El Liceo se corona con Radvanovsky y Donizetti

La soprano canadiense asume el reto de interpretar, del tirón, las arias emblemáticas de las tres reinas de las óperas de Donizetti

Sondra Radvanovsky, ayer en el Liceo de Barcelona Efe

Pep Gorgori

La soprano estadounidense Sondra Radvanovsky, una de las favoritas del público del Liceo desde hace ya algunos años, vuelve a Barcelona para presentar uno de sus proyectos más personales. Se trata de un recital semiescenificado, en el que asume el reto de interpretar, del tirón, las arias emblemáticas de las tres reinas de las óperas de Donizetti: Anna Bolena, Maria Stuarda y la Isabel I de 'Roberto Devereux'. La idea surgió en una conversación con el director Riccardo Frizza, otro de los nombres al alza en el panorama liceísta, que también participa en las dos funciones que se podrán ver, este jueves y este sábado, en la capital catalana. A ellos se une el director de escena Rafael Villalobos, que debuta en el Liceo.

Según la soprano, el resultado «no es ni una ópera ni un concierto, sino algo completamente diferente», que pretende emocionar a los espectadores con algunas de las páginas más memorables del repertorio. «Tenemos tres mujeres completamente diferentes, y tres estilos vocales diferentes, y las tres fueron personas reales, por lo que tenemos que respetar la personalidad de cada una», explica la cantante, para añadir que, al mismo tiempo, «Es importante dar algo de mí a estas mujeres» para darles credibilidad y transmitir sus emociones.

La diva no tiene reparos en escoger una favorita entre las tres «la Elisabetta de 'Roberto Devereux'», afirma sin titubear. «Siento que Elisabeth no escogió ser reina, se lo impusieron, y lo tuvo todo menos lo único que quería: amor».

Musicalmente, Frizza destaca que «se puede notar, en estas tres reinas, cómo el compositor madura y reflexionando sobre los personajes puede escribir páginas inolvidables». Para Villalobos, este debut en el Liceo supone un reto: «Cuando un director trabaja al lado de dos artistas tan inconmensurables, tiene que adoptar una posición de humildad y aprendizaje», confiesa. Para superarlo, ha optado por una escenografía sobria, en la que la luz juega un papel importante. Ha querido centrarse «en las mujeres que hay detrás de las reinas: la locura de Anna Bolena, la honorabilidad de Maria Stuarda y la soledad de Elisabetta en su momento final».

Parte de la atención la captarán, previsiblemente, los tres vestidos —uno para cada reina— que Radvanovsky encargó al diseñador Rubin Singer con la exigencia de que fueran dignos de una reina, sin parecer el típico disfraz de ópera.

Al equipo se suman también numerosas voces locales bien conocidas por el público liceísta: la mezzo Gemma Coma-Alabert, el tenor Marc Sala y el barítono Carles Pachón, así como el coro y la orquesta del Gran Teatro del Liceo. Esta será la segunda vez que la propuesta de Radvanovsky se lleve a un escenario. La primera fue en Chicago, y la pandemia obligó a cancelar las funciones previstas en otras ciudades, como Berlín. En Barcelona tuvo que aplazarse. Hasta este jueves.

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