Borràs será la presidenciable de Junts e impone la línea dura dentro del partido de Puigdemont

La candidata está siendo investigada por un presunto caso de prevaricación y malversación

Laura Borràs EFE

Àlex Gubern

Confrontación con el Estado y línea dura. La militancia de Junts ha designado a Laura Borràs como su candidata efectiva a la presidencia de la Generalitat en las elecciones que se celebrarán previsiblemente el próximo 14 de febrero, ganando así dentro del partido la posición más intransigente y reacia a cualquier acercamiento a la esfera no independentista.

Borràs hará «ticket» electoral con el fugado Carles Puigdemont , que si bien podría ser el número uno de la lista por Barcelona ya anunció que renunciaba a intentar ser investido, a diferencia de lo que prometió, y obviamente no pudo cumplir, tras las últimas elecciones, las de diciembre de 2017. De manera rotunda, Borràs ha derrotado a su rival en las primarias Damià Calvet con el 75% de los votos de los 3.898 afiliados que participaron en el proceso. Con su victoria, se impone la línea dura dentro de Junts frente al canal más pragmático que podría representar Calvet, formado políticamente como convergente. La herencia de CDC en Junts se diluye.

"Un Govern netamente independentista"

En su primera intervención tras se proclamada ganadora, Borràs se ha marcado como objetivo "ganar estas elecciones y alcanzar la independencia". "Hago un llamamiento a todo el independentismo a sumar para garantizar un Govern nítidamente independentista en Cataluña y un Parlament nítidamente independentista", ha apuntado.

Aunque en el actual panorama electoral, y además de la CUP, únicamente Junts mantiene viva la llama imposible del unilateralismo, aunque solo sea para proclamarlo, tanto Borràs como Calvet presentaban proyectos sensiblemente diferentes. Borràs encarna la línea de obediencia a los postulados de Carles Puigdemont, que le eligió como una de los miembros más destacados del grupo de independientes que se integró en su candidatura de 2017. Aunque en su momento fue su favorita, fuentes políticas señalan que, al igual que sucedió con Torra, Borràs se ha emancipado en lo político de su mentor, que prefería al consejero Jordi Puigneró como candidato. Fue en su etapa como consejera de Cultura cuando Borràs trabó una estrecha amistad con el también «independiente» Torra, que pidió el voto para ella.

Apelando al «mandato» del referéndum del 1 de octubre , Borràs significa la continuidad de la línea intransigente dentro de Junts, empezando por la negativa a dar cualquier tipo de apoyo al Gobierno de Sánchez, como ha sostenido de manera rotunda en su papel actual como líder de los independentistas en el Congreso, puesto que ocupó tras liderar la consejería de Cultura, y donde se ha empeñado en marcar distancias con ERC. Se anticipa el que será el eje de discusión en campaña ente las dos formaciones.

Unos "trapis"

Borràs está imputada por la presunta adjudicación irregular a un amigo de 18 contratos por unos 250.000 euros, cuando dirigía la Institución de las Letras Catalanas, hechos que según el Supremo podrían constituir delitos de prevaricación y malversación. El presunto beneficiario aseguraba en unas grabaciones que con Borràs en el cargo podía «facturar unos trapis» . Si Borràs, que no ha dudado en presentarse como una represaliada política por esta investigación, renunciase al acta en el Congreso, la causa regresaría al TSJC, un movimiento con el que podría ganar tiempo.

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