El MNAC capea las apreturas económicas con Turner, Carracci y Mey Rahola

Fue el abstracto antes de los abstractos, el gran paisajista al que muchos creyeron enloquecido y senil cuando quiso pintar lo que no se veía, el aire entre las cosas. La atmósfera. Fue, aún es, uno de los grandes maestros del siglo XIX. Un pionero que, sin embargo, aún no había tenido una gran exposición en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), deuda pendiente que se saldará a partir del próximo mes de mayo con una muestra que reúne más de un centenar de pinturas, dibujos, esbozos y grabados de Joseph Mallord William Turner.

Se trata de una colaboración con la Tate Britain comisariada por David Blayney Brown, uno de los mayores expertos en el estudio del pintor londinense, que, tal y como explica el director del MNAC, Pepe Serra, huye de la idea de retrospectiva para centrarse en ese momento «en el que Turner quiere pintar lo que no se ve». La exposición, que llegará a Barcelona tras pasar por Dinamarca e Irlanda, es uno de los principales reclamos de una temporada que el MNAC afronta lejos aún de la normalidad.

«Ni el público ni los ingresos son los mismos. Financieramente estamos muy lejos del 2019», explicó ayer Serra durante la presentación de la programación de un equipamiento que si en 2008 contaba con un presupuesto de 21 millones de euros, ha de conformarse ahora con poco más de 16 millones. «La Generalitat ha incrementado la dotación un 20%, y eso nos viene muy bien, pero los ingresos aún no han vuelto. Así que a pesar de que el aumento de la Generalitat es fenomenal, este museo ingresaba 5 o 6 millones de euros y ahora está ingresando 2», ilustra Serra.

Tampoco ayuda, añade el director del museo, que el ministerio de Cultura siga incumpliendo sus compromisos (el MNAC es un consorcio formado por la Generalitat, el Gobierno y el Ayuntamiento de Barcelona) y, lamenta, lleve años sin aportar lo que fijan los estatutos de la institución. «Según lo que le corresponde, debería aportar un millón más al año», señala Serra. En este sentido, la deuda acumulada del ministerio de Cultura, según datos del museo, ascendería a 8,4 millones de euros.

El resultado directo de todo esto es que el MNAC cuenta este año con 2,1 millones de euros para pergeñar un programa en el que, además de Turner, también destaca una colaboración con el Museo del Prado y el Museo Barberini para reunir por primera vez las pinturas murales de Annibale Carracci para la Capilla Herrera de Roma.

Otra de las exposiciones del año será la que el museo dedicará a Mey Rahola, pionera en la introducción de la modernidad en la fotografía de los años 30 y olvidada durante más de medio siglo. También destacan una retrospectiva dedicada al pintor Feliu Elias y proyectos orquestados alrededor de la colección del museo y donaciones recientes como las del archivo Anglada Camarasa y el legado de Benet Rossell. Además, la exposición de Turner estará acompañada por una selección de naturalezas y paisajes de artistas como Marià Fortuny, Baldomer Galofre o Lluís Rigalt.

Con la vista puesta en una ampliación que podría llegar definitivamente en 2029, coincidiendo con la remodelación de Fira de Barcelona, y que, según Serra, no puede limitarse a una simple acumulación de espacio -«es una oportunidad para repensar todo el modelo», defiende-, el MNAC ha concebido esta nueva temporada en sintonía con un próximo curso, el 2023, en el que tendrá mucho peso «la colección, el románico, el arte de posguerra y la fotografía». Antes de eso, sin embargo, el patronato del museo deberá pronunciarse sobre el futuro de Serra, cuyo mandato finaliza antes de verano, y la gran exposición dedicada a Gaudí pondrá rumbo a París para instalarse en el Museo de Orsay entre el 11 de abril y el 17 de julio.