Sant Jordi igualó las ventas de 2019 a pesar del granizo y los destrozos

El Gremio de Libreros califica la jornada de histórica y asegura que, como antes de la pandemia, se vendieron 1,6 millones de libros y se facturaron unos 22 millones de euros

Un puesto de libros cubierto con plásticos para protegerse de la lluvia Ep

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Podría haber sido un Sant Jordi histórico, uno de los más relevantes de las últimas décadas, pero las adversidades meteorológicas lo dejaron en simplemente excepcional. O, según a quien se le preguntase, en «el mejor Sant Jordi de todos los tiempos». Esto último, por ejemplo, son palabras de la presidenta del Gremio de Librero de Cataluña, Maria Carme Ferrer, para quien ni el granizo ni los daños sufridos por una decena de paradas consiguieron eclipsar el empuje de la primera Diada en plenitud postpandémica. «De no haber sido por el clima, estaríamos hablando del mejor Sant Jordi de la historia», matizó ayer el presidente de la Cámara del Libro, Patrici Tixis.

Ante la disparidad de opiniones, toca echar mano de las cifras. Y aunque aún faltan cajas por cuadrar y pérdidas que contabilizar, el Gremio de Libreros asegura que las cifras de este año serán, a pesar de todo, como las de 2019, cuando se vendieron 1,6 millones de libros y se facturaron 22 millones de euros. Se cumple así el objetivo que libreros y editores se habían fijado antes de Sant Jordi y que permite superar el bache pandémico de 2020 y, aunque menos, también de 2021.

Ferrer también aprovechó el balance para calificar la 'Superilla literaria' de gran éxito y agradeció al Ayuntamiento y la Generalitat su apoyo ante la situación que ha comportado la inestabilidad del tiempo durante la jornada de este Sant Jordi. En este sentido, ambas administraciones anunciaron ayer que abrirán líneas de ayuda para las para las paradas de librerías y editoriales afectadas. Sobre la mesa, dos posibles opciones: enviar libros dañados aunque no inservibles a las bibliotecas y pagar los libros destrozados.

Sant Jordi representa cerca del 10% de la facturación anual para las librerías, por lo que algunos ya esperaban ayer como agua de mayo la llegada de Llibrestiu, reedición veraniega del Día del Libro que se estrenó el año pasado con notable éxito. Otra cosa bien diferente es si se acabarán haciendo oír todas aquellas voces que reclamaban un cambio de modelo y que abogaban por la necesidad de replantearse una jornada en la que parte de la caja queda a merced de imponderables meteorológicos.

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