Sónar 2019

El trap hace trizas dos décadas de hegemonía electrónica

Bad Gyal y Cecilio G. protagonizaron la última jornada diurna del festival barcelonés

La trapera española Bad Gyal en el Sonar 2019 EFE

Miquel Vera

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«Me gusta el perreo, me gusta el perreo. Si quieres te lo enseño y lo querrás de nuevo». La letra de «Blink», uno de los «hits» de la trapera española Bad Gyal , habría hecho cortocircuitar las conexiones neuronales de cualquier asistente de las ediciones más primitivas del Sónar . Sin embargo, a día de hoy el trap, el rap y el reguetón se desenvuelven sin complejos por los escenarios principales de un festival antaño consagrado al monocultivo del techno y el house.

La última edición del festival, concluída ayer tras cuatro días de enorme afluencia, ha certificado la defunción definitiva de los vetos en lo que a géneros se refiere. Del puertoriqueño Bad Bunny al rapero danés Noah Carter , pasando por el MC irlandés Rejjie Snow , el Sónar 2019 ha consolidado su apuesta por los ritmos innegablemente urbanos. ¿Estamos ante una nueva mutación del evento para sumar los ritmos latinos a su ADN? Es pronto para afirmarlo rotundamente pero vista la cálida aceptación de público y crítica no es nada descartable. Otras citas como el Primavera Sound o el Cruïlla han empezado a pescar de ese caladero.

Bad Gyal desplegó en el escenario principal del Sónar un «show» sensual que encajarían perfectamente con lo que se espera de una entrega de premios de música latina en Miami : bailarinas interpretando coreografias hipnoticas, manicuras imposibles y un público (mayormente nacional) completamente desatado mientras los asistentes venidos de latitudes europeas -quizás menos bregados en el arte de sacudir la cadera- seguían la actuación con distancia o se refugiaban en escenarios con apuestas más «tradicionales».

Cecilio G.

Minutos después hacía su entrada triunfal el autodenominado «rey del Bogatell», el rapero Cecilio G . , a lomos de un imponente caballo negro con el que cruzó el festival ante la mirada atónita del público. El rapero no pisó el suelo verde del recinto hasta llegar al escenario del Sónar XS. Allí, empezó su actuación cantándole a un majestuoso buho posado en su brazo. La sala quedó completamente desbordada con el rap casi «punk» del artista catalán.

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