lingüística). Pero ya se trabaja con distintos documentos, y a uno de ellos ha tenido acceso ABC, en él que se fijan los objetivos –el primero, entrar en el Parlament si las elecciones no son antes de octubre-noviembre– y una hoja de ruta.

Este texto señala que «son muchos los catalanes que no quieren optar por un partido independentista pero que tampoco se identifican con la izquierda o con partidos alejados de los postulados tradicionales del catalanismo moderado y no hispanófobo ». El catalanismo conservador, apuntan en el documento, debería tener una marca política propia, fuerte y potente, que supere la división existente y que hace que no tengan «recursos económicos» y «un apoyo mediático muy limitado». Un conglomerado que, además, está falto de un «liderazgo potente».

«Línea roja: la legalidad»

«La línea roja es el respeto a la legalidad», insisten una y otra vez desde CXXI. Un aspecto crucial que comparte Mario Romeo, presidente de Portes Obertes al Catalanisme. «Nosotros apostamos por el catalanismo no independentista, no queremos la unilateralidad, ni un referéndum de independencia», apunta a ABC. Romeo, en declaraciones a esta diario, asegura que Portes Obertes no forma parte de CXXI pero lo ve bien. «Ahora no estamos entre los promotores de la iniciativa, pero no quiere decir que la recibamos mal. Vemos la necesidad de un espacio central catalanista».

Otro de los nombres que está al tanto de este movimiento es Eva Parera, número cuatro de la lista de Valls en el Ayuntamiento de Barcelona y exdirigente de Unió. Este sábado, en una entrevista para Cope Cataluña, Parera defendía la necesidad de recuperar el espacio político del catalanismo conservador, pero con una marca nueva: «He estado en CiU, un partido catalanista que nunca ha sido excluyente ni ha sido cercano al independentismo y leal a las instituciones españolas. Pero no se ha de recuperar este partido, porque se desvió de su auténtico camino».

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