Una imagen del estreno de la obra en Colonia
Una imagen del estreno de la obra en Colonia - MONIKA RITTERHAUS
Ópera

El Liceu se despide del «Anillo» de Wagner con «El ocaso de los dioses»

La última pieza de la tetralogía wagneriana se estrena el 28 de febrero

BARCELONA Actualizado: Guardar
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La Tetralogía wagneriana de «El anillo del nibelungo» que está revisando el Gran Teatre del Liceu desde 2012 en una producción de Robert Carsen y bajo la batuta de Josep Pons, llega a su fin a partir del próximo 28 de febrero con «Götterdämmerung» («El ocaso de los dioses»), título del que se han programado seis funciones hasta el próximo 19 de marzo, todas dedicadas a la memoria de Oleg Bryjak y Maria Radner, víctimas del accidente de Germanwings de marzo del año pasado. Ambos artistas regresaban a su hogar después de cantar «Siegfried» en el Liceu, la penúltima ópera del ciclo wagneriano.

«El ocaso» contará con destacadas voces wagnerianas, entre las que destacan Iréne Theorin, Lance Ryan y Hans-Peter König, quien en rueda de prensa subrayó el hecho de que el montaje no incida en «lo más duro de la obra; le damos un toque poético, con cierta ligereza, que es lo que hace atractiva esta producción».

El responsable musical del Gran Teatre, Josep Pons, afirmó que dirigir por primera vez la Tetralogía ha significado en lo personal «un largo, inolvidable y apasionante viaje», porque se trata de un ciclo «que es una experiencia estética que va más allá de la música». Y enfatiza que «en el Liceu somos unos afortunados porque escucharemos a los mejores cantantes wagnerianos del momento». «Sabía de los peligros que asumía al dirigir este repertorio porque Wagner es peligroso, te coge y te anula la voluntad, tiene un poder muy especial ya que transformó el curso de la historia de la música. Es como droga en vena».

La aclamada soprano sueca Iréne Theorin, que regresa para meterse en la piel de Brünnhilde, considera que se trata de una obra «muy humana y muy actual, que invita a la reflexión». También opina que Wagner es un compositor «adictivo» y, aunque puede parecer «terrorífico» al comienzo, al final «lo das todo, intentando también protegerte de lo que representas».

La propuesta del director de escena Robert Carsen -que no vendrá a Barcelona a montarla- mira a la política y a la naturaleza, en un ambiente en el que incluso hace acto de presencia la estética nazi. Oliver Klöter, asistente del «regista», afirmó que la producción «muestra lo mal que se utiliza el poder y las consecuencias negativas y desastrosas que este hecho comporta».

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